Organizan: Prof. Dr.
Pedro Vuskovic Bravo y Prof. Dr. Luis Inostroza Fernández
Facultad De Economía
Universidad Nacional de México / UNAM
“Elevar el terrorismo a
un poder universal, significa institucionalizar el estado de guerra permanente
en el planeta”. Prof.
Emmanuel Todd. 26/02/04. “ Welt-Macht
U.S.A: Ein Nachrul”
Los testaferros incondicionales epígonos del capitalismo
salvaje globalizado o globalización del capital: Helmut Kohl, Gerhard Schröder,
Toni Blair, G. Wc. Bush, José María Aznar, Felipe González, François Mitterrand,
Silvio Berlusconi, etc. No se cansan de repetir: “este proceso de globalización
que nosotros lideramos es irreversible”. Entonces, digo yo, tendremos más
guerras, más cesantía, más hambre, más miseria, más droga, más degeneración,
más violencia, más niños esclavos o prostituyéndose, más pobreza, más
destrucción del entorno ecológico, etc, porque el capitalismo salvaje globalizado
le ha costado a la Humanidad: sangre, sudor y lágrimas y millones de muertos.
¿Porqué debería éste cambiar? Afirmar que el modelo capitalista salvaje está
gravemente enfermo, es un lugar común. Por todos los campos serpentea un
proceloso malestar. El mundo puede compararse con un inmenso hospital cuya
atmósfera está saturada de gemidos, de angustia y de rabia. Desde varias decenas
de años, se trata de hallar un remedio, mas el enfermo no se cura, por el
contrario, se empeora. Si hay alguien que mantenga alguna duda al respecto, no
tiene más que seguir las peripecias de Wal Street y las del sheriff de turno contra el imperio
del mal de turno: Afganistan, Irak, Siria, Libia, Palestina, etc. Muchos
médicos se aproximan al lecho del enfermo, lo examinan con minuciosa diligencia
y pronuncian sus diagnósticos. Más vale decirlo al instante, los médicos no
logan ponerse de acuerdo entre sí: el chino dice blanco, el teutón dice rojo.
Uno quiere marchar a la derecha y el otro a la izquierda. El médico yanqui por
décadas, obcecadamente, sigue negando la existencia de la enfermedad, a saber,
para quien no lo hubiera aún comprendido, la cuestión social. A la inversa,
los testaferros, y epígonos europeos están acorde con lo médicos de Naciones
Unidas en afirmar que la enfermedad existe, es decir, existe la
cuestión social más, cuando llega al punto importante a la medicina, a la
terapéutica que deben aplicar, como los medios para sanar y terminar con ella,
se convierten en perros y gatos. Y alguno ensaya un experimento en el enfermo y
otro propone lo contrario. El pobre paciente, entre tanto, prueba y vuelve a
probar, pero no mejora, por el contrario, el desenlace fatal parece ineludible.
Como el imperialismo yanqui globalizado y sus testaferros,
epígonos, no tiene una solución a la crisis social / económica, montan el show
del terrorismo y buscan nuevos “malos” que combatir.
El imperialismo es la fase superior del desarrollo
capitalista con la globalización se ha llegado a esta, es decir, la unificación
de todos los países bajo un mando único.
Formalmente, los testaferros mantienen una libertad, una
democracia, una soberanía en la medida de lo posible, con un control total de
sus materias primas por parte de las empresas multinacionales, en condiciones
de depredación de los recursos naturales de los satélites del imperio
globalizado. La tiranía del capital es la hegemonía más despótica y desalmada de
la celestina universal, el dinero. Les obliga a abrir sus mercados para la
exportación de artículos de consumo “excedentes” y subsidia su agricultura y la
mayoría de los productos nacionales, aplicando a los países dependientes la ley
del embudo… la relación lógica no es suficiente para comprender toda la
complejidad de la globalización del capital actual como lo impone los Estados
Unidos.
La concentración de la producción y del capital ha llegado a
un punto tan alto de desarrollo, que ha hecho que la Humanidad esté regida por
las empresas multinacionales. La fusión del capital bancario con el industrial,
hace surgir lo que hemos llamado la globalización del capital, controlada por
una oligarquía financiera privada.
Adquiere un rol importante la exportación de capitales –
especialmente los capitales buitres – y como colofón se pone fin al reparto
territorial del mundo. El que no está de acuerdo con la globalización del
capital está contra esta hegemonía y en este último caso, las consecuencias son
ya conocidas. Estos puntos clarifican algunas de las peculiaridades del
imperialismo moderno globalizado, cuya preocupación más importante no es el
control territorial directo sino la hipoteca política – económica – social de
los países colonizados. Un buen ejemplo es el alca. Un instrumento privilegiado
para alcanzar su objetivo imperialista es la exportación de capitales buitres.
Mediante la exportación de los capitales antes señalados, se crean economías
sucursales de las empresas multinacionales, se soluciona el problema del exceso
de acumulación capitalista y se crean mercancías en relación más directa con el
mercado y a más barato costo. Por ejemplo, las inversiones estadounidenses en
Latinoamérica garantizan el crecimiento de la expansión capitalista del imperio
globalizado, sateliza las industrias donde se produce la inversión, se les
garantiza a los inversores de fondos buitres: mano de obra barata, bajos
intereses, no pago de impuestos, etc. Las empresas multinacionales cuentan con
todo el apoyo de los Gobiernos testaferros, llegando a una total
interdependencia entre el Estado y monopolios internacionales antes citados,
hasta el punto de que la política internacional de Estado no es otra cosa que
la resultante de los intereses monopolistas internacionales globalizados.
La globalización del capital que ha impuesto el imperialismo
yanqui a nuestro desgraciado plantea, se traduce en la incondicionalidad del
actuar de las grandes potencias desarrolladas bajo el tutelaje del sheriff de
turno a todos los niveles: económico, político, militar, etc. Si en el rostro
del mundo actual reconocemos nuestro drama Orweliano colectivo, si vemos el
hambre, la miseria, la corrupción, la impunidad, la prostitución infantil y
juvenil, la criminalidad, las drogas, la degeneración, el terrorismo en general
y del Estado en particular, es que las ideas impuestas a la sociedad no han
sido ni son las más eficaces ni se inspiran en un sentido ético real de
humanidad. Si el individuo / masa no es esclavo de la naturaleza lo es en
cambio de la economía de un sistema globalizado perverso, irracional e
insolidario que no ha logrado convertir el caos en felicidad humana.
Paradojalmente el irracionalismo que envuelve al género humano se produce
cuando se cree estar en el más alto nivel de la evolución histórica.
La expansión del imperialismo yanqui globalizado, no se ha
logrado en forma exclusiva por medios militares las presiones económicas,
igualmente implacables y en modo alguno similar al mito de la competencia y
libre empresa ha desempeñado un papel de importancia. Entre dichas presiones se
cuenta:
a)
Los
créditos atados a los países dependientes y a los devastados por la guerra – la
mayoría de ellas planeadas por el imperialismo yanqui, apara apoderarse de las
materias primas - , en condiciones impuestas por el FMI, el Banco Mundial y el
Banco de Desarrollo / BID, organismos financieros al servicio de la
globalización del capital.
b)
Los
convenios comerciales que prohíben la protección de la industria y agricultura
de países más débiles, contra la destrucción por parte de las poderosas
empresas multinacionales.
c)
Utilización
de embargos y boicots contra países que rechazan la hegemonía del imperio
yanqui. Un caso significativo es el del digno, libre, culto, soberano y
solidario Pueblo de Cuba.
d)
Intervención
descarada diplomáticas para arrancar concesiones en beneficio de las empresas
multinacionales del imperio.
e)
Imposición
de créditos buitres no solicitados, que proporcionan a corto plazo grandes
utilidades a los bancos del imperialismo yanqui.
En resumen la imposición imperial se ha conseguido en tres
frentes perfectamente complementarios:
1.
El
económico: progresiva satelización de las economías nacionales. La relación de
dependencia que se establece por la inversión mayoritaria de capitales buitres,
créditos atados, la usura de los convenios bilaterales, etc. El rol del sheriff
del imperialismo yanqui globalizado consiste en mantener a raya a los países
subdesarrollados, y, en general el crecimiento capitalista competitivo, pero
sin llegar a asfixiarlos, porque podría dar paso a situaciones prerrevolucionarias
y serios trastornos en el equilibrio de poder del sistema del capital
globalizado.
El sheriff debe vigilar los eslabones
más frágiles del sistema los países subdesarrollados, para que prosiga el
expolio y los países ricos y desarrollados sigan siendo más ricos.la dificultad
de conseguir equilibrio entre el control expoliador y necesario aumento del
nivel de vida, suele decantarse hacia el primer término. Es entonces, cuando el
imperialismo yanqui globalizado fomenta políticas internas fascistas en los
países satélites colonizados y así conseguir la sumisión por el terror,
administrados por regímenes títeres / demagogos pragmáticos contemporizadores /
populistas corrompidos. Si las cosas se le complica apela a la brutalidad de
las Fuerzas Armadas cipayas, quienes siempre está al servicio del amo
imperialista yanqui.
2.
El
político. De lo anterior se desprende lo complejo que es el control del sistema
capitalista globalizado. La hegemonía imperialista yanqui globalizada descansa
en la sumisión de los epígonos de la globalización del capital: Helmut Kohl,
Gerhard Schröder, Toni Blair, G. Wc. Bush, José María Aznar, Felipe González,
François Mitterrand, Silvio Berlusconi, etc. Este es un pacto que se fraguó en
los años de la Guerra Fría. Tras la Segunda Guerra Mundial los imperialistas
yanquis, bajo el dudoso manto de la beneficencia del Plan Marshall y luego con
el control de la Otan y la estrecha vigilancia de la comunidad Europea se logró
un control progresivo de la economía Europea.
3.
La
influencia cultural yanqui a través de los medio mediático de (in) comunicación
globalizados, nos ha permitido concluir a las personas que tenemos la capacidad
de pensar, de imaginar, que la globalización del capital es una dictadura
mediática, económica y política. En este régimen mediocrático sólo el 10% (en
el mejor de los casos), de la población tiene acceso a la prensa de oposición,
y el resto recibe las noticias enajenantes a través de una televisión basura
controlada por los dueños de la celestina universal aunque se especula y se
pretende convencer de que acepta el disenso. La primera consecuencia que se
deriva de este punto es que la política cultural del imperialismo yanqui
globalizado tiene un carácter sistemático que se extiende hasta los rincones
más inesperados de la filantropía y de la cooperación técnica y se amplía
progresivamente en la medida en que sus servicios son reclamados con
insistencia creciente por las necesidades estratégicas y económicas que tiene
el imperialismo yanqui en los territorios que controla.
La responsabilidad crucial de los científicos ante el intento
sistemático de ponerlos al servicio del sistema imperial, es defender a toda
costa su independencia. Fatalmente, esto supone un pronunciamiento ante los
problemas de nuestro tiempo y es claro que el imperialismo yanqui, en general y
cultural en particular tan sólo puede existir como una manifestación del
antiimperialismo en el plano político.
El
científico en un país atrasado debe mantener viva la llama del saber aunque
esto implique necesariamente que su trabajo debe ser modesto comparado con el
despliegue material que realiza la sociedad industrial. Está limitación no
tiene mayor importancia, si comprende que su tarea real es a largo plazo y tan
solo una sociedad de iguales a escala humana, en el marco de un irrestricto
respeto de los derechos del ser humano y en especial de su dignidad, puede
aprovechar en forma cabal los frutos del pensamiento. El sufre, dentro de sí
mismo, el desgarramiento del choque entre la búsqueda del conocimiento y la
voluntad de ponerlo al servicio del Pueblo, por un lado y la irracionalidad de
un sistema perverso que por otro lado pone vallas infranqueables a su
propósito.
Quizás el
papel más importante que tienen asignados los científicos, que sobreviven al
margen de la globalización y que no figura en los textos de ninguna ciencia, es
aprovechar esta amarga experiencia para liquidar, terminar con la degradación
moral en que ha caído, bajo la égida del imperialismo yanqui globalizado, la
mayor parte de la práctica científica y volver a convertir el pensamiento en
instrumento del progreso, bienestar y liberación del género humano. Un ejemplo
admirable de lucha en esta dirección lo constituyen el Prof. Dr. Noam Chomsky y
mi admirado compañero y amigo Prof. Dr. Pedro Vuskovic Bravo.
Como
colofón, digamos que, el imperialismo yanqui globalizado está llevando al
planeta por un despeñadero, no tiene ninguna solución a corto plazo, mediano y
largo plazo de su congénita crisis que arrastra. Cuando se afirma que es
indispensable políticas para un crecimiento sustentable, equitativo y
democrático, no se quiere escuchar. El desarrollo no consiste en ayudar a unos
pocos individuos a enriquecerse ignorando y marginando a las grandes mayorías.
Por desarrollo entendemos la transformación de la sociedad injusta, inhumana e
insolidaria, por otra que mejore la vida de los pobres que les permita salir
adelante accediendo al trabajo digno a la salud y a la educación. Este
desarrollo es imposible en el marco de la globalización del capital. ¿Cómo
salimos del círculo vicioso?. Muy difícil. Los países en desarrollo deben tomar
las riendas de su propio porvenir. Pero la clase política gobernante pragmática
contemporizadora, rastrera y sumisa a los designios del sheriff de turno del
imperialismo yanqui globalizado está siempre preparada para hambrear al pueblo
y la temblorosa rodilla en tierra ante el dólar yanqui. No es fácil cambiar la
mentalidad de la clase política cipaya, ni menos aún, de la clase oligarca
empresarial de los países subdesarrollados.
Si se
quiere que funcione una globalización de rostro humano, entonces debemos
protestar y luchar para terminar con la globalización del capital que nos
impone el imperialismo yanqui globalizado. Pero es condición sine qua non que
los gobernantes que rigen los destinos de la humanidad sean los más sabios y
honestos. Hasta ahora hemos sido gobernados, salvo excepciones, por políticos inmorales, corruptos,
pragmáticos contemporizadores, oportunistas y estúpido, al servicio del capital
foráneo.
En el
modelo de sociedad consumista que impone el imperialismo yanqui globalizado
reina la violencia, el terrorismo, la corrupción, la degeneración y la
impunidad, por causa de la decadencia política: todos lucran, nadie piensa,
nadie sueña, todos consumen. La vida no vale nada.
Para la
joven generación de nuestro tiempo es
esencial conocer las fuerzas morales que obran en las sociedades
contemporáneas: virtudes para la vida social, que no descansan bajo ninguna
cúpula partidista pragmática contemporizadora. Más que enseñarlas o difundirlas
conviene despertarlas en la juventud que virtualmente las posee. Si la
catequesis favorece la perpetuación del pasado, la mayéutica es propicia al
florecimiento del porvenir. Dichosos los Pueblos de la América latina si los
jóvenes de la nueva generación descubren en sí mismos las fuerzas necesarias
para la magna obra: desenvolver la justicia social en la nacionalidad
continental de la Patria Continente Latinoamérica y el Caribe que nos legara el
Libertador General Simón Bolívar Palacios y Blanco.
Sapere Aude…, “Luz más luz”
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE. Ong
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