Teofilo Acuña y Jorge Tafur dirigentes agromineros fueron asesinados por los paramilitares: ¿y la burocracia del consejo de los derechos Humanos de naciones Unidas?
| Por: Gearóid Ó Loingsigh |
El martes 22 de febrero, sicarios del Estado asesinaron a dos dirigentes populares, Teo Acuña y Jorge Tafur. No conocía a Jorge, pero su camino es parecido al camino que tomó Teo, uno de lucha popular y abnegada dedicación a la causa de las comunidades del Sur de Bolívar y el Sur del Cesar.
Así cuando conocía Teo tenía una fuerza. Podía cargar mucho peso en sus
caminatas por las montañas combinado con la velocidad de un correcaminos. De
hecho, cuando me acompañó en mi entrada al Sur de Bolívar para hacer el trabajo
de campo para el libro La Estrategia Integral del Paramilitarismo,
caí en cuenta que varias personas en la región hablaban de él como el
correcaminos. Él hacía las rutas en la mitad del tiempo de los demás, y sin
embargo, cuando caminaba con otros siempre iba al paso del más lento y me contó
entre risas que una vez alguien que no quiso mostrar ese respeto los adelantó y
se perdió. Pues él era solidario hasta a la hora de caminar.
Teo nunca rindió y por su dedicación no sólo le tocó esquivar a las
balas sino a los Fiscales quienes intentaron meterlo preso más de una
vez. No pudieron matarlo en ese entonces, aunque no fue por una falta de
ganas, sino por las medidas que Teo mismo y las comunidades tomaron. Esas
medidas no eran una garantía de nada, como hoy sabemos y muchos otros cayeron
bajo las balas del Estado y las multinacionales a lo largo de los años.
Teo vio como una y otra vez asesinaron a sus compañeros de lucha, tenía plena
conciencia de los riesgos que corría, pero nunca dudó en seguir su camino.
El mejor homenaje que podemos hacer a Teo y también a Jorge es la
victoria; la victoria de las comunidades sobre las multinacionales, sobre los
planes de desarrollo del Estado que pretenden expulsarlos por las buenas o las
malas y sobre los gobiernos extranjeros que envían muestras de
solidaridad a las comunidades a la vez que envían sus multinacionales,
sus asesores de desarrollo y sus negociadores de tratados comerciales que
pretenden empobrecer al país.
También la verdad será otro gran homenaje. No debamos aceptar que
en unos años algún general vaya a la JEP u otra instancia para lamentar el
asesinato de Teo y “confesar su error”. Lo de Teo y Jorge no fue ningún
error, ningún desliz, a Teo y demás compañeros agro-mineros del Sur de Bolívar
los persiguieron durante décadas, los asesinaban, los encarcelaban. No fue
ningún error ni hecho lamentable fue una estrategia de larga duración del
Estado y las multinacionales y deben pagar todos: los funcionarios, los
presidentes del país, las juntas directivas de las empresas, los que redactaron
las leyes que facilitaron esa arremetida durante todo ese tiempo. Y la
permanencia en el territorio de esas comunidades es la victoria que merece Teo.
Fue un honor conocerlo, caminar con él y su asesinato me produce un tremendo dolor. Colombia perdió un gran luchador, que nunca pudieron doblegar, nunca pudieron vencer, así lo mataron. ¡Hasta siempre compañero!
Teofilo Acuña y Jorge Tafur eran dirigentes agrarios de congreso de los pueblos.
Teofilo
Acuña y Jorge Tafur eran dirigentes agrarios de congreso de los
pueblos, de la ANP, del CNA y de la Cumbre Agraria Campesina Étnica y Popular.
Jorge
Tafur hizo parte de la escuela de cuadros de la Anuc línea Sincelejo, que desapareció
a comienzos de los años 1980 pero algunos de sus dirigentes solo dejaron de
luchar cuando las balas cegaron sus vidas, como es el caso de Jorge Tafur,
Eduardo Alarcón y tantos otros y otras que viven en las luchas populares.
Las
luchas agrarias que tuvieron auge en los años 1920 y continúa ahora en lo que
hoy es Bogotá y Cundinamarca, de manera prioritaria en la región del Sumapaz.
El
régimen arrecia su estrategia de considerar al pueblo como su enemigo interno.
Coincide
la escalada de la agresión, pues la guerra, incluso en la electoral el miedo es
un factor de agresión combinada con los asesinatos y las masacres y eso en
parte ha hecho desarticular procesos de unidad.
Resalto
que la respuesta debe ser con organizaciones con el análisis concreto de la
situación concreta sin la metodología de considerar aspectos inamovibles, pues
el análisis debe adelantarse sobre todo, pues lo que hay que transformar es
todo lo existente, incluso la estrategia de que el enemigo interno es el pueblo
explotado.
Un maestro
del proletariado que oriento una revolución triunfante en la conquista del
poder por años decía: «Toda situación negativa es susceptible de transformarse
en situación positiva»
Esa
frase tiene un argumento triunfante de una situación demasiado negativa que fue
erradicada sin discusión.
Considerar
que los procesos en las sociedades podemos abordarlos sin análisis y sin
estudios para prevenir desastres, como la pérdida de Teofilo y Jorge, que
expresaban el sentir del movimiento campesino, étnico y popular, nos llevan a
tener que considerar que frente a la violencia del régimen debemos responder
con organizaciones fuertes, conscientes y que mantengan actividades continuadas
y sin pausa.
Eso nos
debe motivar en el abordaje de la discusión sobre la necesidad de ajustar los
estilos de trabajo y los estilos de dirección que poca prioridad le dan a
procesos organizativos, a estudios de cada uno de las situaciones concretas en
los territorios y a cada uno de los sectores organizados sindicales, sociales o
políticos de parte de quienes dirigen espacios de coordinación y de
interlocución política organizativa.
La
discusión debe adelantarse en un punto central: por qué el estudio del caso del
POT en Bogotá de parte de la coordinación ha despertado interés, y se le ha
dedicado tiempo, sin embargo a temas como de la minería, los DDHH, la salud, la
región metropolitana Bogotá y Cundinamarca, lo agrario, lo ambiental las
personas integrantes de las directivas de coordinaciones distritales nunca han
abordado el estudio de estos temas de una manera colectiva y menos han hecho
exposiciones por escrito.
Una
inquietud que debe ser abordada, pues las coordinaciones deben ser espacios de
análisis concretos de la situación concreta y de ahí sacar propuestas de
cambio, pero sin estudios propios tendría que dedicarse a contemplar estudios
de sectores de clase opresora.
El asesinato de dirigentes sociales, sindicales y políticos es un tema que se debe estudiar, salvo alguna opinión en contra, para buscar salidas, pues la denuncia debe acompañarse de argumentos para lograr una mayor receptividad en los ámbitos de corte internacional, pues los nacionales apenas firman los recibidos.
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