Comandante MARULANDA VELEZ, Manuel ¡ Presente hoy y siempre¡, especialmente en los marginados, explotados, sin voz ni justicia por el perverso sistema capitalista salvaje.
MARÍN MARÍN, Pedro Antonio (Nombres de
guerra: Manuel Marulanda Vélez y Tirofijo) (Génova, Quindío, Colombia 05/1930, otras versiones: 12/05/1928, –
Meta, Colombia 26/03/2008).
Por OSCAR MAURICIO APONTE MORENO
MARULANDA VELEZ, Manuel – | Diccionario
Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas (cedinci.org)
Manuel Marulanda jamás dejó de ser el
campesino Pedro Antonio Marín, el campesino que en sus largas marchas como
guerrillero durante más de 50 años le exigía a sus hombres cargar un pesado
molino para triturar maíz, ya que no permitía que él ni sus hombres comieran
arepas de harinas elaboradas, el mismo que solía tener animales de huerta en
sus campamentos y que prohibía la tala de bosques y la caza de animales de
monte a menos que la supervivencia del guerrillero dependiera de ello.
Marulanda, en cierto modo, representaba la marginalidad de los campesinos de su
época, era la impronta viva de un asunto campesino que aún está por resolver en
Colombia.
El apodo de “Tirofijo” se lo ganó en
sus primeros tiempos en las guerrillas, en honor a su buena puntería con las
armas. El de “Manuel Marulanda Vélez” lo acogió en una escuela política del
Partido Comunista, recordando a Manuel Marulanda, dirigente sindical y fundador
de dicho partido que murió tras ser torturado por el Servicio de Inteligencia
Colombiano (SIC) por oponerse al envío de tropas colombianas a la Guerra de
Corea.
Nació en Génova, departamento de
Quindío, se cree que en el mes de mayo de 1930. Según versión contada años
después por su padre, su fecha de nacimiento fue el 12 de mayo de 1928. En esa
época, Génova era una pequeña población ubicada entre montañas en plena zona
cafetera, fundada por la aglomeración de campesinos que se encontraban para la
cosecha del café. La finca en la que pasó su infancia, un terreno de no más de
veinte hectáreas, estaba ubicada en la vereda El Rosario, en el departamento de
Valle del Cauca. Cerca de allí, en un lugar conocido como Alto del Rosario,
hizo dos años de primaria. Posteriormente cursó tercero, cuarto y quinto en
Ceilán, en el mismo departamento. Sus compañeros de estudio y familiares lo
recuerdan como un alumno aplicado e inteligente. Según testimonios del mismo
Marulanda, en esa época un estudiante que terminaba la primaria tenía los
conocimientos de uno que el día de hoy termina el bachillerato.
Su padre Pedro Antonio Marín Quinceno y
su madre Rosa Delia Marín Gallego, ambos campesinos. Fue el mayor de seis
hermanos: Pedro Antonio, Rosa, Helena, Jesús Antonio, Obdulia y Rosa María. Su
familia era de ascendencia liberal; su abuelo, Ángel Marín, participó en la Guerra
de los Mil Días por el bando liberal, en posición de “corneta”, siendo el
encargado de anunciar el inicio de los enfrentamientos. Durante su infancia, le
contaba tremendas historias sobre dicha confrontación, conocida por su fiereza
y brutalidad. Así mismo, le contaría como desertó de las filas liberales y
fundó una aserrería en compañía de desertores del bando conservador. Estas
historias impactarían al joven campesino, que soñaba con enrolarse en la vida
militar. Fue también de amplia influencia su tío Ángel Marín, quien para la
época era un reconocido dirigente liberal en la zona y lo encantaba con sus
discursos políticos y proselitismo electoral, mostrando singular capacidad para
la persuasión a favor de los candidatos de su partido a las corporaciones
públicas. Era, además, un furibundo gaitanista que reclamaba las principales
reivindicaciones sociales del pueblo colombiano como una realidad bajo un
gobierno liberal, y mucho más bajo la avizorada presidencia de Gaitán, a quien
consideraba uno del pueblo, uno de ellos.
Sin embargo, este joven campesino no se
interesaría aún por la política. Desde que tenía 12 años de edad ambicionaba
tener su propia finca y animales, herencia cultural de una generación campesina
que hizo su vida abriendo monte. Abandonó la casa familiar a los 16 y estuvo en
diferentes municipios del departamento del Valle del Cauca como La Tulia,
Moralia y Betania, desempeñándose en todo tipo de oficios: fue expendedor de
carne, panadero y hasta vendedor de dulces. No era una época fácil para el
campo en Colombia. La “Violencia” azotaba con fiereza al país, y los campesinos
liberales eran blanco predilecto, particularmente desde 1946 cuando los
conservadores regresaron al poder.
Siendo ya un próspero comerciante,
reconocido por las gentes del pueblo de Ceilán, logró construir su propio
almacén. Empero, hasta estas lejanas tierras llegó el aterrador grito de ¡Asesinarón
a Gaitán! el 9 de abril de 1948. Los conservadores fueron declarados culpables
y se ordenó su inmediata aprehensión comandada por los líderes liberales de la
región, entre ellos su tío Ángel. Los liberales en armas tomaron absoluto
control del pueblo y esperaron orientaciones de la Dirección Nacional Liberal,
que nunca llegaron. Con esto, se daría por terminada la relativa paz que se
vivía en la región entre liberales y conservadores.
Poco después, llegó el ejército en
búsqueda de los liberales insurreccionados, y particularmente en búsqueda de su
tío que era acusado de instigador y dirigente de la revuelta. Marulanda, atemorizado
por la violencia que vivió el 9 de abril, más interesado en sus negocios que en
la política, decidió moverse por la región en búsqueda de una nueva población
en la cual establecer su almacén. Sin abandonar aún de forma definitiva Ceilán,
llegó a una pequeña población aledaña conocida como El Dovio y decidió que
hacia allí se movería definitivamente. Estando en Ceilán, en medio de los
preparativos de su traslado a El Dovio, se enteró que la población había sido
tomada y saqueada por bandas armadas de conservadores. Nunca volvió.
En 1949, tuvo que presenciar un nuevo
asalto armado a Ceilán: las bandas armadas conservadoras habían resuelto
tomarse la población y acabar con un pueblo de tradición liberal. Sólo quedó en
pie la estatua de bronce del ex presidente liberal Enrique Olaya Herrera, el
resto del pueblo fue quemado y arrasado. Tuvieron que llevar una volqueta hasta
Ceilán para sacar los cadáveres, que sumaban más de 200, y arrojarlos al río
Tuluá.
La violencia se expandía sin cesar y
las bandas armadas conservadoras, en connivencia con el ejército, se tomaban a
sangre y fuego la región. Ante dicha situación, los campesinos liberales
emprendieron la conformación de organismos armados para la defensa de sus
vidas: se trataba de fortalezas de hombres poco armados que habían llegado a la
conclusión de que era su vida o la de sus agresores. Marulanda, por su parte,
decidió dejar Ceilán y refugiarse montaña adentro cerca de una finca de su
abuelo. Los conservadores se habían tomado Caldas y Antioquia y avanzaban por
la cordillera en dirección al Valle. No había sitio seguro. Durante varios
meses se mantuvo en una pequeña choza montaña adentro, escondiéndose de la
violencia conservadora y buscando soluciones a esta difícil situación.
Entonces, le llegó una noticia de Génova, su pueblo natal: sus primos habían
decido levantarse en armas contra los conservadores. Corría el año de 1949 y
Marulanda, a sus 19 años, decide que el único camino posible para él y para los
suyos es el de las armas.
Llegó a Génova, sorprendido por el
desolador paisaje de guerra y muerte. Reunió a sus primos y buscó sitio seguro
para iniciar los entrenamientos. Tan pronto como corrió la voz de la
conformación de un grupo armado para enfrentar a los conservadores, más jóvenes
liberales se incorporan y un grupo de veteranos combatientes liberales de la
Guerra de los Mil Días emprendió la instrucción militar. Eran 25 hombres, 14 de
la familia Marín. Iniciaron con el ajusticiamiento de “pájaros”, nombre con el
que se conocía en la región a los grupos armados de conservadores, evitando
afectar a los conservadores que sabían pacíficos. La venganza por las muertes
liberales era el sentimiento que motivaba a la naciente autodefensa. Sólo hasta
el 7 de agosto de 1950, el grupo de Marulanda recibe una orientación de la
Dirección Liberal: impedir la posesión de Laureano Gómez como Presidente.
Deciden tomarse Génova, reuniendo para ello a cerca de 80 hombres, armados con
machetes, escopetas y unos pocos con fusiles. Tras 7 de horas de asalto, y luego
de la llegada de refuerzos del ejército desde Manizales, la toma fracasó y
debieron retirarse de la región.
Durante la misma época, el grupo
familiar de los Loaiza, sus familiares lejanos, emprendía la construcción de
autodefensas similares en el sur del departamento del Tolima. Es por ello, que
Marulanda y sus compañeros de armas decidieron tomar camino hacia el lugar,
teniendo por primera vez en la cabeza ya no el regreso a su lugar de origen
sino la conformación de una guerrilla, de tomar la guerra por oficio. Cuando
finalmente llegaron, sólo Marulanda y uno de sus primos persistieron en la
idea, el resto de jóvenes organizaron sus vidas por el camino. El sur del
Tolima, particularmente los municipios de Chaparral, Planadas y el
corregimiento de Gaitania, eran en aquel entonces un epicentro de autodefensas
liberales. A la región llegaban miles de campesinos desplazados por la
violencia conservadora, que buscaban protección armada; no se trataba ya sólo
de muchachos armados sino de familias enteras que sobrevivían en la selva bajo
la protección de las autodefensas. Su vida seguía atada a la tierra, por lo que
luego de salir en misión militar, volvían a cultivar la tierra y cuidar de sus
familias. Su objetivo era la defensa de la población ante la violencia de la
época.
Es allí donde Marulanda tuvo
contacto por primera vez con los comunistas. A la zona llegó un grupo de
familias campesinas dirigidas por Isauro Yosa, prominente dirigente del Partido
Comunista para la época. Junto con las autodefensas liberales, fundaron un
Estado Mayor Conjunto con sede en “El Davis”, un pequeño caserío fundado por
los Loaiza en la región. Para el momento, Marulanda tenía ya bajo su mando un
grupo de poco más de 150 hombres en armas. Sin embargo, esta unidad entre
liberales y comunistas fue breve. La disciplina militar y la colectivización de
los botines de guerra, prácticas comunes en las filas comunistas, fueron las
primeras grietas. La idea de los comunistas de unir al pueblo conservador y
liberal contra la dictadura fue recibida aún peor: para los liberales no había
posibilidad alguna de unidad con un conservador. La ruptura definitiva se daría
luego de que los Loaiza no participaran en la Primera Conferencia Nacional del
Movimiento Popular de Liberación Nacional, realizada el 15 agosto de 1952 en
Viotá, Cundinamarca, con la participación de las guerrillas del Llano, de
Santander, de Antioquia y de Sumapaz. El programa aprobado allí ―construcción
de un gobierno popular que restableciera las libertades democráticas, decretara
una reforma agraria, devolviera la tierra de las comunidades indígenas,
nacionalizará las minas, separara la Iglesia del Estado, entre otros― iba más
allá de derrotar al gobierno conservador para instaurar uno liberal, lo cual
era inaceptable para los Loaiza.
Entonces, orientados por la Dirección
Nacional Liberal, emprendieron también la guerra contra los comunistas.
Marulanda no compartió la decisión al considerar que los campesinos serían los
únicos afectados por la desunión, y decidieron organizar su propio grupo al
margen de los liberales junto con Jacobo Prías Alape “Charro Negro”.
Luego de algunas escaramuzas con las
guerrillas comunistas, “Charro Negro” gestionó una reunión con los comandantes
comunistas y decidieron unírseles, bajo la dirección de un Estado Mayor
Conjunto en el que estaban Marulanda y “Charro Negro”. Corría el año 1953 y las
propuestas de paz del gobierno militar de Rojas Pinilla lograron la
desmovilización de una parte importante de las guerrillas campesinas; en los
Llanos Orientales, el legendario Guadalupe Salcedo se entregó junto con otros
3500 hombres y las guerrillas liberales en su mayoría acogieron el llamado de
la amnistía. Para Marulanda, esa fue una derrota política más no militar, ya
que sin los liberales, los comunistas no estaban en una situación favorable
para continuar con la lucha guerrillera. Sin embargo, fue un periodo de paz
relativa: se estaban preparando para la guerra. En 1954 el gobierno militar de
Rojas Pinilla declaró ilegal el Partido Comunista y arremetió con dureza contra
las regiones campesinas de influencia comunista en Villarrica, departamento del
Tolima, en donde se encontraba Marulanda.
Tras los ataques, se trasladó, junto
con “Charro Negro”, a una zona conocida como El Támaro, en el municipio de Planadas,
departamento del Tolima, donde se instalaron. Era una finca de un señor de
apellido Bonilla que la abandonó a comienzos de los años 50 a razón de la
violencia que azotaba la zona. Pagaron por ella $50.000 y se asentaron para
volver a trabajar la tierra. Luego se conocería como Marquetalia, como la
bautizó “Charro Negro” por el municipio de nombre homónimo ubicado en el
departamento de Caldas.
El 10 de mayo de 1957 cayó el gobierno
militar de Rojas Pinilla y en 1958 se instaló el Frente Nacional con la
presidencia del liberal Alberto Lleras Camargo. En septiembre de dicho año, los
campesinos de Marquetalia accedieron a reunirse con emisarios del gobierno,
quienes pusieron como condición que ellos no negociaran con comunistas.
Marulanda, “Charro Negro” y los demás jefes del movimiento campesino de la
región eran ya miembros activos del Partido Comunista. Finalmente, llegaron a
un acuerdo con el gobierno en el que las guerrillas se convirtieron en
autodefensas y Marquetalia pasó a ser una zona pacífica de trabajadores
rurales. Durante este periodo de relativa paz tras los acuerdos, Marulanda se
convirtió en el representante público del movimiento agrario de la región y en
el interlocutor antes las autoridades gubernamentales. El 11 de enero de 1960,
tras participar en el Congreso Nacional de Partido Comunista en Bogotá y ser
designado para participar ese mismo año en un curso político en la URSS, es
asesinado “Charro Negro” en Gaitania, departamento del Tolima, por guerrilleros
liberales conocidos como “los limpios” que hacían la guerra contra los
comunistas. “Charro Negro” era al momento el jefe del movimiento agrario de la
región e íntimo amigo de Marulanda, quien fungía como jefe militar. Su
asesinato, en medio de la reactivación de la guerra, sería la chispa que
encendería nuevamente la resistencia armada.
Riochiquito, el Pato, Guayabero y
Marquetalia fueron denominadas “Repúblicas Independientes” en las que el Estado
debía recuperar su autoridad. Era la época en que el triunfo de la Revolución
Cubana impactaba por América Latina y el gobierno de EE.UU impulsaba el Plan
LASO (Por sus siglas en inglés «Latin American Security Operation»), inspirado
en la doctrina de la seguridad nacional. El Partido Comunista, ante la
información de que el 14 de mayo de 1964 el ejército emprendería un ataque
armado de gran escala contra Marquetalia, envió a dos destacados dirigentes a
apoyar la resistencia campesina: Luis Morantes “Jacobo Arenas”, reconocido
líder sindical, y Hernando González Acosta, líder de la Juventud Comunista. Un
grupo de catedráticos y sacerdotes planteó la conformación de una comisión que
se dirigiera a la zona y estableciera diálogo con los campesinos de Marquetalia
para evitar el ataque. El arzobispo de Bogotá, Luis Concha Córdoba, negó el
permiso solicitado por los sacerdotes Germán Guzmán, Camilo Torres Restrepo y Gustavo Pérez, para formar parte
de la comisión, por lo que los miembros restantes, Gerardo Molina, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, desistieron del viaje. Los
intelectuales franceses Jean-Paul Sartre, Jacques Duclos y Simone de Beauvoir,
enviaron una carta al Presidente solicitando que no se atacara a los campesinos
de Marquetalia. El 27 de mayo comenzaron los ataques.
Tras duros combates, en junio el
ejército recuperó el pequeño territorio que constituía Marquetalia y lo
renombraron como “Villa Susana”, en homenaje póstumo a la primera dama de la
nación. Izaron la bandera de Colombia y declararon por terminado el símbolo de
la “subversión comunista”. El 20 de julio, los campesinos que fueron expulsados
a bala de Marquetalia, hicieron público el Programa Agrario de los Guerrilleros
en el que comunicaron públicamente su decisión de fundar una guerrilla que
luchara por el poder político desde las armas. Para Marulanda ya no se trataba
de defender la población que quería quedarse trabajando la tierra, sino de
pasar a una fase ofensiva de la lucha armada: la conformación de guerrillas
móviles. Luego de escapar de Marquetalia, tomaron rumbo hacia Riochiquito donde
se disponían a participar de la Primera Conferencia del Bloque Sur, como fueron
bautizadas las guerrillas en formación en septiembre de 1964. Riochiquito era
una extensa zona del departamento del Cauca, con más de 5.000 habitantes entre
indígenas y campesinos, dirigida por el líder del Partido Comunista Ciro
Trujillo. Tras la llegada de Marulanda y la toma del municipio de Inzá por
parte de la naciente guerrilla, el ejército ataca Riochiquito.
En esta situación, los guerrilleros
sabían que no había lugar seguro para ellos. Luego de que el ejército se tomara
Riochiquito, se dirigieron hacia la región del Duda en el Sumapaz, donde, en el
año 1966, fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con
participación de delegados del Pato, Marquetalia, Guayabero y Riochiquito. Las
“Repúblicas Independientes” habían formado un ejército. Se conformaron cinco
grupos al mando de Joselo Lozada, Ciro Trujillo, Carmelo López y el último a
cargo de Jacobo Arenas y Manuel Marulanda, quien, desde ese momento, se
convertiría en el gran estratega militar de la naciente guerrilla. Su gran
ambición era la formación de un ejército guerrillero que se tomara el poder por
la vía de las armas. Marulanda fue nombrado Comandante en Jefe, dignidad que
conservaría hasta el día de su muerte. Su vida, y su historia, se fundirían con
la de este ejército naciente, en cuya construcción se le pasaron los años.
En 1968 sesionó la Tercera Conferencia
Guerrillera en el Guayabero para evaluar el avance en la transformación
planteada por Marulanda como el paso de la autodefensa a la guerrilla ofensiva.
El objetivo era expandir la guerrilla por Tolima, Huila, Cauca y Magdalena
Medio. La Cuarta Conferencia sesionó en el Pato en 1970 y la Quinta en el
departamento del Meta en 1974. Al momento, las FARC contaban con tres frentes
guerrilleros consolidados y tenían la posibilidad de organizar otros en
Antioquia, Valle del Cauca y Cauca. La Sexta Conferencia Guerrillera, realizada
en 1978, y la Séptima en mayo de 1982, se convirtieron en un hito clave en el
crecimiento militar de las FARC, que adhirieron a su nombre las siglas EP,
Ejército del Pueblo, con la idea de constituirse en un ejército que controlara
posiciones y se estableciera en el territorio. Para el año 1982, las FARC-EP
contaban con una fuerza de 17 frentes en todo el país. El 30 de enero de 1983,
entablaron contacto con los emisarios del gobierno de Belisario Betancourt, lo
que llevaría el 28 de mayo de 1984 a la firma de los acuerdos de la Uribe, en
municipio del mismo nombre en el departamento del Meta, donde estaba instalado
el Secretariado de las FARC-EP. Se acuerda un Cese al Fuego, sin entrega de
hombres ni de armas, y el gobierno se compromete a impulsar una serie de
reformas políticas, económicas y sociales que aclimataran la salida política
del conflicto armado. Para Marulanda, la guerra emprendida por las FARC-EP era
una guerra para construir la paz, a la cual se podía llegar por dos caminos: el
triunfo militar de la insurgencia armada o producto de una negociación
política.
En 1985, las FARC-EP, junto con
organizaciones sociales, sindicales y partidos políticos, lanzaron una
plataforma política, la Unión Patriótica (UP), en la que algunos guerrilleros
empezaron a participar en política sin armas. En las elecciones de 1986 la UP
obtuvo 14 escaños en el Congreso de la República, 18 diputados para 11
Asambleas Departamentales y 335 concejales para 187 Consejos. Jaime Pardo Leal, candidato presidencial de la UP,
obtuvo 350.000 votos. Sin embargo, la persecución de la que fue objeto este
movimiento político desde el momento de su fundación, que cobró la vida de más
de 4.000 de sus dirigentes y militantes, conllevó al fracaso del proceso de
paz. El último senador de la UP, Manuel Cepeda Vargas, cayó asesinado en Bogotá el 9 de
agosto de 1994.LEl 3 de junio de 1991, la Coordinadora Guerrillera Libertador Simón
Bolívar Palacios y Blanco, de la que hacían parte las FARC-EP, inició
negociaciones en la ciudad de Caracas, Venezuela, con el gobierno de César
Gaviria. No obstante, las negociaciones no avanzaron producto de la estrecha
voluntad de negociación del gobierno nacional frente a las temáticas
económicas, políticas y humanitarias en discusión. Finalmente, tras la muerte
en cautiverio del ex Ministro Argelino Durán Quintero, quien había sido
secuestrado por el Ejército Popular de Liberación (EPL) meses atrás, el 4 de
mayo de 1992, se rompieron definitivamente las negociaciones. En 1998, recién
posesionado como presidente, Andrés Pastrana se reuniría con Marulanda para
definir las condiciones de una zona de despeje para emprender un nuevo proceso
de paz con las FARC-EP. El 7 de enero de 1999, en San Vicente del Caguán, se
dio inicio al proceso de paz con un acto público al que Marulanda se abstuvo de
participar. Posteriormente, Marulanda confesaría que no se presentó porque
tenía conocimiento de un plan para asesinarlo. Para él, el gobierno de Pastrana
se alistaba para la incursión de las Fuerzas Militares Estadounidenses en el
conflicto, y la zona de despeje representaba una posibilidad para la guerrilla
de prepararse militarmente para ello. El 20 de febrero de 2002, el Presidente
Pastrana ordenó la finalización de la zona de despeje y de los diálogos de paz.
Manuel Marulanda murió físicamente el
26 de marzo de 2008 en el departamento del Meta producto de un ataque cardiaco.
Logró lo que pocos guerreros logran: duró más de medio siglo en la selva sin
perecer en batalla. Falleció sin haber visto cumplido el proyecto al que le
entregó su vida, un ejército insurgente que llegara al poder, dejando así
trazada una guerra inconclusa, evidencia de una extensa problemática nacional
pendiente por solucionar.
Lo subrayado e interpolado es nuestro
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