El conflicto en Ucrania. Repercusiones para América Latina y Venezuela.
Revisar diariamente las páginas de la
información internacional, dan cuenta de un mundo que se debate ante lo que se
ha dado en llamar sanciones o, dicho de otra forma, el planeta debe forcejear
ante la decisión imperial de hacer sufrir a los pueblos para imponer su verdad,
en este caso la verdad del 11% de la población mundial que pretende imponer su
sacro santo credo universal.
Ello ha ido acompañado por los intentos
de crear un “sistema internacional basado en reglas”, por supuesto, las reglas
que Estados Unidos decide y que todos deben acatar para sustituir al derecho
internacional y a una Organización de Naciones Unidas inepta e incapaz de
evitar la guerra, manejar la pandemia e impedir que las medidas coercitivas
unilaterales ilegales (mal llamadas sanciones) se hagan carne del comercio
mundial.
La OTAN incluso ha logrado poner a uno de
los suyos como Secretario General de la ONU, al punto que, violando todo tipo
de norma, Estados Unidos se ha atribuido la potestad de expulsar diplomáticos
rusos acreditados ante el máximo organismo internacional. La complicidad de
Antonio Guterres con su “alma máter” ha
llevado a su total silencio ante la posibilidad de que, una vez que Rusia ha
sido expulsada del Consejo de Derechos Humanos, ahora Estados Unidos intente
excluirla del Consejo de
Seguridad de la ONU como lo ha insinuado la subsecretaria del departamento de Estado
de Estados Unidos Wendy Sherman en una audiencia en el Comité de Asuntos
Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso..
La Unesco ha permanecido impasible ante
las medidas unilaterales de organizaciones y países contra artistas,
intelectuales y deportistas rusos. El Comité Olímpico Internacional (COI) que
junto a la FIFA y la UEFA son asociaciones mafiosas de corruptos que hacen
negocios con el deporte mundial, se han plegado a la OTAN poniendo en duda que
el COI realmente sea una institución promotora de la paz y del reencuentro a
través del deporte.
En materia financiera, la exclusión de Rusia
del sistema swift, el robo de sus activos mediante la figura de sanciones, el
congelamiento de sus reservas en el exterior, el cierre del espacio aéreo y de
los puertos de la Unión Europea para aviones y barcos rusos, la suspensión de la
asistencia técnica y suministro de piezas de los fabricantes de aviones
estadounidenses y europeos a aeronaves de líneas aéreas rusas, van exponiendo la
forma como organismos internacionales como la OMC, la Asociación Internacional
de Transporte Aéreo (IATA), el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial
entre otras, dan muestras de su obsolescencia, en tanto trabajan solo para el
11% del planeta a fin de que éste le imponga sus reglas a la mayoría.
La Federación Agraria Alemana (DBV) prevé que haya “aumentos de precios para los productos alimentarios de una
escala desconocida”. Pero a Washington poco le importa que los precios del petróleo, el gas,
la electricidad, el trigo, el aluminio, el acero, el níquel entre otros insumos
de primera necesidad se eleven a precios inconmensurables incrementando las
penurias de los ciudadanos del mundo. Tampoco pareciera que le concierna que la
estabilidad y nivel de vida de Europa, lograda tras casi cinco “esforzados”
siglos de saqueo y robo de sus colonias en África, Asia, América Latina y el Caribe,
se pongan en riesgo.
En lo que podría considerarse el más alto
nivel de irracionalidad jamás alcanzado, hasta los gatos rusos fueron
sancionados, imposibilitándole participar en concursos o ser sujetos de
adopción.
En un arranque de sinceridad, el 1° de
marzo pasado, el ministro
de Economía de Alemania, Robert Habeck advirtió
que las sanciones contra Rusia podrían causar un enorme daño a la economía
global. Y alertó en el sentido de que: “No se pueden imponer a Rusia
sanciones que el propio Occidente no podría soportar”.
Ese daño que según el ministro alemán,
podría afectar a la economía global, ya esta influyendo en América Latina y el
Caribe. Las violentas manifestaciones en Perú como consecuencia del aumento de
los precios de los combustibles, son una clara expresión de ello. Más allá de
la inestabilidad interna, tal vez Castillo sea el primer presidente que caiga
como efecto de la guerra en Ucrania.
Por otra
parte, los precios más altos de los alimentos y la energía,
junto con la escasez de suministros tendrán un costo inmediato para economías
de ingresos bajos y medianos como lo son las de América Latina y el Caribe.
Además de los efectos globales, los países con exposición directa al comercio,
el turismo y las finanzas sentirán presiones adicionales. De hecho, la CEPAL
estimó a la baja el crecimiento de la región para este año pronosticando un
2,3% desde un 2,7% que había estimado previamente. A más largo plazo, este
conflicto podría alterar en sus cimientos el orden económico y geopolítico
mundial si cambia el comercio de energía, se reconfiguran las cadenas de
suministro, se fragmentan las redes de pago y los países reconsideran las
tenencias de dólar como reserva. Aunque en una mirada opuesta, los países
exportadores de petróleo como México, Venezuela, Ecuador, Trinidad y Tobago,
Guyana y Brasil podrían beneficiarse de precios más altos.
En lo que a
Venezuela respecta, la guerra en Ucrania ha tenido repercusión inmediata cuando
una delegación del gobierno de Estados Unidos estuvo
en Caracas, el pasado mes de marzo, siendo la de más alto nivel que ha venido
al país en más de una década. Vale decir que, desde hace
varios meses, lobistas estadounidenses han estado trabajando para “suavizar”
las sanciones, señalando que para salir del atolladero energético, Washington
debía recobrar lazos con Venezuela.
Además del tema energético, la
delegación de Estados Unidos planteó la situación de ciudadanos de ese país
detenidos en Venezuela, entre ellos seis ejecutivos de Citgo, la filial de la
petrolera estatal venezolana PDVSA en Estados Unidos, presos desde 2017. Esta
visita, también podría entenderse como una clara movida de contenido electoral
de Biden de cara a los comicios de noviembre en Estados Unidos.
El presidente Maduro le dijo a
la delegación de Estados Unidos que cualquier arreglo que se hiciera, debía
partir por el levantamiento de las medidas coercitivas unilaterales, en
especial contra PDVSA. Si así fuera, les dijo a los estadounidenses, Venezuela
podría volver a producir 3 millones de barriles diarios de petróleo. Así mismo,
Maduro ha estado en contacto con el presidente Putin, así como con los jefes de
Estado de los países de la OPEP a fin de tomar decisiones para
estabilizar el mercado.
No obstante, debe considerarse
que el nuevo escenario mundial ha cambiado la situación de América Latina en
general. En ese contexto, Venezuela en particular está siendo influida por esta
nueva división mundial impuesta por Occidente. El presidente Maduro entendió
esta situación y lo conversó con el presidente Putin en dos conferencias
telefónicas sostenidas en febrero y marzo.
Por otra parte, el gobierno de
Venezuela está considerando que la invasión rusa de Ucrania ha llevado a
Washington a prestar más atención a los aliados de Rusia en América Latina, toda
vez que la Casa Blanca estima que podrían convertirse en amenazas a su seguridad
si se profundiza el enfrentamiento con Moscú. En esta lógica también se
inscribe el restablecimiento durante la primera semana de marzo del
funcionamiento normal de la embajada de Estados Unidos en Cuba y sobre todo sus
funciones consulares interrumpidas desde hace 4 años por el gobierno de Trump.
Pero el caso de Venezuela es
especial si se valora el hecho de que además de ser socio estratégico de Rusia,
es el país que guarda las mayores reservas mundiales de petróleo. Por ello,
cuando Estados Unidos y sus aliados comenzaron a considerar sanciones a las
exportaciones energéticas rusas para castigar al país por la operación militar
en Ucrania, voces prominentes de los dos principales partidos políticos
estadounidenses señalaron a Venezuela como un posible sustituto.
Esta visita generó un gran
escándalo en Estados Unidos. Trish Regan, presentadora de Fox, expresó en
Twitter: “Debemos considerar una forma de restablecer las relaciones con
Venezuela, hogar de suministros masivos de petróleo”. En el Washington Post,
Fareed Zakaria planteó desbloquear dos grandes fuentes de petróleo que actualmente
no llegan al mercado proponiendo “suspender las sanciones del ex presidente
Donald Trump a Venezuela e Irán”.
El viaje también ha significado airadas reacciones de los senadores Marco Rubio y
Bob Menéndez quienes han considerado esta visita como una traición y han pedido
a Biden no relajar las sanciones contra Venezuela.
Finalmente, como una secuela anexa de cara al futuro, habría que
considerar que esta visita podría haber significado el inicio definitivo del
desconocimiento de Guaidó por parte de la administración de Biden, lo cual
tendría profundas consecuencias en el entramado intervencionista que Estados
Unidos había construido en todo el mundo contra Venezuela, así como en las
negociaciones que el gobierno del presidente Maduro ha iniciado con la
oposición y que se están realizando en Caracas desde el mes pasado.
Lo
subrayado/Interpolado es nuestro
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