Prof. Dra. Elisa Loncon Antileo constituyente: “Si queremos que la nación Mapuche siga existiendo tiene que ejercer su autonomía, porque la Convención también es un ejercicio de justicia”
Por Javier García Bustos, escritor y periodista
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Su mamá llegó hasta tercero básico y su papá no fue
al colegio. “Éramos siete hermanos y una familia sin un salario fijo”,
comenta Elisa Loncon Antileo, quien nació en Lefweluan,
comunidad Mapuche de la comuna de Traiguén, Región de la Araucanía en 1963.
“Teníamos un sistema de economía de subsistencia”,
dice, y relata que su madre era sembradora de hortalizas y que su padre
fabricaba muebles y aprendió a leer a los 17 años. “Él valoró altamente el
sistema escolar. Escribía a máquina en su ruca, masticaba las palabras, y nos
leía y nos compraba libros”, agrega quien el pasado fin de semana salió
elegida, con más de 11 mil votos, entre los siete escaños reservados para el Pueblo
Mapuche, lo que le permitirá redactar la nueva Constitución de Chile.
La machi Francisca Linconao, Natividad
Llanquileo, Rosa Catrileo, Adolfo Millabur, Victorino Antilef y Alexis Caiguan acompañarán
en el Palacio Pereira a Elisa Loncon, quien es una de las constituyentes
favoritas para presidir la histórica Convención.
“Me enteré a las tres de la mañana que había salido
electa. Creo que la gente estaba poco informada sobre los candidatos y en
nada y poco ayudaron el Ministerio de Desarrollo Social, la Conadi y el
Servel. Yo hice trabajo de terreno y se creó una relación con la gente
de Coquimbo y el Maule, pero el fuerte de mi voto fue en la Región
Metropolitana”, afirma quien ahora es parte de los 155 constituyentes.
¿Le gustaría presidir la Convención Constituyente?
-Nosotros actuamos por voluntad colectiva. Sí se
decide, colectivamente, no tengo ningún problema. Sería una base para aceptar
otro desafío. Históricamente la política ha sido patriarcal. Es fundamental
visibilizar a la mujer en política y nosotras como Mapuches
poco es lo que hemos sido visibles. La verdad es que yo sí me siento capacitada
si tuviese que asumir la presidencia de la Convención. Y es importante que se
entienda nuestro mensaje, nosotros no estamos llamando a establecer fronteras
ni producir guerras, sino a dialogar con el otro. Queremos establecer la
dignidad humana para todos los chilenos.
“Históricamente la política ha sido patriarcal. Es fundamental visibilizar a la mujer en política y nosotras como Mapuches poco es lo que hemos sido visibles”.
El augurio del cambio
Elisa recuerda que tenía nueve o 10 años para el golpe de Estado de 1973. Desde el campo había llegado a estudiar al colegio de Traiguén. Sus compañeros la discriminaban: le decían “La india”.
Por esos años, la pequeña Elisa tenía una profesora llamada Cristina Lagos, quien la marcó para siempre. “Nosotros le teníamos mucha estima a Cristina y lloramos toda una mañana porque nos sacaron a nuestra profesora, cuando ocurrió el golpe de Estado. Ella era socialista y su marido del MIR”, cuenta Elisa.
“Un día estábamos en clases de castellano y una de las palabras que trabajamos era la ‘abeja’ y yo con mi conocimiento de campo sabía que la abeja daba la miel, que era importante para la salud. Cristina Lagos leyó la frase que yo había escrito y dijo ‘Aquí hay una frase inteligente’ y es de la niña Loncon y me destacó en el grupo. Y eso a mí me sirvió para salir de la invisibilización y del sufrimiento que me estaban dando mis compañeros por ser Mapuche”, dice Elisa.
¿Cree que la discriminación y los estigmas hacia los Mapuches continúan?
“A mí desde pequeña me dijeron que me iban a discriminar, que me iban a decir india. Por otra parte, hay una ideología política poco sana instalada en el Estado y reproducida por todas las instituciones -educativas, de salud, por los medios de comunicación, el sistema jurídico- donde nosotros somos aminorados en derecho. Tenemos menos derechos que el resto de los chilenos. Se instaló un maltrato político permitido y que nosotros, los discriminados, lo llevamos en el cuerpo.
En su campaña señaló “queremos instalar una Constitución Plurinacional de los derechos colectivos del Pueblo Mapuche”. ¿Es lo mismo que cuando se habla de “Estado plurinacional”?
-Son dos maneras de decir lo mismo. Una Constitución Plurinacional, que incorpore la participación de las naciones originarias con sus derechos y que asuma la preexistencia de todos sus derechos. La nación Mapuche también tiene derecho a la autonomía y la autodeterminación, a la tierra y al territorio como todas las naciones del mundo. Si queremos que la nación Mapuche siga existiendo tiene que ejercer su autonomía, es la capacidad de decidir su futuro. Además, que la Convención Constituyente también es un ejercicio de justicia.
La machi Francisca Linconao señaló que trabajará en la devolución de tierras Mapuches…
-Claro que sí. Me parece muy bien. Aunque nunca la tierra será suficiente. Vamos a tener menos tierras que antes de la ocupación de la Araucanía, en el siglo XIX. La Constituyente tiene que garantizar derechos tanto individuales como colectivos. En un momento de la historia, a nosotros el Estado de Chile nos aplicó una política genocida como lo hicieron en Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y esa política frente a una nación tiene que ser reparada en algún momento. Si hoy no se repara serán las futuras generaciones quienes seguirán demandando esa justicia porque se atentó contra una nación. Por ejemplo, en Australia se reconoció la política de genocidio. En Canadá y en Nueva Zelanda se respetó la autonomía frente al gobierno oficial. ¿Por qué Chile no puede asumir estándares internacionales?
El conflicto que hoy prevalece en el sur de Chile: ¿Es producto de la ineficiencia de un Estado o de otros factores como el surgimiento de nuevas organizaciones con otras motivaciones?
-Es un proceso histórico, político y social, pero los Mapuches tenemos una historia que tiene que ver con creer en la palabra del otro. Y con el regreso de la democracia, la Concertación y luego la Nueva Mayoría se comprometieron a resolver el problema del Estado con las naciones originarias, y los Mapuches hicieron pactos, incluso votaron por esos gobiernos en los años 1990. Mientras, paralelamente, 140 Mapuches eran encarcelados por asociación ilícita, donde lo ilícito era la organización territorial. Hubo entonces promesas que no se cumplieron. Los políticos se coludieron con el sistema neoliberal y los empresarios, y en vez de avanzar en la recuperación de los territorios, esos políticos votaron a favor de represas, de mineras y de la entrega del borde costero. Por esos años surgieron generaciones de Mapuches que definitivamente no creen en la promesa de la política. Además, de darse cuenta de la evidente persecución hacia el Pueblo Mapuche.
“En Australia se reconoció la política de genocidio. En Canadá y en Nueva Zelanda se respetó la autonomía frente al gobierno oficial. ¿Por qué Chile no puede asumir estándares internacionales?”
Pero, históricamente: ¿Los Mapuches se sienten más identificados con la izquierda o con la derecha?
¿Qué opina que entre los 155 constituyentes estén presentes nombres como Marcela Cubillos o Cristián Monckeberg?
-De ser sincera, hubiese preferido que no estuviese Marcela Cubillos, porque representa una élite política empresarial que mucho daño le ha hecho a los pueblos originarios. Ella y también Cristián Monckeberg son personas de privilegios que no se merecían estar en la Convención. Llegaron donde están por una muy buena campaña económica. Nosotros, en nuestra campaña, no teníamos dinero. Y ese mundo de desigualdad es el que nos tiene condenados a la miseria y la pobreza y que ellos justifican. De seguro estarán en la Convención para defender sus intereses, que son minoritarios y no colectivos, y de seguro lo harán en el nombre de Dios como siempre lo hacen.
“Hubiese preferido que no estuviese Marcela Cubillos, porque representa una élite política empresarial que mucho daño le ha hecho a los pueblos originarios. Ella y también Cristián Monckeberg son personas de privilegios que no se merecían estar en la Convención”.
¿Cómo interpreta la cosmovisión Mapuche todos estos cambios, desde la pandemia hasta la política nacional?
-Está volviendo la fuerza de la tierra. Nosotros tenemos una manera de ver el mundo que está articulado con la observación de la naturaleza. Para nosotros el tiempo no es un tiempo lineal, donde el futuro deja atrás el pasado. Nuestro tiempo es cíclico porque estamos siempre regidos por la naturaleza. Por ejemplo, ahora pronto llegará el año nuevo Mapuche (entre el 21 y el 24 de junio) y yo creo que el proceso constituyente comenzará con el Wvñol Xipantv. Será el augurio del cambio. La espiritualidad siempre está conectada con la tierra, cuando por estos días, lamentablemente, todos estamos conectados virtualmente por Zoom, entre máquinas y computadoras. La pandemia es un desequilibrio. Debemos volver a la tierra. Somos hijos de la tierra.
“Yo creo que el proceso constituyente comenzará con el Wvñol Xipantv. Será el augurio del cambio”.
Mujer, pobre y Mapuche: La jurista Rosa Catrileo Arias, la abogada que busca la autodeterminación de su pueblo en la CC.
Por Catalina Marchant
Mi nombre es Rosa Elizabeth Catrileo Arias (39), tengo mi origen familiar en el sector de Tromen Huichucon de la comuna de Temuco, Región de La Araucanía, y de profesión soy abogada. Tengo un diplomado en Derechos Humanos y pueblos indígenas, y soy egresada del magíster en Derecho de la Universidad de Chile.
Principalmente me he abocado al trabajo con comunidades y personas Mapuche. También este último tiempo he estado relacionada con la defensa y promoción de los derechos educativos lingüísticos, trabajando en consultorías con educadoras de lengua y cultura indígena no solamente Mapuche, sino que también aymara, quechua y licanantai. Eso me ha permitido conocer la realidad de otros pueblos originarios del país.
He vivido en persona la represión por parte del Estado. Mi pareja y padre de mis tres hijos, Julio Matrileo, es una de las primeras personas condenadas por Ley de Seguridad Interior del Estado. Estuvimos por 14 años con una condena que implicó firmas y restricciones para poder trabajar. Vivimos en primera persona lo que son las demandas y problemáticas del Pueblo Mapuche.
Mi candidatura a la Convención Constitucional no fue una decisión tan individual. Yo iba en dupla con Benito Cumilaf, mi compañero candidato paritario, porque sabíamos que existía la posibilidad que cualquiera de los dos pudiera llegar a la CC. Somos independientes; no tuvimos la posibilidad ni el acceso a grandes medios de comunicación. Pero no es que nosotros hayamos aparecido de la nada. Los dos teníamos un trabajo previo de muchos años, pero de manera silenciosa. Esos vínculos que nosotros llevamos por más de 10 años, en mi caso, nos sirvieron para poder tener contacto con las comunidades. No esperábamos una tan alta votación (10.448 votos), pero sabíamos que teníamos posibilidades de llegar a la convención por lo que habíamos hecho anteriormente.
Yo inicialmente quería ser profesora de Historia porque me gustaba mucho leer cuando estaba en la educación media. Sin embargo, influyó mucho en mí un profesor de Historia que vio un potencial. Además, me interesaba desde pequeña el tema de los derechos del Pueblo Mapuche, tenía muy fortalecida mi identidad, y mi profesor justamente estudiaba Derecho. Empezamos a conversar sobre la temática y cómo yo podía aportar más a mi pueblo desde la mirada jurídica, porque ese tiempo no había tantos abogados Mapuche y menos abogadas. Cumplía con tres características que me iban a permitir hacer de mejor manera hartas cosas: el hecho de ser mujer, de ser pobre y de ser Mapuche.
La reciente muerte del sargento de Carabineros en Collipulli y las declaraciones del ministro del Interior, Rodrigo Delgado, -quien aseguró que iban a encontrar a los responsables tal como lo ocurrido con el cabo Naín y la detención de Luis Tranamil- da cuenta del actuar de este gobierno y también de los anteriores. Porque en todos los casos, cuando sucede algo de la contingencia en La Araucanía, surge este lado prejuicioso, racista y discriminador, en que sin esperar investigación alguna, se interpela y se hace responsable al Pueblo Mapuche en general y a personas también pertenecientes a nuestro pueblo en particular.
Y el problema ahí es que cuando hay una autoridad de la envergadura del ministro Delgado realizando estas declaraciones, vociferando la culpabilidad de alguien e imputando un delito que tribunales aún no ha sancionado, nos surge la duda de cómo se garantiza un juicio justo contra esta persona. Aunque fuera absuelto, él ya figura como culpable de un hecho que todavía esta en proceso de investigación.
Pero el ministro sí acertó en algo. Efectivamente este es un problema de Estado, no de gobierno. Y el Estado no se ha hecho cargo de la problemática que tenemos nosotros acá en La Araucanía. Pero, ¿cuál ha sido el problema? Que el Estado no ha tomado las medidas para materializar el Convenio 169 ni ha otorgado la garantía para que lo podamos ejercer. Y el primer derecho que surge es precisamente el tema de tierras y territorio. Entonces cuando no se aborda la temática de fondo, que son los derechos colectivos, tierras y territorios, y no podemos decidir sobre nuestros propios asuntos, y se aborda este problema mediante la represión estatal, esto va en una escalada de violencia que nosotros no compartimos.
Chile tiene ratificado el Convenio 169, el tratado internacional de Derechos Humanos de los pueblos indígenas. Y uno de los límites de la convención es que no pueden alterar los tratados. ¿Por qué decimos que debe haber un Estatuto de Garantía? Porque Chile se ha negado a implementar y garantizar la materialización de los derechos que se contienen en el convenio. Entonces, la Constitución no sería ningún beneficio si es que ésta se limitara a repetir los derechos que están contenidos en una norma que está vigente en nuestro ordenamiento. ¿Y cuál es el avance que proponemos? Que en el Estado se establezca la obligación de tomar medidas para materializarlos.
La temática de la plurinacionalidad es transversal a varias candidaturas, pero cuando empezamos a analizar los conceptos o qué se está entendiendo por éste, va a depender de qué es lo que se interprete. Si es una plurinacionalidad que busca dar cuenta de la realidad de que en el país existen varios pueblos indígenas y que se va a reconocer sus derechos culturales, es un acto de declaración simbólico que puede ser relevante. Pero no tiene sentido si no lo acompañamos también desde la parte de que no queremos que las sociedades indígenas se subsuman en una sociedad estatal mayor, sino que estos pueblos puedan seguir existiendo de manera diferenciada con el resto de la sociedad: cultural, social, espiritual y políticamente. Si hablamos de plurinacionalidad, lo vinculamos inmediatamente con la autodeterminación. Si no, estamos hablando de un reconocimiento folclórico que a nosotros no nos sirve.
En la Convención esperamos contar con el apoyo en las temáticas indígenas. Nosotros ser la cabeza y contar con el apoyo de los demás convencionales, y así también nosotros apoyaremos las otras temáticas transversales como la protección de los recursos naturales. Pero en el caso de los constituyentes de Chile Vamos, por ejemplo, hay una contradicción en la ideología. No sé qué tipo de alianza podríamos hacer con aquellos que lo que más les importa es el desarrollo económico, cuando nosotros tenemos el principio del respeto por todas las formas de vida, y eso implica no devastar para “apropiarse de”.
No es que no podamos conversar, pero desde ya siento que no hay mucha sintonía. Misma situación con quienes son parte de la ex Concertación o Nueva Mayoría. Ambas coaliciones han actuado muy parecido para enfrentar las demandas del Pueblo Mapuche. Matías Catrileo muere en el gobierno de Michelle Bachelet, y la investigación que ahí se hizo fue muy deficiente y parecida a como está actuando el ministro Delgado. No hay aquí una sintonía ni con uno ni con otro.
Vamos a la Convención con esa legítima desconfianza con ambas coaliciones por el actuar que han tenido hasta hoy día con el Pueblo Mapuche. Vemos más sintonía con los independientes, los sociales, los excluidos, los invisibilizados. Porque esa es la condición en que estamos nosotros.
Lo subrayado/interpolado es nuestro.
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