La guerra global del sistema capitalista determinista hegemónico contra los niños, el futuro de la Humanidad...
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Según Save the Children, unos 468 millones
de niños -aproximadamente uno de cada seis jóvenes del
planeta- viven en zonas afectadas por conflictos armados. Los ataques
verificados contra los niños se han triplicado
desde 2010. El año pasado, los conflictos mundiales mataron a
tres veces más niños que en 2022. «Los asesinatos y
lesiones de civiles se han convertido en algo cotidiano», comentó en junio el
jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, al anunciar las cifras de 2023.
«Niños tiroteados. Hospitales
bombardeados. Artillería pesada lanzada sobre comunidades enteras».
Tuvieron que pasar cuatro décadas para que el Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas se pusiera al día con Schneider. En 2005, ese organismo
mundial identificó -y condenó- seis violaciones graves contra los niños
en tiempos de guerra: asesinatos o mutilaciones; reclutamiento o utilización
por fuerzas armadas y grupos armados; ataques contra escuelas u hospitales;
violaciones u otros actos graves de violencia sexual; secuestros; y denegación
de acceso humanitario. Sin embargo, nombrar y avergonzar tiene sus límites.
Entre 2005 y 2023, se verificaron más de 347.000 violaciones graves contra
jóvenes en más de 30 zonas de conflicto de África, Asia, Oriente Medio y
América Latina, según UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia.
Sin duda, la cifra real es mucho mayor.
Desde el daño extremo que causan las armas
explosivas en los pequeños cuerpos hasta los efectos
duraderos de las privaciones agudas en los cerebros en desarrollo, los niños
son especialmente vulnerables en tiempos de conflicto. Y una vez sometidos a la
guerra, arrastran sus cicatrices, físicas y mentales, durante toda la vida.
Un reciente
estudio de investigadores italianos subrayaba lo que
Schneider sabía intuitivamente: que «la guerra inflige graves violaciones de
los derechos humanos fundamentales de los niños». El complejo trauma de la
guerra, descubrieron, «supone una grave amenaza para el desarrollo emocional y
cognitivo de los niños, aumentando el riesgo de enfermedades físicas y
mentales, discapacidades, problemas sociales y consecuencias
intergeneracionales.»
A pesar de estos conocimientos, el mundo le sigue fallando a los niños
en tiempos de conflicto. Estados Unidos fue, por ejemplo, uno de los miembros
del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó esas seis graves violaciones
contra los niños en tiempos de guerra. Sin embargo, la administración Biden ha
dado luz verde a decenas de miles de
millones de dólares en ventas de armas a Israel mientras las municiones
estadounidenses se han utilizado repetidamente en ataques contra escuelas, que
se han convertido en refugios, predominantemente para mujeres y niños, en la
Franja de Gaza. «Que nadie se equivoque,
Estados Unidos apoya plenamente, plenamente, plenamente a Israel», declaró
recientemente el presidente Joe Biden, a pesar de que su administración
reconocía la probabilidad de que Israel hubiera utilizado armamento
estadounidense en Gaza violando el derecho internacional.
Y Gaza es sólo una de las zonas de conflicto donde, en este mismo
momento, los niños están sufriendo enormemente. TomDispatch les
ofrece un recorrido por el infierno de este planeta, con algunas paradas en un
mundo de guerra para ver lo que los conflictos actuales están haciendo a los
niños atrapados en ellos.
Gaza
La Franja de Gaza es el lugar más peligroso de la Tierra para ser
niño, según UNICEF.
Israel ha matado allí a unos 17.000 niños desde
que comenzó la actual guerra de Gaza en octubre de 2023, según las
autoridades locales. Y lo que es casi igual de terrible, unos 26.000 niños
han perdido a uno o ambos progenitores. Al menos 19.000 de ellos son ahora
huérfanos o no tienen quien los cuide. Un millón de
niños de Gaza también han sido desplazados de sus hogares
desde octubre de 2023.
Además, Israel está cometiendo «escolasticidio», la destrucción
deliberada y sistemática del sistema educativo palestino en Gaza, según
un informe
reciente del Centro Al Mezan para los Derechos Humanos, un
grupo de defensa palestino. Más de 659.000 niños están sin escolarizar desde el
comienzo de la guerra. Según un
nuevo estudio de la Universidad de Cambridge, el Centro de Estudios Libaneses y
el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los
Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente, el conflicto de Gaza retrasará
durante años la educación de los niños y corre el riesgo de crear una
generación de palestinos traumatizados de forma permanente.
Incluso antes de la guerra actual, se calcula que 800.000 niños
de Gaza -alrededor del 75% de los niños de la zona-
necesitaban apoyo psicosocial y de salud mental. Ahora, UNICEF calcula
que más de un
millón de ellos -de hecho, todos los niños de la Franja de
Gaza- necesitan esos servicios. En resumen, ya no se puede ser un niño sano
allí.
El Líbano
Durante cuatro días a finales de septiembre, mientras Israel
intensificaba su guerra en el Líbano, unos 140.000 niños de esa nación
mediterránea se vieron desplazados. Muchos llegaron a los refugios mostrando
signos de profunda angustia, según el
personal de Save the Children. «Los niños nos dicen que tienen
la sensación de que el peligro está en todas partes y que nunca estarán a
salvo. Cada sonido fuerte les hace saltar ahora», dijo Jennifer Moorehead,
directora de Save the Children en Líbano. «La vida, los derechos y el futuro de
muchos niños ya han dado un vuelco y ahora se ha erosionado su capacidad para
hacer frente a esta escalada de la crisis».
Todas las escuelas de ese país han cerrado, lo que afecta negativamente
a cada uno de sus 1,5 millones
de niños. Además, más de 890 niños han resultado heridos en
ataques israelíes durante el último año, la gran mayoría -más de 690- desde el
20 de agosto, según el
Ministerio de Salud Pública libanés. Dado que Israel ha extendido recientemente
los ataques desde el sur del país hasta la capital libanesa,
Beirut, a ellos se sumarán sin duda otros muchos.
Sudán
Los niños han sufrido enormemente desde que en abril de 2023 estallaron
intensos combates en Jartum, la capital de Sudán, entre las Fuerzas Armadas
Sudanesas (FAS) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido. Según los
informes, más de 18.000 personas han muerto y cerca de 10 millones se han visto
obligadas a huir de sus hogares desde que comenzó la guerra civil. Casi la
mitad de los desplazados sudaneses son -¡sí! – niños, más de 4,6 millones, lo
que convierte al conflicto en la mayor crisis
de desplazamiento infantil del mundo.
Además, más de 16 millones
de niños sudaneses se enfrentan a una grave escasez de
alimentos. En la pequeña ciudad de Tawila, en el estado de Darfur del Norte, al
menos 10 niños mueren de hambre cada día, según un
informe publicado el mes pasado en The Guardian.
La población de la ciudad se ha disparado al huir decenas de miles de personas
de El Fasher, la capital asediada de Darfur del Norte. «Nos tememos que el
número exacto de niños que mueren de hambre es mucho mayor», declaró a The Guardian
Aisha Hussien Yagoub, responsable de la autoridad sanitaria del gobierno local
de Tawila. «Muchos de los desplazados de El Fasher viven lejos de nuestra
clínica y no pueden llegar a ella».
Más de 10 millones de niños sudaneses, es decir, el 50% de la población
infantil del país, han estado a menos de cinco kilómetros de la línea del
frente en algún momento del último año. Según Save
the Children, se trata de la tasa de exposición más alta del mundo. Además, el
año pasado se quintuplicaron las
violaciones graves de los derechos de los niños sudaneses en comparación con
2022.
Siria
Más de 30.200 niños han
sido asesinados desde que comenzó la guerra civil siria en 2011, según la Red
Siria de Derechos Humanos. Otros 5.200 niños desaparecieron forzosamente o
están detenidos.
Por poco que se tenga en cuenta, Siria sigue
siendo la mayor crisis de refugiados del mundo. Más de 14 millones de sirios se
han visto obligados a abandonar sus hogares. Se calcula que más de 7,2 millones
de ellos son desplazados internos en un país donde nueve de
cada 10 personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Toda una generación
de niños ha vivido bajo la amenaza constante de la violencia y el trauma
emocional desde 2011. Ha sido la única vida que han conocido.
«Los servicios están colapsados después de 14 años de conflicto», dijo el mes
pasado Rasha Muhrez, directora de respuesta de Save the
Children en Siria. «La crisis humanitaria en Siria está a niveles de récord».
Más de dos tercios de la población de Siria, incluidos unos 7,5 millones de
niños, necesitan ayuda humanitaria. Casi la mitad de los 5,5 millones de niños
en edad escolar -2,4 millones con edades comprendidas entre los 5 y los 17
años- permanecen sin escolarizar, según UNICEF.
Cerca de 7.000
escuelas han sido destruidas o dañadas.
Recientemente, Human Rights Watch dio la voz de
alarma sobre el reclutamiento de niños, «aparentemente para su eventual
transferencia a grupos armados», por parte de una organización juvenil afiliada
a la Administración Autónoma para el Norte y Este de Siria, dirigida por
kurdos, y a las Fuerzas Democráticas Sirias, su brazo militar, dirigidas por
kurdos y respaldadas por Estados Unidos.
Ucrania
Las víctimas infantiles en Ucrania aumentaron casi un 40% en el primer
semestre de este año, con lo que el número total de niños muertos o heridos en
casi 900 días de guerra en ese país asciende a unos 2.200, según Save the
Children. «Este año, la violencia se ha recrudecido con nueva
intensidad, con misiles, drones y bombas que han provocado un alarmante aumento
del número de niños heridos o muertos en explosiones a la luz del día», ha
declarado Stephane Moissaing, Director Adjunto de Save the Children en Ucrania.
«El sufrimiento de las familias no cesará mientras las armas explosivas sigan
arrasando ciudades y pueblos poblados de toda Ucrania».
Ya hay 2,9 millones
de niños ucranianos que necesitan ayuda, y la situación
está a punto de empeorar en los próximos meses. Los repetidos ataques rusos a
las infraestructuras del país podrían provocar cortes de electricidad de hasta
18 horas al día este invierno, dejando a muchos niños ucranianos congelados y
sin acceso a servicios críticos. «La falta de electricidad y todas sus
consecuencias podrían tener este invierno un impacto devastador no sólo en la
salud física de los niños, sino también en su bienestar mental y su
educación», dijo Munir
Mammadzade, representante de UNICEF en Ucrania. «La vida de los niños está
consumida por pensamientos de supervivencia, no de infancia».
Ucrania también calcula que las autoridades rusas han sacado por la
fuerza a casi 20.000 niños de
los territorios ocupados allí desde la invasión de febrero de 2022. Una
investigación del Financial Times descubrió que
los niños ucranianos que fueron secuestrados y llevados a Rusia a principios de
la guerra fueron puestos en adopción en un sitio web vinculado al gobierno
ruso. Uno de ellos aparecía con una identidad rusa falsa. Otro aparecía con una
versión rusa de su nombre ucraniano. No se mencionaba el origen ucraniano de
los niños.
África Occidental y Central
La República Democrática del Congo (RDC) lleva décadas sufriendo conflictos.
World Vision ha calificado la prolongada violencia que allí se vive como «una de las
peores crisis de protección infantil del mundo» . Un informe de la
ONU de 2023 sobre los
niños y los conflictos armados documentó 3.377 violaciones
graves contra niños en la RDC. De ellas, el 46% implicaban el reclutamiento de
niños -algunos de tan sólo cinco años- por parte de grupos armados.
La violencia y las tensiones intercomunitarias en la RDC han obligado a
cerrar 1.457
escuelas sólo este año, lo que ha afectado a más de 500.000
niños. Y, lamentablemente, ese país no es una anomalía. En mayo, la Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus
siglas en inglés) informó de
que en Burkina Faso se habían cerrado más de 5.700 escuelas debido a la
inseguridad, privando de educación a más de 800.000 niños. Y a mediados de
2024, los conflictos habían cerrado más de 14.300 escuelas en 24 países
africanos, según el Consejo
Noruego para los Refugiados. Esto supone un aumento de 1.100
cierres en comparación con 2023. Los cierres de 2024 se concentraron en África
Occidental y Central, principalmente en Burkina Faso, la RDC, Camerún, Chad,
Nigeria y Níger. Se calcula que han afectado a 2,8 millones de niños.
«La educación está asediada en África Occidental y Central. El ataque
deliberado a las escuelas y la negación sistemática de la educación a causa de
los conflictos no es sino una catástrofe. Cada
día que un niño pasa sin ir a la escuela es un día robado a su futuro y al
futuro de sus comunidades», declaró
Hassane Hamadou, Director Regional del Consejo Noruego para los
Refugiados para África Occidental y Central. «Hacemos un llamamiento urgente a
todas las partes en conflicto para que cesen los ataques y la ocupación de
escuelas y garanticen que se protege y se da prioridad a la educación».
Pies de barro
Han pasado seis décadas desde que Lorraine Schneider dio a conocer al
mundo su cartel y su sabiduría de sentido común. Se le ha dado la razón en todo
momento, en todos los conflictos del planeta. En todas partes donde los niños
(por no hablar de otros seres vivos) han estado expuestos a la guerra, han
sufrido. Han sido asesinados y mutilados. Han sufrido daños físicos,
psicológicos, educativos y emocionales. Han sufrido daños, agresiones y
privaciones. Les han destrozado el cuerpo. Sus mentes -la arquitectura literal de sus
cerebros han sido deformadas por la guerra.
En las zonas de conflicto mencionadas y en tantas otras -desde Myanmar
hasta Yemen- el mundo le está fallando a sus niños. Lo que han perdido no lo
podrán «encontrar» nunca más. Los supervivientes pueden seguir adelante, pero
no hay vuelta atrás.
La madre de Schneider, Eva Art, era una escultora autodidacta que escapó
de los pogromos en Ucrania y se reunió con sus parientes en Estados Unidos
cuando era niña. Perdió el contacto con su familia durante la Segunda Guerra
Mundial, según cuenta
su hija Kleven, y más tarde descubrió que sus parientes habían
sido asesinados y que todo su shtetl (o pequeño pueblo judío)
había sido arrasado. Para sobrellevar su dolor, Art hizo figuras de arcilla de
los muertos de su pueblo natal: un niño y su perro, una anciana tejiendo, una
madre acunando a un bebé. Y hoy, casi 100 años después de que la joven Art se
viera obligada a abandonar su hogar por la violencia, los niños siguen sufriendo
de la misma manera y siguen recurriendo a la arcilla en busca de consuelo.
Israa Al-Qahwaji, coordinadora de salud mental y apoyo psicosocial de
Save the Children en Gaza, contó la historia de
un niño que sobrevivió a un ataque aéreo que le amputó una mano, mató a su
padre y destruyó su casa. Conmocionado y emocionalmente retraído, el niño era
incapaz de hablar del trauma. Sin embargo, varias técnicas terapéuticas le
permitieron empezar a abrirse, según Al-Qahwaji. El niño empezó a hablar de los
juegos a los que ya no podía jugar y de cómo la pérdida de la mano había
cambiado su relación con sus amigos. En una sesión de terapia, le pidieron que
moldeara algo de arcilla para representar un deseo. Con la mano que le quedaba,
modeló cuidadosamente una casa. Al terminar el ejercicio, se dirigió al
consejero con una pregunta que dejó a Al-Qahwaji emocionalmente abrumado.
«Ahora», preguntó el chico, “¿traerás a mi padre y me devolverás la mano?
Lo subrayado/interpolado
es nuestro
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