LA UTOPIA
ENTRE EL LIMITE Y EL CONCEPTO DE CONVIVENCIA, DE VIDA Y NO
VIDA:
Por Mariano sierra, abogado, escritor y analista internacional/Addhee.Ong
La
convivencia civil como un compromiso de vida ciudadana, participativa, social y
política.
Del
pensar de un prólogo de la filosofía griega extractamos...Nacemos de pronto,
también de pronto comenzamos a hablar y a reconocer el mundo. En un momento
fugaz descubrimos que somos alguien. En ese momento necesitamos instalarnos en
el mundo. Rápidamente advertimos que no estamos solos, hay otros muchos yoes
que también desean instalarse en el mundo, que buscan reconocimiento, respeto,
comprensión...
El vivir en convivencia es un llamado a todas las clases de los distintos ordenes sociales, para que reflexionemos. La convivencia implica conocer que allí se mueven pasiones, emociones, personas que piensan, que sufren, que consumen, que votan, que se divierten, que tienen necesidades, que se las han violado sus derechos, que carecen muchos de los mínimos necesarios, que viven en tal soledad, abandonados por el mundo y los gobiernos.
En
la comunidad de convivencia, nos movemos, nos sentimos, nos servimos, todos
aliados por amistad, por familiaridad, por patriotismo. Hablar de convivencia
hoy, da grima, da dolor, ante los dantescos episodios que viven tantos
hermanos, en nuestro país por desplazados que carecen de la protección del Estado
colombiano, otros que son asesinados sin razón, en el mundo también hay
desplazados, porque sus tierras, sus países han sido invadidos por el
terrorismo ante los ojos del mundo.
Los
caminos imposibles se miran para construir vida en futuros inciertos en medio
de alternativas de salvación, al amparo de la solidaridad de los pueblos, pero
el temor los asiste, pues se desplazan a tierras y culturas que no conocen,
donde les espera un renacer con esperanzas inciertas, pero añorando que entre
los posibles e imposibles, puede estar lo posible de una convivencia en paz. La
convivencia siempre está en proceso, el pensar se mueve en la conciencia entre
diversidades, en un complejo social y político de movimientos de libertad y no
libertad, aun entre factores divisionistas con imposibles categóricos, con
combates internos y externos.
En
la convivencia tiene asiento sine que non, el humanismo y la condición
humana para irrumpir con solidez a buscar la armonía ente los pueblos, no con
poder o fuerza, sino con rectitud y justicia. La convivencia crea, socializa
ideas, une en resistencia para desarrollar imposibles proyectos en medio de
rupturas y necesidades de cambio con la fuerza de una ética de convivencia
propia de un pueblo justo contra las desigualdades y los injustos
sociopolíticos. Mientras existan conflictos armados en las ciudades es
imposible una convivencia. Llenar las calles de policías o pagar a delatores.
Se volvió una solución grotesca, vulgar, incoherente, ridícula, incompetente,
falta de capacidad del estado. Hace unos días se nombraron para Bogotá cuatro
grandes coroneles con especialidades en delitos de seguridad general. Pero oh
sorpresa, aumento la criminalidad. Cortinas de humo en medio de mentiras es lo
que sabe predicar el estado para mostrar soluciones-
En
nuestra Colombia, hemos venido esperando la convivencia que no ha podido ser,
pues la violencia de estado y los conflictos han desfigurado todo intento. Se
requiere la cultura de la convivencia que combata los detractores de la armonía
a fin de construir una sociedad de orden donde se dé la pedagogía para respetar
al otro. Convivencia sin violencia es la esencia de la no violencia. En
Colombia la violencia es una forma de vivir, es una forma de construir
historia, no de contarla como nos lo recuerda una guerrera de la independencia.
La convivencia que nunca ha sido fue absorbida por la fuerza de lo inexistente
democrático que ha diluido todo proceso de paz.
Vivimos
en un mundo de grandes impactos sociales y políticos, donde se destruyen las
formas de vida, donde la guerra desplaza naciones sacrificando vidas, culturas,
costumbres haciendo que todo cambio se licue, esto es, que la convivencia se
desvíe de sus cauces, se desborde sin ninguna solidez que permita encauzarla en
el tiempo y el espacio, que recobre el sentir la vida. Esta visión de
convivencia trasciende las sendas de lo rural y lo urbano en medio de discursos
sin recursos, en medio de conclusiones donde se devela la falacia pública.
Vivir,
convivir al decir de Erich Fromm se consigue con espíritu humanista, donde se
logre la solución de los conflictos sin miedo a la libertad, asociando luchas y
resistencias para no decaer en la fe o la confianza y en la esperanza. O como
ovejas sin pastor, sin gobierno, con una patria a la deriva.
Vivir
en comunidad no ha sido de ayer, de hoy, y como vamos a futuro tampoco. Muchas
publicaciones se pronuncian al respecto, resaltando que hoy se vive a
velocidad, donde lo que importa es el comercio, el consumismo, no se proyecta
una reivindicación que empodere la comunidad donde se continue conciencia
contra la injusticia y las leyes injustas. La falta de convivencia implica que
se ejerza una desobediencia civil no violenta y en conciencia que produzca
cambios de políticas públicas donde la manera de vivir no impacta la capacidad
humana de crear armonía construyendo conciencia colectiva, sin competencia,
fijando posición de la existencia de un gobierno que coadyuve a la convivencia.
Tener Estado en Colombia es más peligroso que no tenerlo.
Tener
en cuenta la bioética es clave en la convivencia como conducta humana que promueva
principios con relación a la interrelación con los demás, con el ambiente
social y con la naturaleza. La filosofía antigua nos legó saberes para la vida
dentro de la patria. El Lic. José Martí Pérez nos señala que … Patria es humanidad, es
aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó
nacer. Gandhi aporto diciendo que para superar todo cambio.... la mejor manera
de encontrarnos es perdernos en el servicio a los demás.... Observamos aquí que
el humanitarismo desecha los regímenes que están por fuera de una humana
convivencia democrática.
La
filosofía antigua nos deja saberes- Desde Roma, desde Grecia llegaron sabias
meditaciones. La escuela de Sócrates, Platón,Aristóteles, Zenón, Epíteto, Seneca,
Marco Aurelio surcaron los continentes con sus pensamientos. Los estoicos
fueron una escuela que hizo crecer su principio encarnando virtudes y valores.
Todos estos grandes pensadores nos introdujeron en la política humanista,
arriándonos al cómo vivir, al cómo controlar las emociones y el cómo nos
orientamos para el buen vivir en medio de las adversidades. Hoy, cursa una
sociedad que se enfrenta a teorías, ideales, ideologías y dogmas que provocan
desestabilización a la convivencia, creando oportunismos temerarios, usos de
sofismas de distracción y los discursos retóricos que buscan interponer ideas
que desvirtúan la realidad. El decaimiento de la verdad por la falacia
mentirosa diluye la capacidad para armonizar el ambiente social y político y la
generación de proyectos. El acontecer sofista crea contradicciones y
argumentaciones relativistas que hacen variar el tejido social y sus
interrelaciones mediante habilidades nefastas.
Los
imperios decaen por crisis y por los colapsos incontrolables. Crisis y colapsos
llevan a la democracia a un retroceso cuyas características socio políticas
pasan por naturalezas que enmarcan diferencias sustanciales, pero con igual
grado de desajuste. Las distintas divisiones ideológicas agudizan las crisis.
Estas divisiones son expeditas para que las clases dominantes las aprovechen a
su favor. Las crisis sociales sufren alteraciones donde hoy surgen nuevos
métodos como los usos algorítmicos donde a través de captura de informaciones
de los usuarios ciertos grupos obtienen resultados para muy altos beneficios,
sin que existan control alguno del Estado, aunque este también acude a este
método.
Crisis
dentro de las crisis, realidad desnuda llena de incertidumbres ante la
impotencia de un régimen que solo ofrece promesas engañosas y falsas gestiones
públicas que nadie cree, ante un sistema económico rumbo al colapso. Crisis y
colapsos se arropan con una polarización neoliberal que contagia letalmente. El
sacrificio social llega a los límites, mientras la reactivación económica solo
llega al poder financiero y económico y a los corruptos. Los derechos humanos
reciben el impacto del abuso de los poderes. Por doquier el régimen solo se
pronuncia con impuestos, con abusos, con desigualdades y violencia estatal
hacia los más débiles-
Una convivencia social además de la asociación
comunitaria, requiere que se tenga una ciudad estructurada para brindarle a la
comunidad el mejor bien vivir y el respeto para todos los derechos
constitucionales, y un régimen honesto y confiable.
Hoy
políticos, gobernantes y sociedad en general se mueven y se proyectan bajo
perfiles de magia, de ilusiones, espejismos que van exponiendo mensajes y actos
de odio y contradicciones. Los discursos del estado se llenan de luces y
colores naranjas que se mueven bajo direcciones populistas llenas de falsedad y
de cinismo político. La comunidad llegara a sus objetivos de convivencia cuando
cada miembro cambie con su posición de rebeldía, porque la rebeldía forma una
nueva conciencia y una revolución que finca sus acciones bajo la destrucción
total, estructural de lo existente, lo que obligaría a pensar que vendría un
nuevo poder. Pensar en solo reformas solo cambian las fachadas, esto es, que
seguirán otras mismas posturas políticas., como se dice tape y tape pero la
estructura sigue igual generando tan solo utópicas sensaciones de cambio, de
esperanza donde todos se acomodan.
Una
convivencia social hace alusión a obligaciones y deberes para todos los actores
públicos y privados, correspondiéndole a la comunidad la desobediencia civil,
la objeción, la rebeldía y la resistencia cuando el estado imprime su carácter
déspota, violatorio de leyes humanas o cuando fija normas impopulares que van a
afectar a la comunidad. Con las desobediencias se asume una justificación
política en un régimen que desconoce la democracia, la ética y la moral.
Convivir
en una sociedad donde las normas son violadas y donde el Estado incumple la
ley, la incoherencia hace presencia como forma de gobierno, constituyendo
modelos que no generan garantías de convivencia ni de estado. Este accionar en
su momento genero posturas por parte de Gandhi y de Thoreau al considerar la
práctica de la desobediencia civil y su justificación como de su rechazo a los
respectivos gobiernos sobre el manejo irreprochable en la formación jurídica
para llevar cabo la gestión pública.
También el General Libertador Simón Bolívar palacios y Blanco desde su
tiempo. Con claridad se trasladó a nuestra época, proclamando la necesidad de
instituciones hacia el cambio social hacia la formación de las nuevas
comunidades, las nuevas masas sociales, expresando además que un buen gobierno
es el que lleva felicidad al pueblo, seguridad, justicia y estabilidad
política.
La
convivencia social accede a que tengamos sociedad y Estados comprometidos,
participativos empezando por el voto responsable para eliminar de raíz la
cizaña política y los gobiernos imperiales que actúan contrario a la democracia
constitucional. Rebeldía social, voto responsable, participación ciudadana,
denuncias, marchas, protestas, plantones, derecho a no obedecer, resistencia
civil, desobediencia civil, fluyen entre otros, como una expresión de masas
contra un gobierno corrupto, falto de confiablidad, grotesco, carente de
pleroma público, de liderazgo, de realización social.
El
Movimiento
social, popular, la comunidad debe eliminar los gobiernos
dadivosos, generosos en apariencia catalogándose cual comerciantes de la
política, que permiten la impunidad, pues esos gestos son engañosos. Los
cambios sociales no requieren violencia ni armas. El cambio, es transformación
interior, de conciencia personal, el cambio es actuar con liderazgo en cada
gestión pública o privada. Las crisis, los colapsos y el caos de la pandemia
nos llevan a reflexionar prioritariamente sobre la convivencia. Después de
estas eventualidades, el mundo será otro y así lo reflejan los conflictos, la
decadencia de los derechos humanos, la pobreza, la ausencia de trabajo y de la
forma como tan copiosamente los grandes capitalistas han hecho crecer sus
riquezas sin ningún equilibrio social.
La
integración social se acompaña de un pensar libre y critico donde prevalecerá
la no violencia, que, por su praxis, incomoda porque ese proceso social exige
respeto, verdad. Justicia y coherencia. El poder económico exige e incrementa
día a día la vigilancia social en la mente, el cuerpo y en toda la esfera
humana, afectando con creces el orden del contrato social. Penetra esta
vigilancia de tal modo que se encarna carcomiendo la esencia humana y su
condición de existencia. Urge por ello la necesidad que la sociedad se
consolide con rebeldía y resistencia, cosa que desborde las fronteras del fin
del mundo que vivimos, para construir otro mundo posible.
La
convivencia social con sus armas democráticas son el empuje de una lucha contra
todo dogmatismo e ideología de partidos, con pensamiento dispuesto a provocar
el cambio que necesitamos. El cambio debe estar en los ejes que destruyan los
sistemas atávicos, más allá de los embrujos capitalistas que están destruyendo
el espíritu humano de una sociedad doliente y de una naturaleza que recibe la
brutal e irracional afrenta de las clases que hacen la guerra social.
Son
muchos los que profanan este proceder, ya que existen grupos políticos cuyas
ideologías y ambiciones gustan de los conflictos corruptos, acudiendo al poder
y al dominio escondiendo las realidades del país con diagnósticos y
contradicciones confusas. El pensamiento libre combate, denuncia, ya que esta
virtud pertenece al pueblo, al hombre oprimido, al hombre del devenir de
nuestra historia que siempre ha sido saturado con las sobras del capitalismo
salvaje. El pensar libre orienta hacia un nuevo mundo, mundo que existe en la
esperanza y el corazón de nuestros pueblos rebeldes que desde ha conocen el
camino de la liberación.
Que
viene, que hacer... Cultivar la rebeldía con la tenacidad y la fuerza de un
espíritu solidario para reconstruir, rompiendo las brechas y los confinamientos
que limitan la lucha de la no violencia. La utopía de vivir y de la convivencia
es producto de reflexiones sobre los hechos sociales que hoy se presentan como
infiernos dantescos que trazan procesos divergentes, y todo ello constituyen
paradigmas que se mueven en el espacio hacia una nueva sociedad, y esos
infiernos se tornan como implosiones y explosiones a los cuales hay que
enfrentar con la esperanza debida y responsable, donde el catecismo de la
historia nos ofrece toda topología de ideas. El vivir y la convivencia como el
destino de los pueblos va unida a la historia social y política. La teoría
política de lo posible son atavismos ideológicos profanos, donde impera el odio
de la razón humana.
Hay
vida, hay comunidad y hay convivencia cuando hay humanismo, trabajo, acción y
disposición de hacer país, aun en medio de los conflictos. Vivir convivir no es
solo un sentir humano, también se une a
ese encuentro aquellos seres no humanos, la naturaleza toda donde están
nuestros hermanos los sintientes y todo el componente estructural que hace
parte del sistema planetario, del cosmos y todas sus dimensiones, porque toda
esa vida natural, es vida, nos dan vida, engrandecen nuestra naturaleza humana.
Lo subrayado e interpolado es nuestro.
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