El ejército de Luksic
Por Eduardo Contreras/ escritor, académico,
comunicador social, jurista/ Barómetro Latinoamericano/ADDHEE.ONG
Cuanto sucede en nuestro tiempo al interior de instituciones
del Estado tan fundamentales como son las Fuerzas Armadas y Carabineros es de
extraordinaria gravedad y debe llamar a reflexionar y opinar a los más diversos
sectores políticos del país. Es urgente salir al paso de lo que sucede y aunar
fuerzas para poner fin a tan delicada situación. Mañana puede ser demasiado
tarde.
Corrupción, ilegalidades, impunidad desviación de los fines y
propósitos para las que fueron concebidas, vínculos y dependencia de sectores empresarios
oligárquicos, complicidad con la política genocida de tiempos de la
dictadura cívico militar pinochetista, destrucción de evidencias de los
crímenes de lesa humanidad en nuestro país. Esto y más, ¿le parece algo
natural, normal, al lector? ¿O habrá llegado por fin la hora de tomar en serio
cuanto sucede y buscar soluciones de fondo a tan grave situación? No son cosas
del pasado, son del presente.
Fue sólo hace unos días que el juez Mario Carroza procesó y decretó la
detención de tres militares que, amparando a los criminales de la época, de los
que en los hechos se hacen cómplices y encubridores, quemaron archivos de la
Central Nacional de Informaciones, CNI, la ex DINA de Pinochet. El gravísimo
delito fue cometido en dependencias del Ejército conocidas como “Escuela de
Inteligencia del Ejército” y lo fue entre los años 2000 y 2001, época en que
las investigaciones judiciales producto de los juicios sobre derechos humanos
que llevaban adelante las agrupaciones de familiares con la asesoría de los
abogados de DDHH, apuntaban a la búsqueda de datos sobre el destino final de
los detenidos desaparecidos.
El autor principal de este nuevo crimen es el ex general de brigada y
director de inteligencia del ejército Eduardo Jara Hallad quien dio la orden de
revisar minuciosamente los archivos de la CNI y de quemar todo aquello que
resultara comprometedor para la institución. Orden que cumplió la entonces
teniente coronel Mercedes del Carmen Rojas Kuschevich, la que, tras revisar el
material que evidenciaba las responsabilidades institucionales, decretó que el
suboficial Luis Zúñiga Celis y el cabo Osvaldo Ramírez Lazcano llevaran los
archivos a la así llamada Escuela de Inteligencia que se encuentra en el pueblo
de Nos. Allí fueron incinerados uno a uno y por supuesto sin levantar las actas
respectivas a lo que les obligaban sus propios reglamentos y normas.
De todo esto estuvo debidamente informado el jefe del Estado Mayor
General del Ejército, Carlos Chacón Guerrero, quien avaló la artera maquinación
de ocultamiento de la verdad. Huelga comentar que, además, nuestro “glorioso” –
la reserva moral de la sofofa - (¿) ejército no colaboró en absoluto con
la investigación llevada a cabo por el juez Carroza.
Y todo esto en democracia en la medida de lo posible. Y todo esto
con pleno conocimiento de las más altas autoridades del ejército. Y todo esto
cuando los militares le rejuraban a los tribunales que no tenían información
alguna. Es decir, una canallada cobarde y un grave delito que se suma a las
graves violaciones a los derechos humanos cometidas por los uniformados en
nuestro país.
Queda en claro la complicidad del actual ejército con el ejército que
bajo las órdenes del sátrapa Pinochet horrorizó al mundo entero por la
brutalidad y sadismo de sus crímenes. Queda en claro que no han cambiado.
Suma y sigue. Como denunció el presidente de la Democracia Cristiana,
Fuad Chaín, el ejército también tuvo en sus manos los antecedentes del
asesinato del ex Presidente Eduardo Frei Montalva y también los destruyó. Los
antecedentes con nombres de los oficiales que asesinaron al presidente
Constitucional Dr. Salvador Allende Gossens, son reconocidos como héroes por el ejército.
Pero hay más. Porque fue en medio de la indignación provocada por el
correcto procesamiento del tribunal por este nuevo delito, cuando se hizo
público hace pocos días el Informe de la agencia periodística CIPER que,
documentadamente, incluyendo grotescas fotografías del magnate en uniforme,
denuncia los cuantiosos pagos que el multimillonario Andrónico Luksic hace
desde hace casi una década al ejército chileno a través de las diversas
fundaciones del empresario. CIPER, que tuvo acceso a documentos oficiales del
ejército, denuncia, entre otros temas, que una veintena de generales,
coroneles, mayores y tenientes del ejército chileno han estudiado en carísimas
universidades ¡¡por supuesto de los Estados Unidos entre ellas Harvard y
Georgetown, financiados con dineros del Grupo Luksic al menos desde el año
2012. Estamos hablando de muchas centenas de miles de dólares.
De los actuales miembros del alto mando del ejército al
menos tres han sido parte de los beneficiados. Son los generales Esteban
Guarda, German Arias y Christian Romero.
Informa también CIPER que no es lo único que financia Luksic al
ejército; por algo su Grupo está en el top 100 de los más ricos del mundo.
Viajes al exterior, hospedaje a oficiales en los hoteles de su propiedad en
diversas partes del mundo, vuelos en aviones privados del Grupo Luksic, etc. En
compensación, desde el año 2007 don Luksic es reservista de ¿“nuestro” o “su”?
ejército como parte de la primera generación del Curso de Aspirantes a
Oficiales de Reserva, un invento de 2 próceres no muy prestigiosos como son los
ex comandantes en jefe de la institución, Oscar Izurieta y Juan Miguel Fuente –
Alba.
Ha sido sugestivamente rápida la carrera militar del super
multimillonario que ya, 2 años después, en el 2009 era ascendido de alférez a
subteniente. Pero no paró ahí su carrera porque el 2016 fue ascendido a
teniente. Es de esperar que no llegue a Comandante en Jefe.
Cada curso universitario, aunque breve, tiene un costo aproximado de
entre 50 a 70 mil dólares por cada alumno. Y todos en EEUU, precisamente del
país de donde salió la orden para llevar a cabo el peor crimen de nuestra
historia como fue el golpe de Estado de septiembre del 73. Allí se forman, o
más bien se deforman, estos oficiales.
Sugerimos leer y estudiar el Informe de CIPER y recordamos además que
hoy mismo está en curso un proceso judicial que investiga estos ilícitos y está
a cargo de la jueza Romy Rutherford.
El mismo Informe se refiere además al hecho comprobado de que fue
precisamente desde las oficinas de Luksic donde salió el informe “big data” que
alertaba sobre la presencia extranjera en el estallido social chileno de
octubre pasado y las sucesivas movilizaciones. Igualmente alude a cómo el Grupo
Luksic ha reclutado para integrar directorios de su grupo empresarial a
diversos políticos como Rodrigo Hinzpeter, Soledad Alvear, René Cortázar,
Nicolás Eyzaguirre, Rodrigo Álvarez, Alberto Arenas entre otros.
Gravísimo lo denunciado que viene a confirmar lo que sucede al interior
de una de las principales ramas de las Fuerzas Armadas chilenas. Y todo esto
sin hablar por ahora de lo que sucede en Carabineros.
Es tiempo de meditar, de dar a conocer estas realidades, dialogar,
pensar en buscar soluciones. Y habrá que hacerlo ahora.
Lo subrayado es nuestro.
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