jueves, 10 de abril de 2025

¿Será la ONU un posible objetivo de un Estados Unidos vuelto loco

¿Será la ONU un posible objetivo de un Estados Unidos vuelto loco?

Por Thalif Deen* –Escritor y analista internacional/Diario RED, Inter Press Service (IPS), xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

NACIONES UNIDAS – El segundo gobierno del convicto presidente Donald Trump, encabezada por el asesor principal Elon Musk, ha protagonizado en sus dos primeros meses un alboroto salvaje: despidos masivos de empleados públicos, la destrucción de agencias federales, el desmantelamiento del Departamento de Educación y la Usaid, el desafío a un juez federal y amenazas a universidades con recortes drásticos en subvenciones y contratos.

Son decisiones que en su mayoría diseñó y aplicó el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge, en inglés), en manos de Musk.

Y seguramente haya mucho más por venir.

Los recortes quedaron especialmente simbolizados con una imagen de Musk empuñando una pesada motosierra con la que pretendía acabar con el «gasto innecesario». La motosierra fue un regalo del presidente argentino, el ultraderechista Javier Milei, que tiene esa herramienta como símbolo de su propio mandato.

Pero los despidos y las posteriores revocaciones de parte de ellos han provocado el caos en la capital del país.

Y la indignación política se está convirtiendo rápidamente en la norma.

Musk, el multimillonario de la tecnología, que actúa como un primer ministro virtual para el presidente Trump, ha pedido a Estados Unidos que abandone la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) y las Naciones Unidas.

«Estoy de acuerdo», escribió en respuesta a una publicación de un comentarista político de derecha, diciendo que «es hora» de que Estados Unidos abandone la Otan y la ONU.

La amenaza contra la ONU se ha reforzado tras la iniciativa de varios legisladores republicanos, el partido de Trump, que han presentado un proyecto de ley sobre la salida de Estados Unidos de la ONU, alegando que la organización no se alinea con la agenda de «Estados Unidos primero» de la administración en el poder desde el 20 de enero.

¿Qué es lo siguiente?

¿La derogación del Acuerdo de Sede de 1947 entre Estados Unidos y la ONU estará entre los próximos pasos?

Ese acuerdo de hace 78 años ayudó a establecer el organismo mundial en lo que entonces era un antiguo y decrépito matadero de Turtle Bay, en la ribera del río Este, en Nueva York.

El Acuerdo es un tratado internacional y, según el derecho internacional, los tratados son generalmente vinculantes para las partes que los firman. Sin embargo, Estados Unidos tiene su propio proceso constitucional para retirarse de los tratados.

En un artículo publicado en The Wall Street Journal el 14 de marzo, titulado «La ONU está estafando a Estados Unidos en Nueva York», Eugene Kontorovich, investigador principal de la derechista Fundación Heritage y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad George Mason, señala que los tiempos han cambiado drásticamente desde que Estados Unidos suscribió ese tratado.

Recuerda que cuando el país se ofreció a acoger la recién creada ONU, se acaba de terminar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y existía una ola de optimismo sobre la capacidad de la organización para prevenir futuras guerras.

John D. Rockefeller Jr. donó el terreno y la sede recibió un préstamo interestatal gratuito de Washington que hoy en día valdría miles de millones.

Las Naciones Unidas no serán trasladadas a menos que el distrito de la sede deje de utilizarse para ese fin, dice el acuerdo. Algunos funcionarios de la ONU han interpretado que esto significa que la ONU no puede ser desalojada.

«Pero el acuerdo es un tratado, y la norma por defecto del derecho internacional es que los tratados, a menos que digan lo contrario, duran tanto como las partes lo deseen», argumenta Kontorovich.

A su entender, «si Estados Unidos cancela el tratado, todo el acuerdo desaparece, nada en el texto del tratado prohíbe la retirada».

De hecho, plantea, «si se hubiera pretendido un acuerdo irrevocable, el Congreso (de Estados Unidos), que es necesario para aprobar los tratados, no habría permitido que el acuerdo se aprobara sin hacerlo explícito».

Aunque el tratado se refiere a la sede «permanente» de la ONU, esto simplemente significa «duradera», dice el ideólogo ultraconservador. Muchos tratados internacionales utilizan «permanente» de esta manera, para significar duradero, no eterno. Pone como ejemplo que La Corte Internacional de Justicia Permanente duró de 1922 a 1946.

«Trump debería reabrir el acuerdo de 1947 sobre la ubicación de su sede. Fue un terrible negocio inmobiliario», considera Kontorovich.

Stephen Zunes, profesor de Política y Estudios Internacionales en la estadounidense Universidad de San Francisco, dijo a IPS que la extrema derecha lleva mucho tiempo defendiendo la idea de trasladar la sede de las Naciones Unidas fuera de Estados Unidos, y que en general se considera una idea marginal que no debe tomarse en serio.

Sin embargo, como ya ha demostrado la administración Trump, incluso las propuestas ideológicas más extremas pueden acabar aplicándose como política, advirtió.

«Estados Unidos no siempre ha cumplido con sus obligaciones en virtud del tratado», detalló.

Zunes puso como ejemplo lo sucedido en 1988, cuando la administración de Ronald Reagan se negó a permitir que el presidente de la Organización de Liberación de Palestina, Yaser Arafat, se dirigiera al organismo mundial.

Ese veto, recordó, «provocó que toda la Asamblea General se trasladara a Ginebra para escuchar su discurso». En la ciudad suiza tienen su sede varios organismos de la ONU, entre ellos todos los vinculados a los derechos humanos.

Para el especialista en asuntos internacionales,  trasladar la sede de las Naciones Unidas fuera de Estados Unidos «simbolizaría el fin del liderazgo mundial que hemos tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los aliados victoriosos establecieron el organismo mundial».

Junto con la decisión de la administración Trump de disolver la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), el Programa Fulbright y otros símbolos del liderazgo estadounidense a nivel internacional, acabaría con cualquier apariencia de que Estados Unidos siga siendo una fuerza preeminente en la cooperación internacional.

Pero Zunes reflexionó que ya antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, tras gobernar el país entre 2017 y 2021, Estados Unidos se ha convertido cada vez más en un caso atípico en lo que respecta a la comunidad internacional, en lugar de un líder o socio.

«Esto es cierto incluso bajo administraciones demócratas, como indican las posiciones rebeldes de Joe Biden con respecto a la guerra de Israel en Gaza, el Estado palestino, la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional y otras instituciones de la ONU», dijo.

Tener la sede de la ONU en un lugar más neutral puede acabar siendo lo mejor, consideró Zunes, quien ha escrito extensamente sobre la política de las Naciones Unidas.

Desde el 20 de enero, Estados Unidos se ha retirado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU  y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, ha advertido de que otras dos organizaciones de la ONU «merecen un nuevo escrutinio»: la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (Unrwa).

Es una advertencia que se considera una amenaza velada de retirada de Estados Unidos  de las dos agencias de la ONU.

Además, Estados Unidos ha recortado 377 millones de dólares en fondos para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), un organismo de la ONU que atiende la salud reproductiva y sexual.

Entre tanto, hay indicadores de que los organismos de la ONU están trasladando algunas de sus funciones fuera de Estados Unidos.

El propio secretario general de la ONU, António Guterres, dijo a los periodistas en una sesión informativa en febrero, que «hemos estado invirtiendo en Nairobi, creando las condiciones para que Nairobi reciba servicios que ahora se encuentran en lugares más caros».

La capital de Kenia es ya sede permanente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), por lo que el organismo mundial tiene una infraestructura básica allí.

«La Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) pronto transferirá algunas de sus funciones a Nairobi. Y el Unfpa se trasladará esencialmente a Nairobi. Y puedo daros muchos otros ejemplos de cosas que se están haciendo y que corresponden a la idea de que debemos ser eficaces y rentables», dijo Guterres.

Preguntado sobre la posible retirada de Estados Unidos del organismo mundial, Martin S. Edwards, decano asociado de Asuntos Académicos y Estudiantiles de la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la estadounidense Universidad de Seton Hall, dijo a IPS que no estaría claro cuál sería la intención al respecto de Washington.

De hecho, lo que es seguro, señaló, es que sería un error de proporciones gigantescas.

A su juicio, la administración Trump, únicamente para ganarse el favor de una pequeña fracción de su base más ailacionista, estaría entregando una enorme victoria diplomática a China, que no dudaría en aprovechar la oportunidad de albergar la sede de  la ONU.

«Incluso esta Casa Blanca tiene que ver eso, así que no veo que esto promueva los intereses de Estados Unidos de ninguna manera. Al contrario, si la Casa Blanca no considerara importante la ONU, no habrían designado a Elise Stefanik como su embajadora ante la ONU», planteó.

En un artículo publicado en Washington Examiner en enero, se recordaba que Stefanik había sido hasta su nuevo encargo la cuarta republicana en rango en la Cámara de Representantes, lo que significaba que Trump había seleccionado para la ONU a una figura de alto nivel.

Además, la nueva embajadora ante la ONU ya se había comprometido a utilizar sus habilidades como legisladora para investigar el financiamiento al organismo mundial y recortar su presupuesto de ser necesario.

«Como integrante del Congreso, también entiendo profundamente que debemos ser buenos administradores del dinero de los contribuyentes estadounidenses», dijo entonces  Stefanik.

Para la nueva embajadora, «Estados Unidos es,  con diferencia, el mayor contribuyente de la ONU. Nuestros impuestos no deberían ser cómplices en el apoyo a entidades que van en contra de los intereses estadounidenses, son antisemitas o se dedican al fraude, la corrupción o el terrorismo».

En la actualidad, como su mayor contribuyente individual, Estados Unidos aporta 22 % del presupuesto ordinario de las Naciones Unidas y 27 % del presupuesto de mantenimiento de la paz.

Pero Washington adeuda al día de hoy 1500 millones de dólares al presupuesto ordinario de la ONU, lo que contribuye particularmente a la crisis de liquidez del organismo mundial.

De hecho, entre el presupuesto ordinario, el presupuesto de mantenimiento de la paz y los tribunales internacionales, la cantidad total de la deuda de Estados Unidos con el organismo mundial asciende a 2800 millones de dólares.

*Ex jefe de la oficina de IPS en las Naciones Unidas y director regional de América del Norte, ha estado cubriendo la ONU desde finales de los años 1970. Autor del libro «No Comment – and Don’t Quote Me on That», es redactor jefe de IDN, con sede en Berlín, ex funcionario de la ONU y antiguo miembro de la delegación de Sri Lanka en las sesiones de la Asamblea General de la ONU. Becario Fulbright con un máster en Periodismo por la Universidad de Columbia, Nueva York, compartió la medalla de oro en dos ocasiones (2012-2013) a la excelencia en reportajes sobre la ONU concedida por la Asociación de Corresponsales de la ONU (UNCA).

Lo subrayado interpolado es nuestro.

En manos de un desquiciado bucanero

En manos de un desquiciado bucanero


Juan Pablo Cárdenas S. /Escritor, periodista y analista internacional/Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:


Todos los días Donald Trump despierta con alguna nueva idea para escandalizar a la humanidad. Con sus advertencias deja de manifiesto que no está en sus cabales y que para los estadounidenses y el mundo se constituye actualmente en su mayor peligro y hasta de todo nuestro sistema planetario incluso, si llegara a materializarse su promesa de plantar su estrellada bandera en el planeta Marte, antes de que concluya su gobierno.

El carácter imperial de Estados Unidos queda evidente con su intención de anexarse Groenlandia, apropiarse del Canal De Panamá y cambiarle de nombre al Golfo de México, entre otros múltiples despropósitos. Su delirio se explica en la pérdida de gravitación mundial de su país, al ser sobrepasado por China en todos los aspectos, observar el poder que recupera Rusia y comprobar que los aliados que le van quedando son sujetos tan perversos como Benjamín Netanyahu y ese puñado de gobernantes adictos y criminales en Asia y África.

Además de autoritario, Trump es un racista y homofóbico que reniega de la enorme contribución que les han hecho los emigrantes al desarrollo y riqueza de la que todavía puede jactarse la potencia imperial. Su principal asesor es un multimillonario inescrupuloso, que repartió millones de dólares para sumarle votos y que ahora está instalado en la Casa Blanca por encima de todos los ministros y funcionarios públicos de Estados Unidos. Por supuesto como retribución por el cohecho que practicó en beneficio de un candidato imputado por sus severos crímenes, abusador sexual, evasor de impuestos y sedicioso.

La población estadounidense es lenta de reacción. Así lo demostró durante la guerra de Vietnam y la invasión de Irak y los horrores que su país promovió en apoyo a las dictaduras latinoamericanas, tal como ahora frente al horrendo genocidio israelí en la Franja de Gaza. Donde las mujeres y niños asesinados suman por miles, además de toda la destrucción material.

Como las cárceles de su país están abarrotadas de presos negros y pobres, ha decidido recuperar su campo de prisión, tortura y exterminio de Guantánamo, en tierra cubana ocupada. Al mismo tiempo que le confía a Nayib Bukele, en el Salvador, convertirse en su carcelero y esbirro.

Promueve, también, una guerra comercial que va a ocasionar inflación y enorme cesantía pero que va a tener la suerte de enseñarle a los pueblos que el neoliberalismo, la libertad económica y la competencia son solo hipócritas quimeras que le han acarreado a Estados Unidos y al mundo más pobreza, desigualdad y aumento del crimen organizado. Que la solución no es otra que la colaboración entre las naciones hermanas, el comercio justo y el respeto por el medio ambiente. Dado que el consumismo de las grandes potencias amenaza a la vida y la subsistencia de todos los seres vivientes.

Como si los estragos causados por las guerras no bastaran, Trump promete incrementar su potencial bélico, obligando a su servil Europa a caer en lo mismo. Y, por supuesto, las naciones pobres se obligarán también a distraer sus limitados recursos en alimentar el negocio mundial de la compraventa de armas, sin el cual la economía estadounidense podría verse terriblemente afectada. Solo le queda a Trump alimentar nuevos conflictos entre las naciones y justificar la ocupación de países donde abundan el petróleo y, ahora, los metales raros.

Desde todos los puntos de la Tierra cunde la alarma sobre por propósitos de este demente instalado en la Casa Blanca. No es posible esperar por cuatro años para que alguien lo reemplace, ni menos cuando ya ha expresado su intención de prolongarse en el poder, al igual que otros presidentes y dictadores del mundo y de nuestra propia América Latina.

El mundo ha avanzado en suprimir la pena de muerte como imperativo moral y práctico, pero no se puede dejar de pensar en la legitimidad que algunos teólogos, incluso, le confirieron al magnicidio para escapar de la amenaza que representan ciertos gobernantes, donde los tribunales no existen o están sometidos y corruptos. Lo que parece ocurrir en Estados Unidos con su abyecta Corte Suprema.

Los más optimistas nos advierten que el verdadero poder en este país no radica en sus gobernantes, sino en los que están detrás de ellos, en los que manejan los grandes intereses económicos. Quizás desde allí le llegó la bala que apenas le rosara la oreja…

Cosa de recordar los asesinatos de Lincoln y Kennedy para abrigar, en este caso, un desenlace que salve al mundo y evite el mal mayor.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

CHINA HOY Y EL COMPAÑERO PRESIDENTE SALVADOR ALLENDE GOSSENS




CHINA HOY Y EL COMPAÑERO PRESIDENTE SALVADOR ALLENDE  GOSSENS:

Por Ciro Mora R./ Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

¿Recuerdas que el Presidente ALLENDE durante el Gobierno Popular promovía tres áreas de la economía: privada, mixta y social? En China, en su modelo de “Socialismo a la China” como lo auto califican, ocurre lo mismo.

Pero los medios no dicen nada o dicen muy poco de lo siguiente: China es una economía vibrante donde el capital jamás estará por encima del pueblo. No es el mercado quien dicta el rumbo del país, sino la planificación estatal. Los empresarios no gobiernan. No hay espacio para las oligarquías empresariales, financieras, bancarias agiotistas, agrícolas monopolistas, que en los países capitalistas deterministas globalizadas saquean la riquezas naturales de propiedad del Pueblo, y las arcas fiscales.

El socialismo chino no significa ausencia de mercado, significa que el mercado opera al servicio del bienestar de la sociedad y no al bolsillo de unos pocos.

El estado no solo regula el lucro de las empresas del “área privada”, sino también la relación de dichas empresas con los trabajadores asegurando, de este modo, salarios de alto estándar.

Lo anterior ha favorecido de manera significativa el desarrollo de la clase trabajadora. En China no existe pobreza. No existen personas sin hogar porque el Estado los proporciona o los subsidia, según el caso. En China no existe cesantía. Existe el derecho pleno a la educación, a la salud, a la previsión para los adultos mayores y el derecho a la vivienda. Todo lo anterior ha redundado en que la delincuencia es prácticamente cero.

Este “milagro” de desarrollo, exorbitante, incomprensible para muchos, constituye un grave peligro o “amenaza” para el capitalismo determinista globalizado hegemónico, mucho más grave que el socialismo determinista burocrático impuesto por Stalin el siglo pasado en la URSS y que terminó en un fracaso.

El despliegue de desarrollo, que hoy sorprende al mundo, se expresa en todos los planos: infraestructura, ciudades y pueblos, recursos viales, energía, desarrollo espacial, industria, investigación científica, tecnología, medicina, educación, turismo, impresionante conquista de los desiertos, etc, etc, etc.

A pesar de este fenómeno de desarrollo social, China y sus habitantes mantienen una respetuosa valoración de sus tradiciones históricas y una rigurosa preservación de su milenario patrimonio cultural.

Un último comentario: todo lo anterior es más meritorio aún si recordamos que China era un país atrasadísimo hace 80 años atrás, con millones y millones de habitantes en la extrema pobreza, de producción esencialmente feudal y asolado por guerras imperiales externas. Y hay que agregar que China no ha invadido ningún país, ni ha colonizado nada, ni ha robado recursos naturales ni bienes de otros países, como lo han hecho históricamente y hasta el día de hoy, tanto Estados Unidos como la Unión Europa.

Nos guste o no, el presidente Salvador Allende Gossens soñaba en Chile con el “socialismo de empanada y vino tinto”. China construye hoy, con éxito insospechado, su “socialismo a la China”.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

Colaborador – Mario Aguirre Montaldo.

jueves, 3 de abril de 2025

África como pieza clave en el tablero de la guerra comercial entre EE.UU. y China

 

África como pieza clave en el tablero de la guerra comercial entre EE.UU. y China

Por Guillermo Akapo Bisoko*/escritor, periodista y analista internacional – Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

África siempre ha sido el terreno geoeconómico de mayor interés por parte de estados extranjeros su explotación y saqueo de ss riquezas naturales.

En los últimos años, China ha emergido como un actor clave en África, su influencia ha desplazado paulatinamente a países como Estados Unidos y Francia en la región. Su apuesta en el desarrollo económico y la inversión a largo plazo ha propiciado que muchos líderes africanos vean en China un socio estratégico clave, lo que ha llevado a fortalecer sus lazos políticos y económicos en el continente.

Es probable que la solidez de la relación de China y el continente africano se remonte al 25 de octubre de 1971, tras la votación de la admisión de la República Popular China en las Naciones Unidas. De los 76 votos a favor, 27 provinieron de países miembros africanos.

Lo cierto es que África siempre ha sido el terreno geoeconómico de mayor interés por parte de estados extranjeros para sus fines geoestratégicos desde la época del colonialismo europeo, seguido por la contienda de las entonces deterministas superpotencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética y llegados a la actualidad con los diferentes países occidentales que pujan por el extractivismo de los recursos en el continente.

Lo que está claro es que, en la guerra comercial y la carrera emprendida por Estados Unidos, Rusia y Europa por el dominio de la influencia en el continente, China lleva una clara ventaja respecto a las otras potencias. China ha demostrado un interés estratégico en África, no solo por sus recursos naturales, sino también por su posición geopolítica y su potencial como mercado emergente. Esta relación ha llevado a un aumento en el comercio bilateral y la cooperación en áreas como la tecnología y la educación, entre otras.

Y no es para menos, hablamos del tercer continente más extenso del planeta, tras Asia y América, abundantes tierras en recursos naturales, más de 1.300 millones de habitantes que, según datos, se espera que se duplique la población en los próximos años, y el escenario político, económico y social del continente ha generado algunos cambios en las relaciones internacionales desde el año 2020, en las que se produjeron los continuos levantamientos populares en la región de Mali, Burkina Faso y Níger, y el creciente sentimiento antioccidental/colonial entre los jóvenes.

La relación entre África y China en los Foros de Cooperación

«En esta época de cosecha, me complace reunirme con tantos viejos y nuevos amigos en Pekín para debatir los grandes planes de amistad y cooperación entre China y África en la nueva era» señalaba Xi Jinping el 5 de septiembre de 2024, en a la ceremonia inaugural de la Cumbre de Beijing del Foro de Cooperación China-África (FOCAC).

Desde la creación del FOCAC en 2000 y del Fondo de Desarrollo China-África en 2006, las relaciones económicas de China con África se han profundizado significativamente en las últimas dos décadas. China ha invertido enormes cantidades de dinero en infraestructura, recursos naturales y comercio en el continente africano. Esta relación ha sido beneficiosa para ambas partes, ya que China obtiene acceso a recursos clave como petróleo y minerales, mientras que África recibe inversión y desarrollo económico.

En la primera ceremonia del FOCAC de 2000, según fuentes consultadas, China y África acordaron establecer mecanismos conjuntos de seguimiento para realizar evaluaciones regulares sobre la implementación de las acciones de seguimiento.

En el marco del FOCAC se han establecido diversos foros; entre ellos se incluye el Foro de los Pueblos China-África, el Foro de Jóvenes Líderes China-África, el Foro Ministerial sobre Cooperación en Salud China-África, el Foro sobre Cooperación en Medios de Comunicación China-África, la Conferencia China-África sobre Reducción de la Pobreza y Desarrollo, el Foro Jurídico del FOCAC, el Foro sobre Cooperación de Gobiernos Locales China-África y el Foro de Centros de Investigación China-África.

El compromiso de China con los avances tecnológicos y digitales en el marco del FOCAC representa una importante oportunidad para el desarrollo de África. Esta alianza busca reducir la brecha digital mediante el fortalecimiento de la infraestructura y las capacidades tecnológicas de África.

Desde su inicio, el Foro de Cooperación China-África ha desembolsado decenas de miles de millones de dólares en ayuda, inversión y préstamos a los Estados africanos. 

La inversión china en infraestructura y tecnología ha sido clave para el crecimiento económico de África, pero también ha planteado preocupaciones sobre la deuda y la dependencia. Los líderes africanos deben ser proactivos en la gestión de estas asociaciones para garantizar que los beneficios económicos se traduzcan en un desarrollo sostenible y no comprometan la soberanía de sus naciones.

La nueva estrategia del convicto presidente Trump: Reducir la presencia china en África

El regreso del convicto  Donald Trump a la Casa Blanca y su agenda proteccionista sobre el comercio con las incrementaciones arancelarias han puesto todo patas arriba, generando incertidumbres en la economía global. Trump no ha querido dejar pasar la oportunidad y ha puesto especial atención al gigante chino, imponiendo aranceles del 10% a todas las importaciones de China a EE.UU. con el pretexto del problema del fentanilo.

Ante ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China señalaba que “la postura de China es firme y coherente. Las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores. Las subidas arancelarias unilaterales de Estados Unidos violan gravemente las normas de la OMC. Esta medida no puede resolver los problemas internos de Estados Unidos y, lo que es más importante, no beneficia a ninguna de las partes, y mucho menos al mundo”.

“China es uno de los países más duros del mundo en materia de antinarcóticos, tanto en términos de políticas como de su implementación. El fentanilo es un problema para Estados Unidos”, continúa el comunicado.

China señaló que aplicaría aranceles del 15% al carbón y gas natural licuado, y un 10% a productos agrícolas estadounidenses como el trigo, soja, maíz, entre otros, como respuesta a la guerra comercial de la administración Trump. No es la primera vez que existen estas tensiones entre ambas potencias económicas, en el año 2018, primer mandato de Trump, Estados Unidos y China se vieron envueltas en una guerra arancelaria.

A pesar de los aranceles impuestos por la Administración Trump, China presentó el pasado mes de febrero un paquete de políticas de 11 medidas para fortalecer el desarrollo y la cooperación económica y comercial entre China y África, con iniciativas dirigidas a la integración de la cadena de suministro, la logística y el apoyo financiero.

Lo cierto es que Estados Unidos ha visto reducida su influencia en los últimos años en favor de Rusia y China. Y los recientes recortes en ayudas denotan el poco interés del nuevo inquilino de la Casa Blanca hacia África, aunque muchos analistas señalan que Estados Unidos estaría cometiendo un grave error al dejar que Rusia y China sigan expandiendo sus influencias en el continente.

Por otro lado, sería un grave error considerar el continente africano como un mero peón en esta guerra comercial entre China y Estados Unidos. El continente tiene mucho que ofrecer y puede desempeñar un papel fundamental en el escenario global. Pero también es fundamental que los países africanos mantengan su soberanía y tomen decisiones que beneficien a su población en lugar de servir a los intereses de potencias extranjeras.

China acusa a Estados Unidos de usar falsos pretextos para aplicar sanciones contra Cuba

La cancillería de China criticó las recientes medidas de Washington contra Cuba y sus misiones médicas, calificándolas de coercitivas y hegemónicas.

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, ofreció una conferencia de prensa en la que expresó su rechazo a las sanciones aplicadas por Estados Unidos contra las misiones médicas de Cuba. Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores República Popular China.


Este miércoles 19 de marzo, en conferencia de prensa, la portavoz de la cancillería china, Mao Ning, ratificó el apoyo de su país al gobierno y Pueblo de Cuba y rechazó la ampliación de restricciones de visas a funcionarios cubanos y de terceros países relacionados con los servicios médicos en el exterior.

«Las acusaciones de «trabajos forzados» no es más que un pretexto utilizado por Estados Unidos para reprimir a Cuba y ejercer sus herramientas hegemónicas», aseguró Mao Ning tras destacar que esta acusación del régimen estadounidense para hacer valer su decisión, carece de fundamento.

La diplomática china recordó además que, durante más de 60 años, los servicios médicos cubanos han sido bien recibidos por gobiernos y poblaciones de la región. Asimismo recordó que particularmente durante la pandemia de la Covid-19, Cuba envió a más de 600.000 profesionales médicos a más de 60 países para ayudar en la atención de la enfermedad, esto a pesar de las dificultades propias que se vivían en el país, haciendo referencia a los datos proporcionados por el director de la Unidad Central de Cooperación Médica de Cuba, Dr. Michael Cabrera Laza.

En este contexto, la funcionaria china consideró que las acciones emprendidas por Estados Unidos, «no son más que una extensión y una intensificación de su bloqueo y sanciones contra Cuba, que llevan más de 60 años». En tal sentido, instó a las autoridades gubernamentales de ese país norteamericano a detener inmediatamente las medidas coercitivas contra La Habana, eliminar a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo y tomar decisiones que favorezcan la mejora de las relaciones bilaterales.

Asimismo, hizo un llamado a Washington para que contribuya de manera constructiva al desarrollo de los países caribeños.

La reciente medida recibió el rechazo de los líderes de la Comunidad del Caribe, por considerarla un ataque a las misiones médicas de la nación antillana, cuya labor en el mundo ha sido reconocida además por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, especialmente por su alto impacto social en naciones con servicios médicos limitados.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció el martes 11 de marzo, un endurecimiento adicional de las sanciones contra Cuba y Venezuela mediante la ampliación de la política ya existente de restricciones de visado relacionada con las misiones médicas cubanas en el extranjero.

El esfuerzo por socavar las brigadas médicas cubanas ha sido una prioridad para Rubio desde sus días como senador de Florida. En 2020, el Secretario de Estado, quien para entonces era presidente de la Subcomisión de Relaciones Exteriores del Senado para el Hemisferio Occidental, presentó junto al exsenador y delincuente convicto, Bob Menéndez, una legislación destinada a socavar el programa.

China condena aranceles del convicto presidente Trump y defiende la soberanía de Venezuela

Guo Jiakun enfatizó la firme oposición de China a estas acciones, instando a Washington a retirar todas las sanciones unilaterales contra Venezuela y a contribuir al desarrollo pacífico y estable de la nación bolivariana.

El impacto de estas nuevas sanciones podría agravar aún más las tensiones entre Estados Unidos, China y Venezuela, en un contexto marcado por conflictos diplomáticos y económicos que continúan escalando. Foto: EFE

El Gobierno chino reiteró su rechazo a las medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien propuso imponer un arancel del 25% a los países que compren petróleo y gas de Venezuela.

Según el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, estas sanciones representan un abuso de «jurisdicción extraterritorial» y una interferencia grosera en los asuntos internos de otros países.

Guo enfatizó la firme oposición de China a estas acciones, instando a Washington a retirar todas las sanciones unilaterales contra Venezuela y a contribuir al desarrollo pacífico y estable de la nación bolivariana. Además, subrayó que las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores, advirtiendo que estas medidas solo incrementarán las pérdidas para las empresas y consumidores estadounidenses.

Por su parte, el gobierno venezolano calificó la medida de Trump como «arbitraria, ilegal y desesperada», afirmando que lejos de debilitar su determinación, confirma el fracaso de las sanciones impuestas contra el país. En un comunicado oficial, Caracas denunció que esta nueva acción viola flagrantemente las normas del comercio internacional, reforzando su postura de resistencia frente a las presiones externas.

China, uno de los principales socios comerciales de Venezuela, importó 1.4 millones de toneladas métricas de petróleo venezolano en 2024, posicionándose como el duodécimo mayor exportador de crudo al gigante asiático.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

Netanyahu antepone su supervivencia política ante las millones de vidas en Gaza: ¡Detener ya el genocidio el Pueblo Palestino! Se es cómplice por acción u omisión...

 



Netanyahu antepone su supervivencia política ante las millones de vidas en Gaza: ¡Detener ya el genocidio el Pueblo Palestino! Se es cómplice por acción u omisión...

Por Lic. Valeria M. Rivera Rosas*/escritor, periodista y analista internacionalDiario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

La reanudación de los bombardeos masivos sobre la Franja, tras meses de obstrucción a las negociaciones, evidencia que la tregua nunca fue realmente una opción para el primer ministro israelí.

El conflicto en Gaza ha vuelto a escalar de manera dramática, y detrás de la nueva oleada de bombardeos lanzados por Israel no solo hay razones militares, sino una estrategia política bien calculada. El genocida Benjamín Netanyahu, acorralado por sus propios aliados y en una posición de extrema fragilidad, ha decidido dinamitar cualquier posibilidad de tregua con Hamás para garantizar su permanencia en el poder. La reanudación de la ofensiva, que ha dejado cientos de muertos en pocas horas, responde más a su necesidad de estabilidad dentro de la coalición gubernamental que a una verdadera estrategia de seguridad.

A lo largo de su carrera, El genocida Netanyahu ha demostrado ser un maestro en el arte de la supervivencia política. Su capacidad para sortear crisis y mantenerse en el poder, incluso en los momentos más adversos, es una de sus principales características. Ahora, en un escenario de extrema tensión, el primer ministro israelí ha vuelto a recurrir a su estrategia más eficaz: mantener la guerra viva para evitar que su régimen se desmorone.

Desde hace meses, El genocida Netanyahu ha maniobrado para obstaculizar cualquier avance en las negociaciones de paz con Hamás. Aunque en enero Israel firmó un acuerdo de alto el fuego, su cumplimiento ha sido deliberadamente entorpecido. La retirada de tropas de la frontera con Egipto nunca se concretó, la entrada de ayuda humanitaria ha sido restringida y las negociaciones para la segunda fase del pacto han sido sistemáticamente bloqueadas. Todo esto ha generado una situación en la que el conflicto no solo no cesa, sino que se intensifica con cada nueva violación del acuerdo.

El objetivo de El genocida Netanyahu no es, como afirma su régimen, la «destrucción total» de Hamás, sino la preservación de su propia posición dentro de la coalición. Los partidos de ultraderecha que sostienen su mandato, como Sionismo Religioso y Poder Judío, han condicionado su apoyo a la continuidad de la ofensiva militar. Líderes como Bezalel Smotrich han dejado claro que su permanencia en el ejecutivo depende de que la guerra no se detenga, y El genocida Netanyahu, consciente de su frágil mayoría parlamentaria, ha decidido ceder a sus exigencias.

Una guerra sin fin: la táctica de prolongar el conflicto

La clave de la actual escalada militar radica en la forma en que El genocida Netanyahu ha gestionado la tregua desde el principio. Si bien el alto el fuego debía abrir la puerta a una negociación más amplia que incluyera la liberación de rehenes y un acuerdo definitivo con Hamás, la estrategia del régimen israelí ha sido la contraria: impedir cualquier avance y justificar la reanudación de los bombardeos argumentando que las conversaciones están en un «punto muerto».

En este contexto, la reciente ofensiva no ha sido una sorpresa. Desde el inicio del alto el fuego, Israel ha seguido ejecutando ataques puntuales, aumentando la presión sobre Hamás y reduciendo cada vez más el margen de maniobra de la organización palestina. Al mismo tiempo, la Casa Blanca ha respaldado de manera implícita esta estrategia, culpando a Hamás de la falta de avances en las negociaciones y permitiendo que El genocida Netanyahu mantenga su línea de acción sin grandes consecuencias diplomáticas.

Sin embargo, esta política tiene un precio. Mientras El genocida Netanyahu asegura su supervivencia política, el conflicto se prolonga sin una salida clara. La guerra se ha convertido en un recurso para mantenerse en el poder, pero a costa de un coste humano y humanitario cada vez mayor.

El factor interno: política de guerra y crisis institucional

Más allá del conflicto en sí, la situación dentro de Israel también juega un papel crucial en esta estrategia. El genocida Netanyahu no solo enfrenta presiones de sus socios ultraderechistas, sino que también debe lidiar con una crisis interna marcada por divisiones dentro del propio Likud y crecientes protestas ciudadanas.

El reciente despido del jefe del Shin Bet, Ronen Bar, ha generado un malestar significativo dentro de los servicios de inteligencia israelíes, lo que podría traducirse en inestabilidad dentro del régimen. Además, la necesidad de aprobar los Presupuestos antes de fin de mes obliga a El genocida Netanyahu a garantizar el apoyo de todos los sectores de su coalición, lo que explica su decisión de reactivar la guerra en un momento tan crítico.

El fenómeno político conocido como rally ‘round the flag, por el cual la población tiende a unirse en torno al líder en tiempos de guerra, es un factor que El genocida Netanyahu conoce bien y que ha utilizado en varias ocasiones. En un contexto donde su popularidad ha sido cuestionada, la escalada del conflicto le permite reforzar su liderazgo y desviar la atención de las crisis internas que amenazan con debilitar su posición.

Lo que está ocurriendo en Gaza no es solo una cuestión de seguridad o estrategia militar; es, sobre todo, una jugada política que beneficia a El genocida Netanyahu y a su régimen. La guerra se ha convertido en una herramienta para afianzar el poder, incluso a costa de la estabilidad regional y del sufrimiento de miles de personas.

Mientras la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos, el primer ministro israelí sigue adelante con su plan: un conflicto prolongado que le permita mantenerse en el poder sin afrontar las consecuencias de una posible tregua. La pregunta no es cuándo terminará esta guerra, sino cuánto tiempo más podrá El genocida Netanyahu utilizarla en su favor. 

*Valeria M. Rivera Rosas escribe en MUNDIARIO, donde es la coordinadora general. Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, se graduó en la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín de Venezuela.

Trump, la Unión Europea y el futuro de Ucrania y Gaza

Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican) 

En poco tiempo, el convicto presidente Trump ha destruido decisivamente la noción cultivada durante mucho tiempo por los medios occidentales, de que Estados Unidos es un policía global benigno que impone un “orden basado en reglas”.

Hoy Washington es la cabeza de un imperio mafioso, que suma 800 bases militares en todo el mundo.  Desde el fin de la llamada Guerra Fría, agresivamente busca la «dominación global/hegemónica de un amplio espectro», como la califica el Pentágono.

Una nueva guardia de cleptócratas quiere conseguir acuerdos rápidos sobre Gaza y Ucrania no porque desee la paz sino porque ha encontrado una mejor manera de enriquecerse aún más. Cualquier persona que intente encontrar sentido a la política de la nueva Administración estadounidense con respecto a Gaza debe estar con una tremenda jaqueca, señala el analista Jonathan Cooke.

De esa prepotencia imperial bien puede hablar Volodomir Zelenski, el aún presidente ucraniano, quien recibió un par de botas de hormigón de diseño Trump, frente a toda la prensa occidental, en el Despacho Oval. Fue un espectáculo televisivo excepcional, se jactó Trump.

Pero esta agresión imperial no es obra del actual mandatario, sino que parece ser heredada. El gobierno de Bill Clinton consideró que «valía la pena», como dijo su secretaria de Estado, Madeleine Albright, asesinar a medio millón de niños iraquíes mediante la imposición de sanciones draconianas en los 1990.

En 2003, bajo el mandato de George W. Bush, Estados Unidos desarrolló una guerra “ilegal”, excusándose en mentiras y argumentos falsos bien difundidos por la prensa hegemónica, que asesino 500 mil iraquíes, y dejó a cuatro millones de personas sin hogar, con la ayuda de los mercenarios de Blackwater.

Hay quienes ocupan su tiempo en hablar de la eventual humillación de Zelenski, olvidando, por supuesto, los miles de ucranianos y rusos muertos o heridos en una guerra promovida por la Casa Blanca con sus socios de la OTAN.

Paradójicamente, los críticos en Washington, respaldados por los medios de hegemónicos comunicación y las élites europeas, desestiman las acciones de Trump en Ucrania al considerarlas el apaciguamiento de un imperialismo ruso supuestamente resurgente, en lugar de pacificación.

Pero siguen desconcertados por las reuniones de la administración Trump con los palestinos de Hamás, lo que rompe con décadas del llamado Consenso de Washington, que dictamina quiénes son los buenos y quiénes son los malos, quiénes los guardianes del orden y quiénes los terroristas.

Y, entonces, la alternativa para los europeos occidentales es clara:  Trump es un rompedor de moldes que rehace un orden mundial disfuncional, o es un fascista en ciernes, que acelerará el colapso del orden mundial establecido. Quizá sea ambas cosas.

Tanto en Ucrania como en Gaza parece decidido a terminar con el statu quo fallido. Poner fin a la guerra y a la destrucción de Ucrania, obligándola a rendirse no sin antes asegurarse los negocios futuros y/o terminar con Gaza, un verdadero campo de concentración palestino, vaciando a sus habitantes por la fuerza.

Una de las dudas es si Israel entendió la estrategia trumpiana. El ministro de defensa israelí Israel Katz amenazó con la anexión de la Franja de Gaza y ordenó al ejército apoderarse de más territorios, pero se abstuvo de indicar cuáles, además de evacuar a la población gazatí.

Mientras, la cumbre de los 27 países europeos, celebrada 24 horas después de que Ursula von der Leyen presentara su plan de 800 mil millones de euros para el rearme no avanza. España, Francia e Italia (países del sur con sensibilidad diferente a los vecinos de Rusia) pusieron en cuarentena el Plan Kallas que busca una ayuda masiva a Ucrania.

La quiebra del vínculo transatlántico en combinación con la asertividad rusa daban el marco perfecto para articular un relato sin fisuras: “Europa se encuentra bajo una amenaza terrible y ya no tenemos quién nos defienda”.

En el menú de la reunión había temas muy espinosos como la defensa del continente, el apoyo a Ucrania, el drama migratorio, la cumbre del euro, el desafío de la competitividad o la guerra de Gaza, pero se esperaba que tomara la temperatura de las posiciones nacionales cuando se están estableciendo los pilares de la arquitectura de la UE de la Seguridad y la Defensa.

Dicen que en Europa no se gasta lo suficiente en Defensa, aunque es sabido que el conjunto de los presupuestos europeos superaba casi en cuatro veces en 2022 al ruso. Es simple: no existe una fuerza militar de la UE, sino la suma de sus partes, algo que es altamente ineficiente… y oneroso.

Durante la cita, los países del Este han aprovechado la ocasión para intentar dar impulso a la entrada de Ucrania a la OTAN, pero la amenaza inminente sobre un ataque del presidente ruso Vladimir Putin en territorio OTAN que perciben en el este no llega al sur.

La sensación que se impone en Bruselas es que las negociaciones reales todavía no han comenzado y, por tanto, los europeos tienen tiempo para hacerse con un sillón en la mesa de negociación. Pero hasta hoy la UE no tiene ese espacio, ni siquiera con un representante que daría voz al bloque.

Antes, la élite de Washington perpetuaba guerras eternas contra demonios inventados que justificaban el desvío de la riqueza nacional a las arcas de las industrias bélicas de las que dependía la riqueza de esa élite. Hoy los pretextos para esas guerras parecen obsoletos y desestabilizadores en un mundo de recursos cada vez más escasos.

El convicto presidente Trump cabalga sobre el desencanto europeo, rompiendo normas, presentándose como quien va a acabar con la vieja guardia de los belicistas corporativos.

*Colectivo del Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican), Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA)

LO SUBRAYADO INTERPOLADO ES NUESTRO.