Echando un vistazo a la confrontación palestino-israelí ¿Hacia dónde apunta el conflicto estratégico? Hacia el genocidio de este digno y consecuente Pueblo Palestino.
Evidentemente, la respuesta a estas
preguntas y la explicación a estos hechos no se pueden encontrar en un análisis
de la coyuntura, ni tampoco a partir de criterios militares. Desde mi punto de
vista, se hace necesario tratar de buscar el sustento político estructural de
los acontecimientos a fin de encontrar pistas que expliquen la dramática
decisión del Pueblo Palestino de enfrentar a Israel en toda la línea. Así
mismo, es necesario entender la situación de Israel y su papel como agente principal
de la implantación geopolítica de Estados Unidos en la región, utilizando para
ello una ideología racista, excluyente y supremacista.
Se trata de un conflicto entre judíos sionistas
y palestinos surgido a finales del siglo XIX, que se insertó en la dinámica de
la guerra fría -por los intereses de las potencias- en el siglo XX y que una
vez, desaparecida la Unión Soviética, siguió su curso por la necesidad de
Estados Unidos de mantener un portaviones que le asegure el conflicto y la
guerra en una región que es la mayor compradora de armas del mundo y la que
posee la mayor cantidad de reservas de energía…todo ello sin importar los
anhelos, las decisiones, los sentimientos y las razones del Pueblo Palestino. Vale decir que judíos y árabes vivieron juntos
y en paz en esa zona durante muchos siglos.
En el contexto actual, el conflicto tiene
varias dimensiones, una de ellas es la política-social que se manifiesta por la
debilidad de varios actores claves de la pugna. En primer lugar, la impotencia
de Estados Unidos (máximo protagonista de la contienda) en el esfuerzo por
mantener el status quo en la región. Además de los problemas internos que tras
el fin de la administración Trump dejaron un país fracturado socialmente, e
inserto en una grave crisis económica y de salud, Washington enfrenta la
creciente presencia y prestigio de China y Rusia en el escenario internacional.
Así mismo, no ha podido controlar la
progresiva influencia del Eje de la Resistencia vanguardizada por Irán en Asia
Occidental, al mismo tiempo que pierde autoridad y capacidad de asistencia
distinta de la militar en Asia y África. Hasta en América Latina y el Caribe
considerado como su “patio trasero” además de la resistencia de Cuba, Nicaragua
y Venezuela, asiste impávido a una rebelión anti neoliberal/ nuevo orden
mundial capitalista en la región en la
que sus otros portaviones, Colombia y Chile hacen aguas ante la avalancha
liberadora de sus pueblos, al mismo tiempo que dos de los tres países más
grandes México y Argentina, apuestan por el encuentro y la integración
potenciadora de la región en el mundo.
En el caso del Asia Occidental y la África
musulmana, Estados Unidos ha apostado por la normalización de relaciones entre
sionistas y regímenes autoritarios, casi todos monárquicos, a fin de
proporcionar un colchón de seguridad al régimen de Tel Aviv dándole oxígeno
para que éste pueda volcarse al exterminio del pueblo palestino como forma de
expandir el territorito que ocupa por la fuerza para colocar asentamientos
ilegales en tierras usurpadas.
En segundo plano, se manifiesta la cada vez
mayor debilidad interna del Estado sionista. En el frente político, la
necesidad del primer ministro Benjamín Netanyahu de sostenerse en el poder a
cualquier precio, ha conducido a un gobierno inestable que no logra consolidar
una administración que proporcione gobernabilidad y paz a sus ciudadanos.
Hasta
Avigdor Lieberman exministro de relaciones exteriores y ex aliado de Netanyahu cuestionó
desde una posición todavía más extrema la debilidad de Israel, bajo el
liderazgo de Netanyahu ante las recientes acciones de los grupos de la resistencia
palestina contra los territorios ocupados. El ex ministro alerta sobre un eventual conflicto con Irán y/o el Hezbolá libanés. En
una entrevista con el canal 12 de la televisión israelí, Lieberman se
preguntó si “…en el
mundo árabe nos miran y se dicen a sí mismos que si la situación es así contra Hamas
¿cuál será la situación real de Israel contra Hezbolá e Irán?”.
De esta
manera, Lieberman (que también fue ministro de defensa) ponía en duda la
capacidad de Israel para enfrentar exitosamente una guerra simultánea en varios
frentes si se produjera una gran coalición musulmana para apoyar al Pueblo
Palestino. De la misma forma, este punto de vista establece el absurdo –según
él- que significa someter a Israel a esa prueba solo para que Netanyahu se
mantenga en el poder y evite ir a la cárcel por las decenas de casos de
corrupción por los que está siendo investigado. Al final, subyace la idea de
que la agresión contra el Pueblo Palestino solo responde a intereses de orden
interno. Lieberman lo dijo claramente: “El
objetivo estratégico de esta ronda de conflicto es mejorar el estatus de
Netanyahu entre el público israelí, para arrastrarnos a las quintas elecciones”
insinuando que podría ser él quien pueda formar un gabinete que dé por
terminada la parálisis política que enfrenta la administración sionista desde
2019.
A esto habría que sumarle las fuertes contradicciones entre Netanyahu y el bloque ortodoxo que a cambio de darle su apoyo para sostenerlo en el poder, exige condiciones cada vez más inaceptables por el gobierno, como no pagar impuestos y no servir en el ejército, frenando y hasta paralizando la modernización de Israel lo que ha contribuido a su debilitamiento.
Otra
expresión de la languidez del país se manifiesta al interior del ejército cada
vez más reacio a involucrarse en el genocidio del Pueblo Palestino. A las
decenas de soldados que se niegan a prestar el servicio militar, desertan y
hasta huyen del país, habría que agregar que este desaliento está haciendo
carne en ciertos sectores de oficiales que observen que ya no tienen la
superioridad bélica de antaño y que el poderío militar de las organizaciones palestinas
está aumentando hasta poner en jaque el dispositivo militar sionista.
La ocupación terrorista de Palestina por el Estado
sionista judío israelí constituía por crímenes de guerra de lesa humanidad, con
el objetivo único: el genocidio del Pueblo Palestino.
En una
entrevista para la agencia turca Anadolu, el ex piloto de la Fuerza Aérea
israelí, Yonatan Shapira, quien fue dado de baja del Ejército de su país en
2003 y hoy vive exiliado en Noruega afirmó que el Gobierno israelí y los
comandantes del Ejército son “criminales de guerra”. Shapira inició una campaña
que ha alentado a otros militares israelíes a renunciar debido a diferencias de
opinión con las políticas del país. Según afirma, como resultado de la campaña ”27
pilotos militares renunciaron a sus puestos en la Fuerza Aérea de Israel desde
2003”. El ex piloto señala que: “Cuando eres niño en Israel, eres educado de
manera militarista y sionista. No sabes casi nada sobre Palestina, no sabes
sobre el Nakba de 1948, no sabes sobre la opresión en curso”. Solo somos
enviados a “lanzar misiles y bombas en centros de ciudades palestinas” Shapira
dice que descubrió que sus acciones eran actos de terrorismo y que la ocupación
de Palestina es un crimen de guerra por lo que muchos oficiales de las fuerzas
armadas no están dispuestos a seguir participando.
De la misma manera, Gonen Ben Yitzhak, un
ex oficial de la agencia israelí de inteligencia "Shin Bet", en una
entrevista con Hebrew Channel 13
aceptó con amargura que “el estado de ocupación había fracasado en
el enfrentamiento actual con la resistencia palestina”, y aseguró que:
"Hagamos lo que hagamos, esta vez no habrá victoria, hemos sido
derrotados”.
En el mismo contexto, el comandante del sector oriental en el sur del
Líbano Kobi Marom, afirmó que el ejército israelí "no tiene la capacidad
de derrotar a Hamas, y no puede hacerlo desde el aire". La opinión
generalizada de muchos altos oficiales de las fuerzas armadas es que nuevamente
han destruido Gaza y masacrado a su gente, pero no han podido derrotarlos.
El poder
militar de Israel se ha fraccionado. Hoy es ostensible un descenso en su
capacidad militar, mientras que desde 2006 la resistencia árabe se viene
preparando, mejorando su armamento y su capacidad combativa. Los palestinos
fueron capaces de paralizar los aeropuertos, los puertos y el comercio en
Israel. Eso nunca antes había ocurrido.
En este
contexto, el gabinete israelí se reunió el pasado domingo 16 ante un creciente temor de que se produzca una escalada de múltiples frentes, lo cual genera “una profunda preocupación, especialmente porque
esto tiene lugar en paralelo a la continua batalla en Gaza” según informó el
periódico Israel Hayom. La prensa manifiesta que las agencias de seguridad del
régimen sionista consideran que los bombardeos aéreos son un expediente agotado
y que la única continuidad posible de las operaciones podría ser por vía
terrestre, lo cual haría entrar el conflicto en una dimensión de consecuencias incalculables.
Por esa razón, algunos funcionarios de alto nivel estiman que Israel
debe cambiar su punto de vista y proponer a los mediadores la búsqueda de un
alto al fuego. Según el canal de televisión libanés Al Mayadeen, el domingo 16,
un alto funcionario político israelí informó al analista
Barak Rafid, que se comenzaría a verificar “un movimiento en la posición
israelí con respecto al alto el fuego y el fin de la operación”.
La tercera
arista del asunto tiene que ver con la debilidad del Consejo de Cooperación del
Golfo formado por las monarquías árabes del Golfo Pérsico y de la autoridad de
Arabia Saudí en el liderazgo del mundo árabe y musulmán. Esto se manifiesta
–entre otras cosas- por la incapacidad de la alianza entre Arabia Saudí y los
Emiratos Árabes Unidos para dar por finalizada de forma triunfal la invasión a
Yemen. En realidad lo que ha ocurrido es una profunda división entre ambos, la
verificación de contradicciones insalvables en el manejo de la guerra, mientras
que, por el contrario, los avances militares, diplomáticos y políticos de los
rebeldes hutíes del Yemen son paulatinos.
Esto hace que
la ruta petrolera marítima del Golfo Pérsico, el Golfo de Adén y parte del Mar
Rojo estén bajo vigilancia de Irán y su aliado Yemen, lo cual se ha verificado
en la imposibilidad de que barcos estadounidenses y sionistas puedan actuar a
sus anchas en las cercanías de las aguas territoriales iraníes. Además, desde
el punto de vista estratégico, el control por parte de Irán de esa importante
arteria comercial marítima fija una espada de Damocles a los países petroleros
árabes ribereños del Golfo Pérsico en caso de que se desate una guerra en la
región.
Por otro
lado, esta debilidad de estos países, actores relevantes en el conflicto
palestino-israelí ha comenzado a producir un cambio en la correlación de
fuerzas regional y transformaciones insospechadas hace sólo unos meses en los
vínculos entre actores recientemente enfrentados. Es así, que la alianza
estratégica Arabia Saudí-Egipto (uno de los ejes sobre el cual giraba la
política regional) está dando paso a una impensada coalición entre Egipto y
Turquía otrora enemigos y ahora cercanos, lo cual potenciaría en gran medida la
resistencia palestina.
En la misma
dimensión o tal vez incluso en un nivel superior, hay que colocar el
acercamiento entre Arabia Saudí e Irán que reúne igualmente a dos grandes
potencias regionales ubicadas en las antípodas desde la mirada suní y chií del
islam respectivamente, lo cual los había colocado en posiciones antagónicas en
su política regional y que hoy están desarrollando un amplio marco de diálogo
que vislumbra la posibilidad de potenciar procesos en la región, en primer
lugar el apoyo a la causa palestina.
Toda esta
situación ejerce gran influencia entre los pueblos árabes y musulmanes, en
particular en el papel que pueda jugar Irán y el Eje de la Resistencia en la
potenciación del conflicto estratégico con Estados Unidos e Israel su
representante en la región. La jugada de Estados Unidos fue buscar la
normalización de las relaciones entre países árabes e Israel, lo cual puede ser
muy peligroso para la causa palestina.
Los pueblos
de los países que normalizaron sus relaciones con Israel se comenzaron a
preguntar ¿qué había ocurrido para que el enemigo ahora sea amigo? ¿Cómo los
gobiernos de esos países convencen a sus pueblos que la situación cambió? Sin que puedan encontrar respuestas creíbles y
aceptables. Ubicados en lugares contrapuestos están los pueblos de los países
que resisten. Yemen, dice que está saliendo victorioso de su batalla contra los
invasores gracias a Irán, Líbano opina que puede resistir la presión sionista
gracias a Irán; Siria ha impedido el derrocamiento de su gobierno y ha logrado
la casi total victoria contra las organizaciones terroristas con el apoyo de
Irán; Irak se ha atrevido a abogar unánimemente por la retirada de Estados
Unidos del país gracias a la alianza estratégica que ha establecido con Irán. Y
estamos hablando de un país acosado, agredido, sancionado y saboteado a pesar
de lo cual ha tenido la capacidad para ejercer un influjo positivo en la
voluntad de resistencia y lucha de los pueblos…pero faltaba Palestina.
Hay que
recordar que la respuesta a las acciones agresivas de Israel contra los
palestinos se produjeron el jueves 6 de mayo, día anterior al último viernes de
Ramadán cuando se conmemora el Día Mundial de Al Quds y hay que rememorar que
esa celebración surgida en 1979 -hoy mundialmente aceptada- fue una iniciativa
del Ayatola Jomeini en Irán como manifestación de solidaridad con el Pueblo Palestino y de oposición al
sionismo y al control israelí de Jerusalén.
Para nadie es un secreto, que ni los palestinos ni los musulmanes han
renunciado a la recuperación de la ciudad santa y sagrada de Al Quds para los
árabes, Jerusalén para los judíos y los cristianos. Israel quiere instalar ahí
su capital. Esta diferencia sustancial solo se puede “solucionar” a través de
una gran guerra, de no mediar el cumplimiento de las resoluciones de Naciones
Unidas y el respeto a acuerdos internacionales que permitan una solución pacífica
favorable para árabes y judíos. El principal obstáculo es el sionismo.
Los hechos acaecidos en las últimas dos semanas son la expresión de la
preparación de los palestinos y los pueblos árabes para esa gran guerra cuyos
únicos responsables- en caso de producirse- serán Estados Unidos y el régimen
sionista. Los días recientes han sido testigos de los ataques con misiles a
Israel desde Gaza, la lucha anti ocupación de los árabes de Cisjordania y las
ciudades mixtas dentro de Israel.
Así mismo, se han observado grandes conglomeraciones de ciudadanos
árabes que se solidarizan activamente en las fronteras de Jordania y Egipto con
Israel en el Sinaí. En Líbano, Hezbollah se encuentra en alerta máxima ante los
provocadores ejercicios militares de Israel en el norte del territorio ocupado
que incluso han ocasionado la muerte de un joven libanés. Por su parte, en
Siria, las Fuerzas Armadas y el pueblo de ese país están listos para recuperar
el territorio de 1200 km² arrebatados desde 1967 por Israel en los Altos del
Golán y que la ONU considera un territorio ocupado. El pasado 22 de abril se
produjo un ataque de misiles desde Siria contra Israel, uno de los cuales
penetró el hoy bastante desmerecido
“Escudo de Hierro” israelí haciendo impacto en las cercanías
de la central nuclear israelí de Dimona, ubicada en el desierto del Negev.
Todo esto podría considerarse como preparativos para la gran guerra, en
la que árabes y musulmanes consideran que tienen un papel que jugar. Tal
situación debería ser considerada un alerta y una señal para Israel si pretende
preservarse y preservar a su pueblo. Uno de las más ostensibles consecuencias
de esta confrontación de las últimas dos semanas es que los palestinos han
perdido el miedo y se los han traspasado a los israelíes cuyo gobierno hoy ya
no les puede garantizar la estabilidad y la tranquilidad que ostentaron durante
décadas. Difícilmente la podrán volver a tener en el futuro. Se tendrán que
acostumbrar a vivir en el marco de una virtual guerra que puede estallar en
cualquier momento.
¿Qué va a pasar si todos los árabes con el poder construido hasta ahora
decidieran recuperar Al Quds? Entre los árabes la región formada por Egipto,
Jordania, Siria y Líbano es llamada “el alicate”, solo falta Palestina para
cerrarlo. En esta ocasión la movilización fue mucho más allá que la de el Pueblo
Palestino solo.
Hace aproximadamente un año y medio, en un discurso, el líder del
Hezbolá libanés, Hassan Narrallah adelantó que era posible que en el futuro se
produjera una guerra muy fuerte que iba a ser necesaria para evitar el
exterminio del pueblo palestino anunciando que se estaban preparando para ella.
Dijo que era un escenario probable “objetivamente hablando”, asegurando que lo
que decía no era una invención alarmista, pero también afirmó que era posible
que esa guerra no se concretara.
Referendum: los ciudadanos árabes, cristianos, judíos en general en la Patria
Palestina ocupada, especialmente en Jerusalem deben decidir como quieren vivir
Este último escenario se podía producir si Estados Unidos entretenido en
sus juegos de guerra, se debilitaba internamente en tal magnitud que podría
perder capacidad de influir de manera decisiva en una confrontación de estas
dimensiones, lo cual generaría una situación favorable para los árabes, en la
que a Israel no le quedaría más “que hacer las maletas y marcharse”. Concluyó
aseverando que, lo único posible para evitar la guerra y lo mejor era realizar
un referéndum consultivo para que toda la población que vive en Palestina,
árabes, judíos, cristianos y no creyentes decidan como quieren vivir, creando
una convivencia y un ambiente de paz que permitan la prosperidad y la
felicidad.
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