BRICS: hacia la Cumbre de Kazán, perspectivas y procesos
La próxima cumbre de los BRICS a realizarse
en Kazán, Rusia, durante el venidero mes de octubre, ha despertado gran interés
en la opinión pública, sobre todo cuando la misma tendrá lugar solo unos días
antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Hasta hace pocas semanas no había un consenso claro respecto
al camino a seguir en cuanto al crecimiento del grupo. Aún hoy no existen
definiciones en relación a los requisitos que deben tener los países que
aspiran a ingresar, tampoco existe una carta fundacional, un reglamento o
estatuto de funcionamiento. El BRICS no tiene sede ni secretaría general,
tampoco una estructura definida.
Puede haber alguien que opine que eso es positivo. Mi punto
de vista es que no lo es. Hasta ahora, lo único que se sabe es que hacen
cumbres anuales y que no tienen un “consejo de seguridad” con miembros con
derecho a veto.
De igual manera, el hecho que haya representación de África,
Asia Occidental y de América Latina y el Caribe, (excluidos de la membresía
permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU), hace que esta instancia sea
mucho más representativo del mundo del siglo XXI, en relación a octubre de 1945
cuando se creó la ONU con 51 países (solo 4 de África, 8 de Asia y ninguno del
Caribe anglófono). Hoy, estas regiones reúnen -en conjunto- 119 países de los
193 que conforman la ONU y no tienen ninguna representación en la membresía
permanente del Consejo de Seguridad. Ello expone que el BRICS, (donde las
decisiones son tomadas por consenso) es ya una instancia más democrática y
participativa que cualquier otra de sus características que haya existido en el
pasado.
La Cumbre de Kazán tendrá que tomar decisiones de cara al
futuro. No se debería repetir el chasco que significó que Lula, solo por
favorecer a su amigo Alberto Fernández, propusiera e hiciera aprobar el ingreso
de Argentina, sabiendo que podría pasar (lo que lamentablemente ocurrió) que la
llegada al poder de Javier Milei impidiera la concreción de esa superficial y
emocional propuesta.
Aunque la presidencia pro tempore rusa ha dicho que esperaba
que representantes de los países latinoamericanos asistieran a la Cumbre del
Brics en Kazán, hay que decir que una cosa es asistir a la Cumbre y otra,
entrar a la organización. No sabemos si con la frivolidad que lo caracteriza y
continuando con su política de favorecer a Estados Unidos y Europa, Lula –que
no ha reconocido aun al presidente Maduro- vete el ingreso de Venezuela,
poniendo a China, a Rusia y a los miembros restantes en una encrucijada que los
lleve a tener que decidir entre Brasil y Venezuela. Vale decir que hasta el momento,
Brasil es el único país miembro de BRICS que no ha reconocido al presidente
Maduro.
Rusia ha optado por invitar a muchos países a la Cumbre y ha
sido uno de los principales promotores del crecimiento del grupo. No obstante
el propio canciller ruso Serguei Lavrov ha alertado en el sentido de que es
oportuna “una pausa en la ampliación…”. Eso podría significar la ralentización
del proceso, toda vez que existe la necesidad de que el grupo se adapte primero
a la presencia de los nuevos países que ingresaron el pasado1° de enero. En
este contexto, es imprescindible que los nuevos miembros se integren plenamente
antes de pensar en mayor cantidad de afiliaciones. Si el consenso entre cinco
era difícil, mucho más lo es entre 10 y sin duda, se complicaría aún más si
existiera una membresía más amplia.
Así, la pausa sería importante para fijar los mecanismos de
funcionamiento ante el riesgo de que una participación numerosa paralice el
accionar del grupo si se considera que hasta 40 países han solicitado su adhesión.
Por eso, la invitación a estar presente en la Cumbre debería entenderse como un
proceso de acercamiento y evaluación que genere las condiciones y mecanismos de
incremento de la membresía. Pareciera que hoy, para el BRICS, es más importante
organizarse y solidificarse, que crecer.
Uno de los aspectos urgentes a definir es el carácter del
grupo. Hasta ahora ha sido un foro de debate en torno a las principales
inquietudes de la comunidad internacional, sobre todo en lo relacionado a lo
antes mencionado: la representatividad y la democracia en los organismos
internacionales. No obstante, se pretende que también se transforme en un
mecanismo que facilite las relaciones económicas, el comercio, el desarrollo
científico y tecnológico en primera instancia entre los países miembros, pero
también pensando en todo el sur global.
Se trata de formar “nuevos centros para la toma de
decisiones políticas de importancia global en los países del sur y el este” y
en general en aquellos que forman la mayoría del planeta como lo informó el
canciller Lavrov en la inauguración del Consejo Ministerial del Brics Plus
realizado durante el mes de julio de este año.
Lavrov aseguró que los Estados que desean ingresar al BRICS
apuntan hacia “una forma de vida más justa basada en la igualdad soberana de
los países y la diversidad de civilizaciones”. No obstante, alertó en torno a
que la transición hacia el nuevo orden mundial deberá recorrer una era
histórica que “será espinosa” si se considera que Estados Unidos y Occidente,
persisten en sus intenciones de mantener su hegemonía, evitando que los
procesos de construcción de un sistema multipolar, puedan concretarse en el
menor tiempo posible.
Por el contrario, el BRICS, al igual que la mayoría de la
humanidad se propone avanzar hacia “un orden mundial más equitativo, basado en
la igualdad soberana de los Estados y teniendo en cuenta el equilibrio de
fuerzas e intereses” por lo que se plantea servir como plataforma para el
intercambio de opiniones sobre temas actuales de la agenda mundial.
Una mirada similar ha sido expuesta por Vyacheslav Volodin,
presidente de la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) de Rusia quien
afirmó que en el contexto actual en el que Estados Unidos y Europa hacen
denodados esfuerzos para destruir las relaciones económicas internacionales,
aprobando sanciones y desatando conflictos de todo tipo, el mundo avanza en
sentido contrario. En primer lugar según Volodin, se han generado nuevos puntos
de crecimiento en el mundo. Así mismo, opina que “muchos Estados eligieron el
camino de la protección de la soberanía, el diálogo igualitario y la
cooperación mutuamente beneficiosa”.
El alto parlamentario ruso ha explicado que en este marco,
en los 15 años de existencia de BRICS, el grupo se ha convertido en uno de los
mayores centros económicos del planeta al tiempo que sus miembros han mejorado
sus posiciones a pesar de los desafíos y las sanciones. Según datos del Banco
Mundial, Rusia se ha transformado en la cuarta economía del mundo en cuanto al
PIB por paridad de poder adquisitivo (PPA) siendo además la primera de Europa.
Así mismo, China es la primera de la clasificación, India, la tercera y Brasil
ha ascendido a la séptima posición. Igualmente, entre los 25 primeros figuran
varios nuevos miembros BRICS como Egipto (17), Arabia Saudí (18) e Irán (22).
Por el contrario, en esta estadística, Estados Unidos
ha caído al segundo puesto, Alemania salió del grupo de las cinco mayores
economías del mundo mientras que Francia y Gran Bretaña están a punto de
abandonar el grupo de las diez más importantes. En general, BRICS representa
hoy el 36,8% del PIB por PPA superando al Grupo de los Siete (G-7), las mayores
economías capitalistas del planeta que solo aportan el 29%.
Por otro lado, la filosofía imperante en el Grupo BRICS, no
apunta a establecer un nuevo mecanismo hegemónico en el planeta. Al contrario,
parte de las dificultades para su avance, emanan de la clara intencionalidad de
producir diálogos abiertos en los que jamás se intente imponer ningún criterio
a los otros. Pero ello necesita de altos niveles de organicidad que permitan acoger
esos diálogos sin producir conflictos o quiebres.
Se trata, como dijo el canciller Lavrov de considerar al
BRICS “como un baluarte, un prototipo del mundo multipolar». O, -dicho en
palabras del presidente Putin- se debe entender que los BRICS es “un elemento
clave del emergente orden mundial multipolar”, incluso en la perspectiva de
crear su propio parlamento que funcione bajo principios de “apertura,
imparcialidad y equidad”. En este camino, los parlamentos de los países del
grupo BRICS deberían mejorar la eficacia del sistema de relaciones
internacionales, garantizar su democratización y enfrentar las cuestiones que
atentan contra la fragmentación del sistema comercial multilateral y las
consecuencias de las crisis mundiales.
De esta manera, se va configurando el nuevo orden
internacional. No hay dudas que la Cumbre de Kazán marcará un punto de
inflexión en un proceso que debe seguir los ritmos y los plazos que las propias
circunstancias vayan imponiendo. Acelerar etapas artificialmente o presionar hacia
el cumplimiento de metas y objetivos imposibles o poco realizables en el
proceso de ampliación y fortalecimiento del grupo BRICS, podría devenir en un
problema, más que en una solución.
Lo subrayado es
nuestro.
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