Por Hugo Bruschi.
“La delincuencia es un fenómeno social que se combate con más educación,
más trabajo y no con represión y cárceles para los niños y las niñas”
"No le pegue que es menor de edad, al contrario déjese pegar...es un
pobre niño marginado por la inhumana sociedad capitalista, Ud. debe
disculpar" cantaba una murga allá por los años 59-60. Eran tiempos en que
una banda capitaneada por el tristemente célebre "Cacho",
aterrorizaba las calles montevideanas. Mataron a un bombero, violaron a una
maestra dejándola con secuelas muy graves y uno de los integrantes apuñaleó al
"Zorro" un querido perro de policía, cuyo dueño vivía en Villa
Española. Y la Sociedad - al igual que hoy - exigía “mano dura” con los
delincuentes, no faltando claro está quienes proponían otras soluciones que
incluían campos de trabajo y reeducación para estos antisociales. O sea que hoy
no asistimos a ningún fenómeno del que no tengamos referencias. Ayer como hoy,
creemos hasta que alguien nos convenza de lo contrario, de que esto es el
resultado de la exclusión, de la postergación y de la miseria en todas sus
expresiones. Miseria económica, miseria del alma y miseria moral de una
Sociedad hipócrita que miró hacia el costado y que hoy contempla alarmada como
aquél "boomerang" del que tanto advertimos, hoy se vuelve con furia
contra ellos mismos.
Han asesinado obreros, jubilados, y todo aquel que se oponga a
ser rapiñado o robado en su propia casa. Hacen lo único que saben hacer, lo que
aprendieron y la violencia de sus actos, sólo tiene explicación en lo que vivieron
y vieron en sus hogares. Si es que a esos hacinamientos podemos llamarlos como
tal. Allí donde el padre borracho castigaba a la madre o violaba a su hija o
hijastra, en donde su madre se acostaba con el proveedor de pasta base, en
donde el padre nunca trabajó y estuvo más tiempo preso que con sus hijos. ¿Cuál
podría ser el resultado de estas experiencias? Lo anormal sería que fuera al
revés y se hubieran constituido en honrados ciudadanos, que la sudan para
parar la olla.
Recientemente 2 videos acaban de conmocionar a la "Sociedad Uruguaya". Uno de ellos relata la existencia de un infierno sólo comparable a los viejos leprosarios, alejados de la civilización. Allí sobreviven hacinados, olvidados muchas veces por sus propias familias, los llamados locos. Y muchas de esas familias se han enterado ahora gracias al video y a las denuncias del Movimiento La Salud para Todos, de las condiciones de vida de sus "seres queridos". Muy pocas son las familias que concurren asiduamente a ver a sus familiares allí internados. Tampoco es menos cierto que existen factores geográficos, económicos, etc. que hacen difícil la llegada. Pero dejando de lado estos aspectos no menos importantes, ¿desconocía la Sociedad Uruguaya la existencia de estos calvarios? ¿Nunca antes se habían interesado por conocer la vida de estos pacientes? ¿O será que reaccionamos ante el horror, sólo cuando la pantalla chica nos arruina la cena? ¿Cuando llevamos la milanesa a la boca, nos dicen que los enfermos comen de sus propios excrementos? ¿O cuando tomando el licor y preparando el terreno con nuestra querida o esposa querida, nos dicen que los pacientes se violan entre ellos? Seguramente se nos van las ganas de seguir… Uffff. ¡Qué asco todo esto! Pero cabe anotar asimismo, que esto no comenzó ayer, esta situación tiene más de 60 años como mínimo. Un familiar trabajó allí y ya por entonces aparecían ahogados en las aguas del Santa Lucía. Eran locos... ¿a quién mierda le podría importar?
Recientemente 2 videos acaban de conmocionar a la "Sociedad Uruguaya". Uno de ellos relata la existencia de un infierno sólo comparable a los viejos leprosarios, alejados de la civilización. Allí sobreviven hacinados, olvidados muchas veces por sus propias familias, los llamados locos. Y muchas de esas familias se han enterado ahora gracias al video y a las denuncias del Movimiento La Salud para Todos, de las condiciones de vida de sus "seres queridos". Muy pocas son las familias que concurren asiduamente a ver a sus familiares allí internados. Tampoco es menos cierto que existen factores geográficos, económicos, etc. que hacen difícil la llegada. Pero dejando de lado estos aspectos no menos importantes, ¿desconocía la Sociedad Uruguaya la existencia de estos calvarios? ¿Nunca antes se habían interesado por conocer la vida de estos pacientes? ¿O será que reaccionamos ante el horror, sólo cuando la pantalla chica nos arruina la cena? ¿Cuando llevamos la milanesa a la boca, nos dicen que los enfermos comen de sus propios excrementos? ¿O cuando tomando el licor y preparando el terreno con nuestra querida o esposa querida, nos dicen que los pacientes se violan entre ellos? Seguramente se nos van las ganas de seguir… Uffff. ¡Qué asco todo esto! Pero cabe anotar asimismo, que esto no comenzó ayer, esta situación tiene más de 60 años como mínimo. Un familiar trabajó allí y ya por entonces aparecían ahogados en las aguas del Santa Lucía. Eran locos... ¿a quién mierda le podría importar?
Luego tuvimos acceso a otro video, en donde pudimos apreciar la competencia
represiva del personal de ellos. ¿Serán éstas las soluciones que la
Sociedad tiene reservada para resolver el problema? Y hoy como ayer, tampoco
faltan las opiniones más diversas de cómo habría que resolver este tema: desde
los que piden plomo, hasta los que piden campos de concentración con cercas
eléctricas. Otros más intelectualizados y tal vez con pasado izquierdoso/stalinista
socialdemócratas, nos dicen que dentro del sistema capitalista (que ellos
mismos alimentan) no habrá solución alguna, por lo que tendremos que esperar la
llegada del Socialismo. Yo salí a la calle a ver si lo divisaba, pero no lo ví.
Tal vez perdió el ómnibus y llegará tarde...
Otros dicen que el problema es urgente y tendremos que rehabilitar a estos
delincuentes ya, incorporarlos a la Sociedad e inculcarles hábitos laborales.
Bueno, Agazzi está en la misma línea... tendremos que hablar con los que saben.
Pero la pregunta que surge inevitable, ¿es a qué Sociedad los vamos a insertar?
¿A la que se desarrolla día a día en los cinturones/cordones de las grandes ciudades,
al cante de Saravia u algún otro de última generación? ¿Incorporarles hábitos
de trabajo, para trabajar dónde? Todos los días leemos que gente que va
perdiendo sus fuentes de trabajo para incorporarse al ejército de los que
trabajarán por la comida. ¿Creen Uds. que este país está en condiciones de
emprender un plan de inserción en tales condiciones? Lo mejor será esperar
"al socialismo" –con la educación, la salud y la justicia social-, y
mientras tanto seguimos apoyando a los mismos que tenían la obligación moral y
el mandato popular para cambiar las cosas, por lo menos de intentarlo.
Pero la hipocresía ciudadana aprendida más arriba, no tiene desperdicios.
Hemos visto y oído como se maltrata, como se viola en las cárceles a los niños
delincuentes marginados. Esta realidad patética representa. ¿Podrán seguir
llamándose el “combate contra la delincuencia” que ignora a la delincuencia
como fenómeno social? Este combate hipócrita sólo tiene una solución:
Educación, trabajo, atención médica y vivienda digna para la gente marginada.
Porque por encima de si habían o no, lineamientos claros, órdenes firmadas
a seguir, nadie en su más sano juicio puede justificar una golpiza, mucho menos
un Sindicato. También la hipocresía tiene otras formas de manifestarse, ahora
es común escuchar "los pibes", "los pequeños", "los
adolescentes" y lo hacen con tal ternura que hay que tener un pañuelo a
mano, cual si miráramos alguna telecomedia. Mentira, mentira como decía el
tango, la gran mayoría de esta Sociedad hipócrita, apoyó sin confensarlo la
golpiza, vieron en los represores a vengadores que les hicieron sentir de su
propia medicina. Para no hablar de los familiares de las víctimas de estos
"pibes", quienes en su sed de venganza justa, no reparan que estos
también son de algún modo víctimas de esta Sociedad podrida. La Vidriera no
duda que en todo este escándalo, tirarán algunas cabezas a la arena del circo
para calmar los ánimos. Tal vez algunos represores irán a la cárcel o perderán
sus trabajos y tal vez lo tengan merecido. Pero aquí hoy como ayer, el culpable
no "es el que apretó el gatillo" por más asco que nos produzca. Si de
culpabilidades se tratara, la Justicia tendría que investigar a ministros y
presidentes de hoy y de ayer por su responsabilidad en todas estas cosas. Que
hicieron, en que destinaron los dineros que el Pueblo les confió para
administrar. ¿Se lo robaron y la justicia “en la
medida de lo posible” mira para otro lado?
Un profe del Chile del compañero presidente Salvador Allende Gossens
brutalmente asesinado, afirmó certeramente “la hipocresía es un homenaje que le
rinde el vicio a la virtud”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario