Elecciones en Colombia:
Un País Pintado, como el Chile de Piñera, la Argentina de Macri, el México de
Peña Nieto, etc. Todos factorías de la
globalización del capital, “el nuevo orden mundial, las piedras guías de
Georgia/USA”.
Nuestra solidaridad del Pueblo Chileno Allendista, al Pueblo
Colombiano del Sacerdote Camilo Torres Restrepo, del Jurista Jorge Eliécer
Gaitán Ayala, etc. y las miles de víctimas del perverso inhumano irracional y
criminal sistema capitalista salvaje globalizado. Una nueva y fraudulenta
elección, no cambiará nada en Colombia: Los ricos seguirán enriqueciéndose, y
los pobres enterrándose en la miseria. Nuestro destacado colaborador, el sacerdote
Eugenio Pizarro Poblete- ex candidato a la Presidencia de la República, por la
izquierda chilena, decepcionado por ésta-, un cristiano consecuente con el
Evangelio de Cristo, y la doctrina social de la Iglesia de los pobres,
puntualizó en la última farsa eleccionaria: “Para que nada cambie, para que siga la corrupción, el saqueo y la impunidad en nuestra Patria, por el capital buitre foráneo
y sus testaferros la oligarquía empresarial farisea y la taifa corrupta
castrense, los ocupantes de nuestro país llaman al Pueblo a una nueva elección. Yo no votaré, porque como deber moral estoy
con el Pueblo empobrecido, engañado, marginado,, traicionado y secuestrado por
una minoría, la clase politicastra, testaferra de la oligarquía empresarial
farisea sofofa”.
Por: Padre Eugenio
Pizarrro Poblete +
Elecciones en Colombia: Un País Pintado
Por: Gearóid Ó
Loingsigh*
Al final de la película La
Estrategia del Caracol, los “dueños” finalmente logran echar a la gente pobre y
abren la puerta del inmueble y encuentran que no queda nada, cuatro paredes
exteriores, no más, sin siquiera paredes interiores, y un mural de una casa con
el lema Aquí Tienen Su Hijueputa Casa Pintada. El 27 de mayo, los hinchas del
proceso de paz, la social democracia, las ONG entre otros, abrieron la puerta
del país y encontraron al candidato Duque, rodeado por Uribe, Popeye, el combo
de La Gata y demás criminales, sonriendo ante un mural que acababan de pintar y
su lema reza Aquí Tienen Su Hijueputa País Pintado.
Desde el 2012, nos vienen
diciendo que el país va a cambiar con el proceso de paz, que el campo será
transformado hasta tal punto que ni vamos a reconocer el país en que vivimos.
Académicos como Alejo Vargas, condecorado por su servicio al Ejército,
pregonaba el nuevo evangelio de bienestar y progreso, junto con otros de la
“social democracia” tibia que tiene el país, como Víctor de Currea-Lugo, Carlos
Medina Gallego, ONG como Indepaz, Arcoiris, partidos políticos como el hoy
moribundo Polo Democrático, entre otros en la larga lista. Inclusive metieron mano académicos
internacionales. Hace dos años tuve la desgracia de compartir plataforma con el
historiador francés Daniel Pecault, donde él afirmó que el proceso de paz nos
llevaría a un florecimiento del movimiento popular. El 27 de mayo encontraron a su país pintado.
Existe una leve posibilidad que
Petro gane en la segunda vuelta, pero la matemática no favorece mucho ese
escenario. Muchos de los votantes de Fajardo, son Uribistas tibios y no votarán
por Petro, Fajardo mismo es estirpe neoliberal y es poco probable que dé su
apoyo a Petro, y si lo hace será con poco entusiasmo. Fajardo, es un neoliberal sin motosierra.
Como gobernador de Antioquia no vacilaba en reprimir a los campesinos que
protestaban la construcción de la represa hidroeléctrica de Ituango, que casi
viene abajo en las semanas anteriores a las elecciones. Además, no existen
garantías de que la campaña de Duque no vuelva a cometer el mismo fraude que
hizo en la primera vuelta. La única esperanza de Petro es que el miedo al
retorno de los tiempos oscuros del régimen uribista, con sus asesinatos,
corrupción, criminalidad, estado paralelo de las fuerzas de inteligencia
policial y militar movilice a los que abstuvieron, ese 46% que no votó. Es
inútil lamentar el indiscutible analfabetismo político colombiano, en un país,
donde la pedagogía política se reduce, a comprar votos, prometer prebendas y en
este último caso el carismático caudillismo de un salvador. La izquierda siempre ha emulado a la derecha
en su forma de hacer campañas. Solo hay
que mirar el tráfico de puestos y proyectos en los tres mandatos de Bogotá
donde gobernó la izquierda.
¿Cómo llegamos a este punto?
Después del proceso de paz que
iba a transformar el país, ¿cómo es que hemos vuelto al 2002? Se debe, en parte, a la misma naturaleza del
proceso. En el proceso las FARC siguieron
los consejos de pazólogos que era más fácil llegar a un acuerdo de paz y las
negociaciones no eran públicas. Es
cierto, pero de esa forma el acuerdo es de las partes no más. Nadie se siente
representado, nadie participó y el acuerdo no tiene un respaldo masivo. La mayoría de los que votaron a favor del
acuerdo en el plebiscito no leyeron el acuerdo.
Pronunciamientos posteriores de varios políticos del Polo indican que
ellos tampoco lo leyeron. La gente estaba
cansada de la guerra no más.
Así los sectores sociales que no
participaron en la negociación no tienen nada que mostrar al mundo. Existe un acuerdo bastante nefasto en muchos
puntos y el gobierno ha incumplido en la implementación de los pocos puntos
positivos del acuerdo. Así el domingo pasado, no se jugó una visión del país,
sino las maquinarias electorales del Uribismo contra un candidato cuya
trayectoria es más bien electoral. El
proceso de paz no transformó el país y la ironía de las elecciones es que el
acuerdo incluye un capítulo sobre la participación política puramente
electorero para garantizar curules para las FARC y también de las víctimas
(aunque el Congreso incumplió a las víctimas y de nuevo quedaron excluidos.)
El proceso de paz y su
metodología no sirve a nadie más que a la burguesía, pues son los principales
beneficiarios del enfoque electoral, con la compra de votos, y la pasividad de
la gente. ¿Qué nos dicen nuestros
pazólogos? Nada. Como el Dr. Frankenstein se horrorizan ante
el monstruo que han creado. Aunque, por
lo menos en la novela, los moradores locales participaron activamente en la
quema del monstruo. Colombia es el país
de la pasividad, tendencia elevada a dogma por los pazólogos. Allí tienen su hijueputa país pintado.
Si logramos sobrevivir en la
segunda vuelta, se debe aprender la lección, la pasividad y lo electoral solo
favorecen a los ricos. Si la izquierda
quiere cambiar el país, tiene que botar a la basura sus prácticas clientelistas
y movilizar a la gente, y no solo para votar una vez cada cuatro años, y
tampoco para recibir las prebendas de uno u otro proyecto asistencialista de la
cooperación internacional. Dr
Frankenstein, se requiere visión y movilización más allá de llenar plazas en
campaña electoral, o vendrán de nuevo a quemar su castillo.
Por: Gearóid Ó Loingsigh*
(*) goloing@gmail.com
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