El pasado esclavista de la España profunda monárquica franquista: desenterrando un siglo y medio de olvido
España fue la última potencia occidental en abolir la esclavitud. Lo
hizo en Cuba en 1886, donde había alrededor de 300.000 esclavos.
Personas con una pintura que representa a los
esclavos durante las celebraciones del Día Nacional de España, 12 de octubre de
2020.
El pasado esclavista de España está comenzando
a ser un tema de debate social después de más de un siglo de olvido y
en medio de un casi total desconocimiento histórico de la población sobre esta
materia.
Durante las últimas semanas en Cataluña se ha
reabierto la herida después de que la televisión pública emitiera el
documental 'Negreros, la Cataluña esclavista'.
El debate llegó incluso al Parlamento
regional, donde la diputada socialista Beatriz Silva afirmó que "rescatar
la memoria histórica es crucial" para brindar "la
posibilidad de que las voces que han permanecido calladas puedan ser
oídas" y haya "cierta reparación al reconocer las culpas".
La diputada se mostró sorprendida de que el
algunos sectores de la sociedad catalana "se critique esto",
"porque mantener silencio frente a hechos del pasado que nos causan
vergüenza impiden que como sociedad asumamos responsabilidades".
El esclavismo como impulso a la industrialización
Diversos estudios han demostrado que muchas de
las grandes fortunas catalanas del siglo XX provienen del
tráfico y comercio de esclavos, o del empleo de mano de obra esclava en
grandes plantaciones, sobre todo a partir de 1807, cuando los británicos
abolieron la esclavitud.
Algunas de esas fortunas son las del mecenas del reconocido arquitecto Antonio Gaudí, Eusebi Güell, que le dio nombre a varias de sus obras más características en la capital catalana, o la de Antonio López, proveniente de otra región española, Cantabria, pero instalado en Barcelona gran parte de su vida.
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El pasado colonial era más o menos conocido
para la sociedad española, sin embargo, el origen del crecimiento de
comerciantes que se basó en la esclavitud es algo mayoritariamente
desconocido, pues no ha formado parte del debate público en el último siglo.
Es algo que en el imaginario colectivo simplemente no pasó.
Lo que el documental sostiene es que entre
1817 y 1867 los catalanes estuvieron vinculados en el traslado de
alrededor de 700.000 esclavos desde África occidental al Caribe,
consiguiendo unos beneficios que estuvieron detrás de buena parte de la
industrialización de Cataluña durante el siglo XIX.
La última gran potencia en abolir la esclavitud
España abolió la esclavitud en 1837, pero no
lo haría en Cuba, último reducto del gran Imperio español junto con Puerto
Rico, hasta 1886, tan solo dos años antes que Brasil.
Si bien prácticas esclavistas continuaron
dándose en lugares de África y Oriente próximo, España se convirtió en la
última potencia occidental en abolir la esclavitud.
Sin embargo, los últimos estudios publicados
sostienen que se trató de una abolición que no se terminó de llevar a la
práctica, puesto que el comercio clandestino habría continuado durante
varias décadas más.
Casi dos siglos después han comenzado a
alzarse las voces para que el país afronte su pasado colonial y esclavista.
Así, en marzo de 2018, ya bajo la alcaldía de Ada Colau, el Ayuntamiento
Barcelona retiró la estatua del empresario naviero Antonio López y López,
primer marqués de Comillas, por su pasado esclavista.
En Cataluña fue un acto celebrado, aunque
también encontró críticas. Quienes festejaron la retirada del monumento aluden
a que tuvo un gran papel de intermediación en el tráfico de esclavos, a pesar
de que la actividad ya había sido prohibida. Los críticos alaban su labor
filantrópica, el impulso a la industrialización de Cataluña y sostienen que el
comercio con esclavos era una práctica extendida en la época.
Muy diferente es la percepción en su ciudad
natal, Comillas, en la región de Cantabria, donde los intentos de retirar otra
estatua que homenajea a Antonio López se han enfrentado con una gran
oposición ciudadana y política. El presidente cántabro, Miguel Ángel
Revilla, no solo se opuso a retirar la figura, sino que se ofreció a acoger la
que había sido retirada de Barcelona.
Las causas del olvido
Se cree que una de las causas de que este tema
no se haya encontrado en el espacio público español durante décadas es
que no existe en la Península una población descendiente de esclavos negros
africanos, a diferencia de lo que sucede en otros países que en los últimos
años, al calor de movimientos como Black Lives Matter, han afrontado sus
responsabilidades.
Así, en países como Holanda o Francia, la
población afrodescendiente tiene cierto peso y la sociedad civil habría
empujado para que se tomen medidas vinculadas con la memoria histórica por
parte de los políticos.
Además, en el caso del sur de España, la
mayoría de los esclavos procedían del Imperio turco o del norte de África,
cuyos descendientes se integraron en la población sin dejar huellas visibles.
Proponen indemnizaciones por esclavitud de 360.000 dólares en un estado de EE.UU.
De modo que en un país que aún tiene problemas
para lidiar con la memoria del franquismo y donde exhumar a las
víctimas de las dictaduras que yacen en cunetas o fosas comunes ha sido una
lucha de décadas, afrontar un pasado esclavista de tal envergadura es una ardua
tarea.
Un negocio lucrativo
Se estima que en el siglo XIX cada esclavo se
vendía por entre 2.600 y 10.000 dólares a precios actuales y
que en cada viaje hasta el Caribe se trasportaban alrededor de 1.000 esclavos.
Según un censo elaborado en 1871, cuando se
preparaba la legislación para la total abolición de la esclavitud en la
isla, en Cuba había 287.626 esclavos, dentro de una población que
apenas llegaba al millón y medio de habitantes. Además, se calcula que había
alrededor de 70.000 esclavos no inscritos en ese censo.
Ahora, con las cifras que representan la
tragedia sobre la mesa, el debate sobre qué hacer con este pasado, que lleva
varios años intentando abrirse paso, como demuestra que un canal de televisión
pública emitiera un documental sobre esta temática, se centra en qué se debe
hacer para cerrar este capítulo de manera adecuada.
En Cataluña, al igual que en otras regiones de
España y también a nivel nacional, se está desarrollando un plan de
acción contra el racismo. Así, no se habla de reparaciones económicas a
unas personas que hace demasiados años que fallecieron, sino de cambiar las
estructuras y transformar la sociedad, eliminando el racismo.
Otras naciones van por delante de España en
este sentido, aunque también han estado envueltas en la polémica. Por ejemplo,
en el Reino Unido hace cinco años vivieron un gran escándalo cuando se
descubrió que al abolir la esclavitud en 1833 se pagó una indemnización
a los dueños de esclavos que no se terminó de abonar hasta
2015. Lo que en la práctica suponía que los descendientes de los esclavos
estuvieron pagando vía impuestos a quienes esclavizaron a sus antepasados,
quienes no recibieron ninguna indemnización.
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