La
desdolarización inevitable.
Escritor,
analista internacional/Addhee.ong
En
artículos anteriores hemos dicho que el poder imperial se sustenta en tres
pilares : su gran aparato militar, su indudable superioridad en materia de
control del aparato cultural-mediático global y la potestad auto concedida de
ser el poseedor y único emisor del dólar, moneda que juega el papel de
principal instrumento de cambio para el comercio mundial.
En
futuras entregas abundaremos sobre los dos primeros cuya situación es distinta
y tiene particularidades porque mientras el predominio militar comienza a
desvanecerse, la preponderancia en el ámbito de la cultura y las comunicaciones
se ha transformado en la primordial herramienta de sostenimiento de su
hegemonía.
Hoy
daremos algunas pistas para exponer el avance del proceso de desdolarización
que pareciera ser el más activo y el que muestra los avances más acelerados en
materia de debilitamiento del poder global de Estados Unidos.
Las
cifras son claras: en 2001, las reservas mundiales en dólares eran el 73% del
total, al 2021 esa cifra se había reducido a 55% y a 47% al año siguiente. Esto
expone que el año pasado la cuota del dólar en las finanzas mundiales tuvo una
caída 10 veces más rápida que la media de las últimas dos décadas, lo cual es
sin duda alguna, una cifra de extraordinario impacto. Según el analista
internacional brasileño Pepe Escobar: “Ahora ya no es descabellado proyectar
una cuota mundial del dólar de sólo el 30% para finales de 2024, coincidiendo
con las próximas elecciones presidenciales estadounidenses”.
Paradójicamente,
el origen de esta abrupta caída vino dada por el congelamiento en Occidente de
las reservas rusas (un monto suprior a los 300 mil millones de dólares),
haciendo sonar las alarmas en el sentido de que ya no era seguro sostener
reservas en dólares en el extranjero. A partir de ese momento, se desató una
verdadera avalancha de desdolarización que se ha patentizado a través de
decisiones de países y alianzas internacionales a lo largo y ancho del planeta.
Aunque
el proceso ha seguido un desarrollo paulatino, podría situarse en el pasado mes
de abril el momento en que el mismo tomó un nivel de aceleración profunda. Tal
vez, si quisiéramos establecer para la historia un hecho que exprese el
instante de influjo de este curso, lo podríamos ubicar en aquel momento cuando el presidente de Brasil Lula da Silva
reflexionara en voz alta sobre el asunto durante su viaje a China en abril
pasado: “Todas las noches me pregunto por qué todos los
países tienen que comerciar respaldados por el dólar […] ¿Por qué no
podemos comerciar respaldados con nuestras propias monedas? ¿Quién
decidió que el dólar fuera la moneda (global) tras la desaparición del
patrón oro? ¿Por qué no el yuan o el real o el peso?”
Unos días
antes, el 30 de marzo,
Brasil y China habían anunciado un acuerdo comercial que les permitiría utilizar
las monedas de los dos países, el yuan y el real, respectivamente. Esta
decisión, aunque no fue la primera, se insertó en una dinámica que
sobrevendría, estimulando a otros países latinoamericanos y de otras regiones a
seguir ese camino.
Así, Argentina, en una situación de profunda crisis económica
y financiera motivada en una carencia de divisas que se agravó por las imposiciones
del Fondo Monetario Internacional (FMI) y una difícil negociación del pago de
la deuda, decidió renunciar al dólar como pago de esta, acudiendo al yuan chino
no, solo para comerciar con Beijing, también para pagar la propia deuda con el
FMI.
En el mismo mes de abril en otros lugares del planeta comenzaron a
decidirse procesos similares. Así, Tailandia y China iniciaron conversaciones
para promover aún más sus
divisas nacionales para el comercio bilateral, que ya utilizan desde hace años
para transacciones entre ambos países. Asimismo, el Banco Popular de China ha
establecido mecanismos de cooperación con el Ministerio de Finanzas de Japón,
el Banco Central de Malasia y el Banco de Indonesia para emplear las monedas
nacionales para el comercio, la inversión y los pagos en el sector privado.
De igual manera, otros países se han sumado a la desdolarización como Rusia, Arabia Saudí, Bielorrusia, Irán y Egipto que
están impulsando el uso de monedas nacionales para el comercio bilateral, todo
lo cual ha prendido las alarmas en Washington que observan impávidos como se
desmorona uno de los pilares de sustento de sus dominación global. En este
sentido, el senador republicano Marco Rubio, dijo que:
“si esta tendencia continúa, en 5 años la Casa Blanca no podrá sancionar a
ningún país”. Así mismo, Janet Yellen
secretaria del Tesoro de Estados Unidos afirmó que siendo difícil dejar de usar
el dólar, reconocía que si ello sucediera, tendría consecuencias
muy graves para su país. En un acto de extraña conformidad, Yellen aceptó que
“las sanciones contra Rusia han empujado a las naciones a dejar de usar la
divisa estadounidense”.
Dado continuidad a lo que a
finales de abril ya parecía un curso inevitable de los acontecimientos, el presidente de Siria,
Bashar al-Asad urgió abandonar el comercio en dólares proponiendo reemplazar la
moneda estadounidense con el yuan chino. Según el mandatario sirio “…la guerra entre Occidente, encabezado por Estados
Unidos y los países soberanos es principalmente económica, [por lo que] es
necesario deshacerse de los grilletes de comerciar con el dólar
estadounidense”.
De
la misma forma, el 22 de abril, Bangladesh e India acordaron realizar una parte de sus transacciones
comerciales bilaterales en sus respectivas monedas nacionales, el taka y la
rupia. Según Afzal Karim, director ejecutivo del Sonali Bank Limited, el
principal banco comercial de propiedad estatal de Bangladesh, la decisión se sustentó en la convicción de que “el comercio bilateral con India en taka y rupias
reducirá la presión del dólar estadounidense, produciendo un beneficio para
ambos países”.
En este marco, los
cancilleres del grupo BRICS reunidos en Ciudad del Cabo el pasado 1° de junio
abordaron el tema, discutiendo acerca del posible lanzamiento de una moneda
común para avanzar en el proceso de desdolarización y su posible expansión, de
cara a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque económico que se
celebrará el próximo mes de agosto. Al respecto, la ministra de Relaciones
Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, Naledi Pandor afirmó que este era
un asunto que se debía discutir y “discutir adecuadamente”.
Considerando que algunos de los países
involucrados hasta ahora en el proceso, son miembros del grupo BRICS, que más de
20 países han solicitado su incorporación al conglomerado y que a esta altura,
los cinco países que configuran esta asociación producen el 32,1% del PIB
mundial frente al 29,9% del Grupo de los Siete, el impacto de lo que está
ocurriendo cobra una importancia de nivel estratégico global.
Siguiendo la tendencia, Indonesia, una de las mayores economías del
sureste asiático, se sumó a la decisión del grupo BRICS para alejarse del dólar
y comerciar con su propia moneda. iniciando la diversificación
del uso de la moneda en forma de LCT [comercio en moneda local]. Según el gobernador del Banco
de Indonesia, Perry Warjiyo, la
dirección es la misma que la de los BRICS, pero de hecho, Indonesia ha tomado
decisiones más concretas, toda vez que Yakarta ya
había implementado el comercio en monedas locales con varios países como
Tailandia, Malasia, China y Japón y Corea del Sur.
Vale
decir que en este marco, como expresión del interés chino por internacionalizar
su moneda, en marzo, el yuan se convirtió en el instrumento financiero más
utilizado para la realización de transacciones transfronterizas en China superando al dólar por primera
vez con un aumento de 26% respecto del mes anterior según un cálculo de Reuters
basado en datos de la Administración Estatal de Divisas de China.
Ya en el mes de mayo, siguiendo esta directriz de
las finanzas internacionales, el gobierno de Zimbabue se propuso
lanzar una moneda digital respaldada por oro para reducir su dependencia del
dólar y proteger a sus ciudadanos
de las fluctuaciones monetarias. Según el Banco de la Reserva de Zimbabue,
(RBZ, por sus siglas en inglés) en una
primera fase se emitirán monedas digitales respaldadas por oro con fines
de inversión con un período de consolidación de 180 días y canjeables de
la misma manera que las monedas físicas de oro existentes.
En América del Sur, tras la decisión bilateral brasileño-argentina de
comerciar con sus monedas locales, Bolivia anunció
que estaba examinando la posibilidad de no mercadear en dólares estadounidense
y emplear el yuan de China para llevar a cabo sus transacciones
internacionales. En una rueda de prensa el día 10 de ese mes, el presidente
boliviano Luis Arce afirmó que Argentina y Brasil,
siendo las dos economías más grandes de la región ya estaban transando en
yuanes en acuerdos con China, y explicó que a pesar de que tradicionalmente la
zona ha estado bajo influencia de Estados Unidos, en la actualidad muchos países tienen más
comercio exterior con China que con el país estadounidense agregando que la tendencia de la región va a ser esa, A partir de este diagnóstico, Arce declaró
que: “Bolivia no podía quedar al margen de lo que está ocurriendo mientras hace
comercio directo con China, [por lo que] no es necesario transar en dólares.
En la misma dirección, el presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro opinó que su país tiene que acoplarse a un
sistema en el que "no se utilice la moneda para esclavizar a los
pueblos" por lo cual, consideró que Venezuela debe "insertarse en la
iniciativa de desdolarización del mundo". Al mismo tiempo que ordenaba a
su gabinete estudiar otras alternativas para el intercambio comercial a fin de
evitar el uso político que hace Estados Unidos de su moneda, el presidente
bolivariano expuso que “mientras el mundo sea más multipolar, pluricéntrico y con equilibrio,
aparecerá una [mayor] canasta de monedas para el comercio y para el
funcionamiento financiero”
La
semana pasada hacíamos un “viaje” a lo largo del proceso de desdolarización que
caracterizamos como inevitable. Hoy daremos continuidad al análisis tratando de
llegar a algunas conclusiones sin dejar de considerar que aún no está clara
cuál será la alternativa al dólar como moneda principal de cambio. Al respecto
se manejan varias opciones.
Una
de ellas emanará de la decisión que tomen los BRICS en su reunión cumbre a
realizarse en Sudáfrica durante el próximo mes de agosto. Al respecto, el
gobernador del Banco de la Reserva de ese país, Lesetja Kganyago, expresó que
cualquier discusión que apunte a establecer una moneda de uso común derivará en
otro debate, que es el de la creación y ubicación de un banco central. El
dirigente sudafricano manifestó incertidumbre sobre el asunto al opinar que no
sabía cómo se hablaría “de una moneda emitida por un bloque de países que están
en diferentes ubicaciones geográficas, porque las monedas son de naturaleza
nacional".
No obstante, de lo que sí se tiene certeza es que en la Cumbre, los
países miembros del conglomerado discutirán -como tema prioritario de la
agenda- las medidas necesarias
para proteger al Nuevo Banco de Desarrollo del grupo (NDB)
ante la hegemonía del dólar. En este marco, Brasil ha propuesto establecer
mecanismos de protección de las
transacciones financieras dentro del bloque para evitar el “abuso del dólar”
según dijo el canciller de ese país, Mauro Vieira.
Por
su parte, Serguéi Lavrov, Canciller de Rusia, opinó que en tanto la
desdolarización ya comenzó, se hacía necesario desarrollar otras iniciativas
para darle forma al proceso. En el caso de su país, explicó que se había visto
obligado a “responder con firmeza, por principio y
consecuentemente a la guerra que se nos declaró”.
En
el marco de este debate el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa, respaldó la
propuesta de su homólogo brasileño, Lula da Silva, sobre la necesidad de
que se creen “nuevas monedas para comerciar”.
Dando continuidad a la revisión que hicimos en el artículo
anterior sobre medidas concretas que se han tomado para dar curso al proceso de
desdolarización, es importante resaltar el anuncio del ministro ruso de
Finanzas, Anton Siluanov, quien informó que más del 70% de los acuerdos
comerciales entre Rusia y China utilizan ahora el rublo o el yuan. De la misma
manera, se ha iniciado el comercio de petróleo entre Rusia e India en rupias.
También se firmó un acuerdo entre Rusia y Bangladesh para la construcción de la
central nuclear de Rooppur que se financiará al margen del dólar El primer pago
de 300 millones de dólares será en yuanes, pero Rusia intentará cambiar estos a
rublos.
Incluso
en Occidente el proceso ha comenzado a incubar. La empresa China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y la
francesa Total firmaron su primera operación de GNL en yuanes a través de la
Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái.
En
América Latina también se han dado algunas señales positivas en el curso de la
desdolarización. Por ejemplo, hace algunas semanas el banco brasileño Bocom BBM
se convirtió en el primer banco latinoamericano en inscribirse como
participante directo del Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos
(CIPS), que es la alternativa china al sistema de mensajería financiera
liderado por Occidente, SWIFT. Así mismo, en días recientes se acordó que el
comercio bilateral de Rusia y Bolivia acepte ahora liquidaciones en pesos
bolivianos. Esto es fundamental en momentos en que la empresa rusa Rosatom va a
comenzar a jugar un papel determinante en el desarrollo de los yacimientos de
litio en Bolivia.
Vale
decir que en la reciente cumbre de Mercosur realizada en Puerto Iguazú, Argentina
el pasado 4 de julio, Bolivia planteó la necesidad de reducir la dependencia del dólar,
diversificar las relaciones económicas y fortalecer los lazos comerciales y
financieros entre países con el propósito de fomentar la inversión interna y
promover la cooperación en materia de política monetaria. El presidente
boliviano Luis Arce argumentó que “la disminución de la dependencia del dólar,
a través de una mayor integración y cooperación regional, implica cambiar las
condiciones de intercambio que hasta ahora solo favorecen al país del norte”.
Por ello, propuso fortalecer los lazos comerciales y financieros entre países
incluyendo el robustecimiento de las monedas a nivel regional, el fomento a la
inversión interna y la promoción de la cooperación en materia de política
monetaria y financiera, además de buscar
alianzas estratégicas con otros actores internacionales, como China, que
ofrecen alternativas al dólar en el comercio y las inversiones.
En una mirada más amplia del asunto, el
mandatario boliviano expuso que: “No podemos soslayar en el análisis de este
mundo en transición la emergencia de un bloque euroasiático y asiático que,
organizados en los BRICS y otros mecanismos de integración, se proyectan como
espacios de construcción de un nuevo orden económico mundial”.
Por su parte, en Asia los ministros
de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) luego de su reunión del 30 y 31 de marzo
en Indonesia decidieron también reducir su dependencia del dólar
estadounidense. Para ello acordaron “reforzar la resiliencia financiera […] mediante
el uso de monedas locales para apoyar el comercio y la inversión transfronteriza…”.
Con lógica similar durante la reciente Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái
(OCS), el presidente chino Xi Jinping consideró oportuno aumentar el porcentaje
de pagos en monedas nacionales dentro de la organización. Vale decir que, resulta
de extrema importancia la relación que hizo Xi de esta materia con otros de la
agenda internacional cuando se refirió a la responsabilidad de la OCS para
hacer frente a “las revoluciones de colores” y a la
injerencia de potencias exteriores en los asuntos de los países de la región.
En este ámbito el líder
chino propuso a los países del bloque aumentar sus pagos en monedas nacionales instando
a los mismos a contrarrestar las sanciones económicas unilaterales, el
hegemonismo y la política del poder. El mandatario también lanzó un
llamamiento a favor de “cooperar en lugar de competir” estableciendo el compromiso
de su país de colaborar para lograr la seguridad mundial. Claramente, Xi
encadenó el tema de la desdolarización con el de la seguridad global y la soberanía,
dándole un carácter estratégico a este asunto.
Desde la perspectiva de Rusia, la
materialización de esta iniciativa pasa por el
establecimiento de una alternativa al sistema de intercambio de mensajería financiera SWIFT. En este sentido, el presidente del consejo
de administración del banco ruso VTB -uno de los mayores de ese país- Andréi
Kostin, propuso al Banco Central de Rusia la creación de un nuevo sistema
bancario para el Sur global con el objetivo de reducir la dependencia de la regulación
internacional. Kostin opinó que había llegado el momento de una transformación
más profunda porque no bastaba con que cada país se ocupara del problema
individualmente. Consideró que era necesario “emprender una reforma fundamental
para construir un nuevo sistema de pagos internacionales y la infraestructura
necesaria para un mercado mundial de capital”.
Para operativizar la decisión, el jefe del VTB
estableció una hoja de ruta que incluye cuatro puntos: El primero sería establecer
una alternativa al SWIFT, toda vez que la mayoría de las grandes bancos rusos fueron
desconectados en el marco de las sanciones de Occidente. Aunque, Rusia, China e
India tienen sus propios sistemas de mensajería financiera, los mismos no están
ni unidos ni cohesionados.
En el segundo punto se propone reemplazar las
actuales corresponsalías bancarias estadounidenses para instaurar una
interconexión entre los bancos que se incorporen a la asociación a través de nuevas
tecnologías, como la cadena de bloques (blockhain).
De la misma manera resulta imprescindible buscar
nuevas herramientas para atraer capital evitando que estos provengan de la
Unión Europea como ocurre en la actualidad. Así mismo, se debe construir una
infraestructura paralela que no se ubique en Occidente, lo cual genera una
debilidad extrema para los recursos financieros que pueden ser objeto de
sanciones y bloqueos.
Por último, Kostin a fin de impedir el efecto
de las sanciones, sugirió establecer en algún país del golfo Pérsico un “hub”
internacional que funcione como alternativa de liquidación depositaria aprovechando
que esa región “cuenta con una gran concentración de capital”.
Empero, este proceso no se puede ver como un
asunto técnico, su trascendencia viene dada por las implicaciones políticas y
geopolíticas que genera. En el fondo, es expresión de la crisis de la hegemonía
estadounidense iniciada en la penúltima década del siglo XIX o, si lo vemos en
una perspectiva más amplia, podríamos hablar de crisis de la hegemonía de la anglósfera
comenzada en 1763 tras la victoria inglesa sobre Francia en la guerra de los
Siete Años y consolidada en 1815 tras la derrota napoleónica en Waterloo.
Sin embargo hay que decir que solo estamos en
los prolegómenos del proceso. Aunque en franco declive desde el punto de vista
estratégico en materia militar frente a Rusia y China, Estados Unidos todavía
conserva una fuerza bélica poderosa y un aparato cultural-mediático que
favorece su hegemonía. No obstante, como dice el sociólogo argentino Gabriel
Merino “ la disminución del 10% en los últimos
diez años del dólar como moneda de reserva y como medio de pago global muestran
un proceso que probablemente se profundice en los próximos años.”
Merino
agrega que se están creando condiciones para el desarrollo de un escenario
“multimonetario o de bloque de divisas”. Su argumento se sustenta en el hecho
de que la utilización del dólar como arma de guerra económica, acelera este
proceso. La propia Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos ha
dicho que: “Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, en particular
a Rusia, suponen un ´riesgo` para la hegemonía del dólar, para
lo que los países afectados están buscando alternativas…”. Aunque, según ella,
es difícil que esas alternativas sean conseguidas.
Merino observa que los “ciclos
de hegemonía en el sistema mundo capitalista, las etapas de su crisis y su
expresión en la órbita económica, se observa primero la pérdida de la primacía
productiva por parte del hegemón (aparecen nuevos ´talleres del mundo`), luego
en el comercio mundial y, por último, en la moneda y finanzas. Probablemente
estemos entrando a esa última fase y allí va a haber una disputa central, que
se definirá en relación a un proceso global”.
Es
decir la ruta de la desdolarización debe verse -tal como lo dijo el presidente
Xi Jinping- como un proceso amplio, signado por la necesidad de garantizar
seguridad y estabilidad en el planeta, lo cual resulta muy complejo cuando se
está viviendo una evolución en el sistema internacional que apunta hacia la
multipolaridad.
Una
diferencia con el pasado, es que esta mirada ya no sólo está circunscrita a los
países del sur. La participación de China y Rusia y del grupo BRICS como
activos protagonistas del proceso podrían ser la garantía de que esta vez sí es
posible avanzar en un procedimiento que fracture definitivamente a uno de los
pilares fundamentales de la hegemonía de Estados Unidos y de Occidente.
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.
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