Estados
Unidos siempre necesita justificaciones, para lo injustificable.
Por
Sergio Rodríguez Gelfenstein/escritor, historiador y
analista internacional/ADDHEE.ONG
El devenir de
la historia ha demostrado fehacientemente que para desarrollar su afán
intervencionista y militarista, Estados Unidos ha buscado subterfugios y
construido falsas pruebas que la propia historia se ha encargado de desmentir o
de poner su condición falsa en evidencia. La manipulación de pruebas a fin de
conseguir un apoyo favorable de la opinión pública del país en primera
instancia, y la del mundo como soporte global de los desmanes
desestabilizadores, han sido una constante de la política exterior de Estados
Unidos desde que inició su involucramiento en los asuntos mundiales en el
desarrollo de su política imperialista a finales del siglo XIX. Valgan algunos
ejemplos que en diferentes momentos del siglo XX y en lo que va del presente,
muestran la continuidad de los falsos argumentos construidos para tal efecto.
La explosión del Acorazado Maine en 1898 en Cuba
En el año 1898, Cuba se encontraba en el
proceso de lucha por su independencia política de España. Económicamente,
Estados Unidos controlaba las principales propiedades de la isla y era el
primer comprador del azúcar cubano. En esas condiciones, aprovechó la debilidad
del gobierno colonial para irse introduciendo en los asuntos internos de la
isla antillana “apoyando” a los partidarios de la independencia con la
intención oculta de provocar una guerra contra España y arrebatarle sus
posesiones coloniales dejando a Cuba dentro de su zona de influencia.
A comienzos de 1898 el presidente McKinley
envió al acorazado Maine al puerto de La Habana para “proteger” los intereses
de los estadounidenses que en la isla pudiesen verse afectados por la lucha que
sostenían los independentistas cubanos. Este hecho fue avalado en Estados
Unidos utilizando la propaganda y manipulación mediática realizada por William
Randolph Hearst y Joseph Pulitzer dueños de dos de los principales medios de
comunicación y defensores connotados de las tesis imperialistas.
El 15 de febrero de 1898, en
circunstancias “extrañas” el Maine estalló frente al puerto de La Habana
perdiendo la vida 260 oficiales y soldados, de los 355 que había a bordo lo que
provocó el reclamo inmediato de Estados Unidos a España, responsabilizándola
por lo ocurrido (las investigaciones posteriores arrojaron que los españoles no
tuvieron nada que ver, se cree que fue
una explosión interna debido a la cantidad de explosivos que había dentro del
barco).
Hearst y Pulitzer se encargaron de
manipular este acontecimiento con el objetivo de que el gobierno estadounidense
tuviera el aval de la ciudadanía para emprender una guerra contra España, lo
que lograron cuando el gobierno de Washington envió un ultimátum -casi
declaración de guerra- a Madrid, obligando a ésta a iniciar hostilidades. Este
conflicto, conocido como guerra hispano–cubano-estadounidense, le dio la
posibilidad a Estados Unidos de intervenir ante el inminente triunfo de los
patriotas cubanos para producir una independencia mediatizada que se legalizó
posteriormente a través de la Enmienda Platt, lo cual permitió una descarada
injerencia de Estados Unidos en Cuba por sesenta años.
Filipinas 1898
Filipinas fue otro de sus botines de guerra. El gobierno de Washington
estaba influido por las tesis de Alfred Mahan quien afirmaba que Estados Unidos
como la gran nación que era, debía expandirse fuera de sus fronteras e
incorporarse a la carrera que mantenían las grandes potencias europeas “de
ocupar todos los lugares baldíos de la tierra”.
El gobierno estadounidense antes de los
acontecimientos ocurridos con el acorazado Maine y sabiendo que al igual que
Cuba, en Filipinas existían grupos que promovían la independencia, decidieron
reclutar a uno de sus líderes, Emilio Aguinaldo y convertirlo inicialmente en
uno de sus aliados. La flota estadounidense destrozó a la armada española, pero
todavía no tenían el control territorial, por lo que trasladaron de Hong Kong a
Filipinas a Emilio Aguinaldo (el cual estaba exiliado), para que organizara un
ejército filipino que en conjunto con soldados estadounidenses tomaran Manila y
expulsaran definitivamente a los españoles. Con la firma del Tratado de Paris
de diciembre de 1898, España cedió la soberanía de Filipinas a Estados Unidos.
Pearl Harbor 1941
El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó y
destruyó la base naval estadounidense de Pearl Harbor, en Hawái, hundiendo 18
barcos entre ellos 5 acorazados, con el saldo de 3.435 militares y civiles
muertos, convirtiendo este hecho en la justificación de Estados Unidos para
entrar formalmente en la segunda guerra mundial, sin embargo, es poco
mencionado que antes de este acontecimiento ya las relaciones bilaterales eran
muy tensas, no por las acciones imperialistas que había realizado Japón en
China sino por las medidas que Estados Unidos había adoptado unilateralmente
contra el imperio japonés.
Se sabe que los servicios de inteligencia
de la armada estadounidense conocían de la posibilidad de un ataque a la base
naval desde varios días antes de que el mismo se produjera, los radares en Hawái
detectaron los aviones japoneses, pero el alto mando dejó que ocurriera el
ataque y no hizo nada para evitarlo. La consecuencia de este hecho fue la
unificación de la opinión pública estadounidense a favor de la participación en
la guerra, por lo que el Congreso aprobó
la Declaración de Guerra contra Japón, y provocó que Alemania e Italia –a su
vez- hicieran lo mismo permitiendo de esa manera el crecimiento y
fortalecimiento de la maquinaria industrial estadounidense, convirtiendo a ese
país en la principal potencia militar del mundo.
El golfo de Tonkín. Vietnam. 1964
El golfo de Tonkín está ubicado frente a
la costa de lo que anteriormente se conocía como Vietnam del Norte. El respaldo popular en Vietnam del Sur a las
ideas y postulados de Ho Chi Minh aumentaba de manera considerable, tanto que
pusieron en riesgo la estabilidad del gobierno pro estadounidense rechazado por
la mayoría. Ante esta situación Estados Unidos decidió intervenir directamente
en el conflicto. A comienzos de agosto de 1964 una serie de acontecimientos en
el golfo de Tonkín “justificaron” esta intervención militar al acusar a Vietnam
del Norte de lanzar un ataque con torpedos al destructor estadounidense Maddox
cuando –según la información oficial– realizaba una misión rutinaria en aguas
internacionales, el 2 de agosto.
Dos días después se acusó nuevamente al
gobierno norvietnamita de querer torpedear al destructor Turner Joy. La mentira
del presidente estadounidense Lyndon Johnson y el secretario de Estado Robert
McNamara ante la opinión pública, sirvió como argumento principal para la
escalada del conflicto y el incremento de la presencia directa de las tropas
estadounidenses en la región. Con la aprobación del Congreso, se otorgó al
presidente Johnson “el poder para tomar las medidas militares que creyera
necesarias en el sudeste asiático”.
Granada, 1983
El 13 de marzo de 1979, el líder
revolucionario Maurice Bishop y su movimiento de la Nueva Joya, tomaron el
poder en Granada, instaurando un nuevo gobierno que no contó con el respaldo de
Estados Unidos. Washington comenzó a presionar congelando todos los créditos
internacionales de manera de ir creando un clima político propicio que debilitara
al movimiento popular.
En octubre de 1983, una conjura militar
encabezada por el vice primer ministro Bernard Coard logró derrocar a Bishop,
disponiendo su arresto domiciliario y posterior asesinato, lo que provocó una
revuelta social en la isla que derivó en la intervención estadounidense al
territorio de Granada. El presidente Ronald Reagan informó a la ciudadanía que
a causa del golpe de estado en Granada corría peligro la vida de un grupo de estudiantes
estadounidenses que cursaban sus estudios de medicina en la isla, por lo que se
hacía necesaria la presencia de sus tropas. Fueron enviados 7.000 soldados para
combatir a las fuerzas leales a Bishop que en términos numéricos no superaba
los 2.000 combatientes incluyendo colaboradores cubanos que se encontraban en
la isla.
El historiador estadounidense Howard Zinn
afirmó que un ex oficial de la CIA le había confesado que “la verdadera razón
de la invasión era una oportunidad que se brindaba a Estados Unidos (que quería
sobreponerse al sentimiento de derrota cosechado en Vietnam) para mostrar que si
era una nación poderosa”.
Irak, 2003
Después de las acciones terroristas
realizadas del 11 de septiembre de 2001
en que Estados Unidos fue golpeado por primera vez en su territorio, el
presidente George W. Bush, inmediatamente declaró “la guerra contra el
terrorismo”, afirmando que “no debemos hacer distinciones entre los terroristas
y los países que albergan a los terroristas”, y con el aval del Congreso, su
gobierno tuvo carta blanca para ejecutar acciones militares en cualquier parte
del mundo.
A Bush se le presentó el momento
histórico y la oportunidad “perfecta” para darle continuidad y concretar el
antiguo anhelo imperial de destruir al gobierno de Irak con el argumento falso
de que poseía armas de destrucción masiva, nucleares, biológicas y químicas, y
que era una de las naciones que albergaba y “protegía” a grupos terroristas,
entre ellos Al Qaeda, “responsable” del ataque contra las torres gemelas.
Fue así como sin declaración de guerra formal Estados Unidos
inició el 20 de marzo de 2003 el conflicto bélico contra Irak, toda vez que el
Congreso le confirió tal potestad al gobierno sin el aval del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas. Investigaciones posteriores demostraron con
claridad que tales armas de destrucción masiva no existieron y que todo fue un
argumento esbozado por las agencias de inteligencia para justificar la agresión
y ocupación del país árabe.
AUTOATENTADO TERRORISTA Y
DEMOLICIÓN CONTROLADA DE LAS TORRES GEMELAS, EL PENTÁGONO Y UNA ZONA AGRÍCOLA
DE PENSILVANIA:
EL COMPLOT TERRORISTA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DEL 2001.
AUTOATENTADO TERRORISTA DEL Contubernio RÉGIMEN ESTADOUNIDENSE/ CIA Y EL RÉGIMEN SIONISTA DE ISRAEL/MOSSAD: “EL FIN, JUSTIFICA LOS MEDIOS”, EL PETROLEO. LA MALDITA GUERRA IMPERIALISTA POR EL PETROLEO, LE COSTÓ AL PUEBLO DE IRAK, CASI UN MILLÓN Y MEDIO DE VÍCTIMAS INOSCENTES, NIÑOS, MUJERES, ANCIANOS, ETC.
VALPARAÍSO, 11 DE SEPTIEMBRE DEL 2018.
A casi dos décadas de éste brutal atentado terrorista, planeado y
ejecutado por el contubernio CIA/ USA y MOSSAD/ Israel que le costó casi tres
mil víctimas inocentes al Pueblo Estadounidense, nadie del régimen político
yanqui ha ordenado una investigación seria, ni menos que la autoridad
competente haya asumido la/las responsabilidades políticas. Hipócrita, cobarde
e inmoralmente, machacan a través de los medios mediáticos enajenantes de
incomunicación globalizados, que se trató de un atentado contra Estados Unidos.
La única verdad fue que el régimen de Bush con éste auto-atentado terrorista
pretendía legitimar su intervención militar posterior - con sus aliados de la
Comunidad Europea, y el régimen sionista de Israel-, a Irak y Afganistán con
grandes yacimientos de petróleo: “ El fin justifica los medios”.
Mefistofélicos, hijos de satanás, de la tiranía más despótica,
terrorista, desalmada del capitalismo salvaje globalizado, dueños de la
Celestina Universal: “Los ojos atónitos lo ve, la razón se escandaliza, pero la
compasión se resiste a creer lo que han hecho ustedes, lo que hacen aún, para
imponerle a la Humanidad su maldito ‘Nuevo Orden Mundial’, las Piedras Guías de
Georgia/ USA”, o son ustedes bárbaros o no saben lo que hacen”. Lic. José Martí
Pérez. Maestro Libertador de la Patria Continente, América Latina y el Caribe.
Nuestros Asociados de Alemania, México, Canadá y Estados
unidos nos han hecho llegar nuevas investigaciones en que se confirma que el
régimen de los Estados unidos y el régimen sionista de Israel, organizaron y
perpetuaron los ataques terroristas de una operación terrorista que denominaron
“bandera falsa”. Se cuestiona totalmente el informe gubernamental sobre la
causa del derrumbe de las torres gemelas, especialmente el edificio 7. Según
los cipayos del régimen yanqui, éste se derrumbó a consecuencia del incendio.
Esto no es posible, que un edificio de acero se derrumbe, por causa de grandes
temperaturas. El documento “The Conspiracy Files”, de la BBC precisa que los
informes del régimen de los Estados unidos carecen de veracidad. “cuarenta
y siete pilares internos, hacían imposible el derrumbe inmediato y total, con
un impacto aéreo”. Se concluye que los aviones no ocasionaron la caída
de las torres gemelas, sino que fue un demolición controlada. En ésta
“demolición controlada” se usó súper termita una mezcla de
óxido férrico y aluminio – Fe2 O3+2AL-,
que cortó por fusión las columnas de acero, y explosivos que se pusieron en
todos los pisos, que las derribó...
Los escombros de las Torres Gemelas, continuaron consumiéndose
durante largo tiempo después del derrumbe. La mayor parte del hormigón fue
pulverizado. Esto apoya la teoría de la demolición por la “súper termita”, ya
que ésta no se apaga por falta de oxígeno. El metal fundido que se encontró en
la base de las torres, evidencia el uso criminal de la súper termita. Como
colofón, el dirigente político alemán Andreas Von Bülow, miembro del gabinete
del Canciller Helmut Schmidt, y del Parlamento Alemán y antiguo Ministro de
Defensa, precisó: “que los ataques fueron realizados por los más altos niveles
del aparato de inteligencia de Estados Unidos y que usaron la torre 7 como
búnker de comando, la cual fue posteriormente
demolida para destruir toda evidencia y la escena del crimen”. Von Bïlow
acentuó, que el comando ejecutor estuvo integrado por los Servicios
Secretos de la CIA, del Mossad/ Israel, de Arabia Saudita y Pakistán…”
¿QUÉ CHOCÓ AL PENTÁGONO, UN AVIÓN COMERCIAL O UN MISIL?
¿La opinión pública internacional se sigue preguntando cómo un avión
Boeing 757, pudo haber chocado contra un edificio practicante invulnerable como
el Pentágono, sin dejar rastros? Las investigaciones no gubernamentales,
afirman que no fue un avión comercial, sino un misil. Más aún, probaron que fue
un avión comercial de American Airlines que colisionó con el Pentágono, pero
cuestionan que la maniobra hubiera sido llevada a cabo por una persona sin instrucción
de vuelo especializado que pueda ejecutarla. Aseguran que no fue un piloto de
“Al Qaeda”, sino del mismo Pentágono: Las cámaras de vigilancia del Pentágono,
capturaron dos videos de los que inicialmente se filtraron antes, durante y
después del impacto, pero ninguno muestra exactamente lo que impactó contra el
edificio de marras. Tampoco se observa ni restos de equipajes, ni cadáveres,
etc. sólo muy pocos restos del avión. Concluyen los investigadores no
gubernamentales, que en las fotos del Pentágono se puede apreciar computadores,
mesas, e incluso libros, sin el menor rastro de haber sido quemados.
El vuelo 93/ United Airlines, se estrella en las afueras de Shanksville/
Pensilvania. Según el informe gubernamental, fue causado por el intento de los
pasajeros de tomar el control de la nave – lo que Hollywood, como ya nos tiene
acostumbrados, hizo una película con ésta tragedia terrorista, evidentemente
como propaganda patriótica, exitista y autocomplaciente para el régimen yanqui
y la clase política-.Lo que verdaderamente ocurrió fue que la nave comercial
fue derribada por un caza de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos.
El cuarto avión implicado en los atentados, fue el único en no alcanzar
su objetivo: el Capitolio/ La Casa Blanca.
Como colofón, el prestigioso Director de Cine, Estadounidense Michael Moore, en su documental “Farenheit 9-11” revela las relaciones comerciales que la familia del ex presidente Bush de los Estados Unidos- padre e hijo-, mantuvieron con el líder fundador de Al Qaeda, Bin Laden. Estos negocios llegaron a su fin, según Moore por conflictos de interés – los oligarcas yanquis no tienen amigos, sino intereses-, y se necesitaba la fuerza militar para revivirlos, por/para lo cual, era necesario orquestar un atentado terrorista que justificara una intervención militar.
“En tiempos infames, como el actual en que reina la mentira, la
corrupción, la impunidad, la drogadicción, la degeneración, la prostitución
infantil, la pornografía, la telebasura, el consumismo, la falta de coraje
civil en la mayoría de las gentes por causa de la enajenación –‘La enajenación
es un síndrome que quien lo padece es inconsciente de la realidad que vive’,
decir la verdad es un acto revolucionario”.
Con esperanza y memoria,
Prof. Moreno Peralta/ IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
PS: Ensayo
traducido al Alemán, Inglés y Francés, por la Señora Gerda Böttcher, Directora de la Revista “Latinoamérica,
Un Pueblo Continente” Berlín/DDR. Y,
enviado por segunda vez a solicitud de nuestros asociados de Europa y
latinoamerica.
Libia, 2011
Libia siempre fue considerada como un
“país sospechoso de apoyar al terrorismo” y su líder Muammar Al Gadafi, enemigo
estadounidense a tal punto que el presidente Obama expresó públicamente su intención de “salir” del gobernante
libio.
En febrero de 2011, se iniciaron en la
ciudad de Bengasi una serie de manifestaciones exigiendo mayor libertad de
expresión. Al parecer, inspirados en lo que ocurrió
meses antes en Egipto y Túnez -acontecimientos bautizados como primavera árabe–
poco a poco estas manifestaciones degeneraron en actos de violencia,
responsabilizando por ello a Gadafi a través de una fuerte y manipuladora
campaña mediática realizada por medios de comunicación occidentales y la cadena
de televisión catarí Al Jazeera. Esto fue el inicio del proceso de
desestabilización en Libia, que llevó a la intervención de la Organización del
Atlántico Norte (OTAN) y al derrocamiento del gobierno de Gadafi. Sin presentar
pruebas, Estados Unidos acusó al “régimen libio” de asesinar a miles de
ciudadanos que exigían mayor democracia y alentó a que los rebeldes se
constituyeran en gobierno paralelo.
Venezuela. 2025.
En marzo de 2015, Venezuela fue declarada
por el presidente Barack Obama (demócrata) “amenaza inusual y extraordinaria a
la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos”. Esta
decisión se ha mantenido inamovible durante la administración de sus sucesores,
Donald Trump (republicano) y Joe Biden (demócrata).
El regreso de Trump a la Casa Blanca no
ha estado exento de contradicciones entre las variadas tendencias que pululan
al interior de la administración. Estas diferencias no han estado ajenas a la
política de Estados Unidos respecto de Venezuela. Los “revolcones” entre
neoconservadores, outsiders, amigos personales del presidente y MAGAs
(seguidores irrestrictos de la consigna de Trump “make America great again”)
están presentes en cada decisión de política exterior del rubicundo presidente permitiendo
la omnipresencia de los necoconservadores representados por Marco Rubio en la
política hacia América Latina.
El Secretario de Estado llamado por Trump
“pequeño Marco” desarrolla su accionar a partir de su visceral odio a Cuba,
Nicaragua y Venezuela. No es posible analizar en términos políticos la
irracionalidad de Rubio toda vez que su resentimiento, rencor y animadversión
hacia estos tres países, supera cualquier consideración. Excluidos de las
decisiones respecto de los temas más relevantes de la política exterior, los
neoconservadores han desatado toda su furia contra La Habana, Managua y
Caracas.
Como ha sido habitual en la política
exterior de Estados Unidos, en esta ocasión la administración Trump ha
esgrimido falsos documentos para argumentar acerca de una supuesta relación
entre el gobierno venezolano y el extinto grupo criminal “Tren de Aragua”. Para
ello han acudido a la Ley
de Enemigos Extranjeros de 1798, la cual establece que un combatiente foráneo
puede ser deportado sin proceso judicial cuando Estados Unidos esté en guerra con otro Estado.
Trump debía
demostrar que el “Tren de Aragua” era una organización direccionada por el
Estado venezolano. Sin embargo, el juez federal Fernando Rodríguez, quien por
cierto llegó al cargo designado por el propio Trump, dictó sentencia en contra,
argumentando que la aplicación de esta ley era ilegal ya que la misma solo
aplica cuando la nación se enfrenta a un ataque organizado, lo cual no es el
caso. Lo cierto es que el odio de la administración Trump hacia Venezuela se ha
manifestado como argumento para deportar
sin debido proceso a sus ciudadanos a El Salvador.
Se ha sabido que se
han producido debates internos dentro del gabinete de Trump sobre la base de
informaciones manejadas por las agencias de inteligencia que han verificado que no existe relación alguna entre el “Tren
de Aragua” y el gobierno venezolano. No obstante, el FBI -en total soledad- ha “demostrado” lo contrario. Esto fue
confirmado por la Directora de Inteligencia Tulsi Gabbard en una entrevista
reciente, donde afirmó que el tema fue discutido internamente. Gabbard defendió
la medida basada en el informe del FBI. En esa misma entrevista, la funcionaria
admitió que se estaba filtrando
información de esas reuniones a la prensa, incluyendo este tema de Venezuela.
El informe de las
agencias de inteligencia conocido extraoficialmente por la prensa, señala
textualmente que: "Mientras el
clima de permisibilidad permite que el Tren de Aragua opere, el régimen de
Maduro probablemente no tiene una política de cooperar con el Tren de Aragua y
no dirige los movimientos y operaciones del mismo en Estados Unidos".
El tema del “Tren
de Aragua” ya le había dado resultados positivos a Trump durante su campaña
electoral después que un video que mostraba
“criminales en armas” azotando a los habitantes de un edificio en Colorado, se
hizo viral. A esto habría que agregar también el caso de una estudiante de
enfermería que fue asesinada brutalmente por un "ilegal" venezolano y
que también fue noticia de primera página en todos los medios estadounidenses.
Este hecho fue utilizado por Trump para presentar a Estados Unidos como víctima
de asesinos y violadores migrantes.
A partir de entonces,
Trump creyó útil utilizar el “Tren de Aragua” como una muletilla contra Biden,
a quien acusó de mantener una política de puertas abiertas a la inmigración
prometiendo realizar deportaciones masivas cuando fuera elegido presidente, lo
cual se convirtió en su primera y más importante oferta electoral. Fue tanto así, que Biden debió ponerle freno
al paso en la frontera a último minuto
para tratar de detener el drenaje de votos que sufría su partido.
Y así como le
sirvió entones, ahora Trump procura que le sirva de nuevo ante lo que ha sido
un fracaso en su promesa de deportaciones masivas, verdadero trasfondo del
problema. Veamos. De acuerdo a cifras oficiales de la propia administración
Trump, existen alrededor de 30 millones de "ilegales" en Estados
Unidos. El presidente se ha propuesto deportar al menos 1 millón este año, pero
en lo que va de su mandato, solo ha expulsado a cerca de 53.250 personas (hasta
mediados de mayo). Estos datos podrían incluso
estar inflados, dado que el gobierno de Trump dejó de publicar las
cifras mensuales.
Trump ha dicho que
su prioridad es deportar a criminales, pero de acuerdo a datos oficiales
obtenidos por NBC, la mitad de los deportados no tienen registros que avalen
esa condición y más de la mitad de los actualmente detenidos, no tienen cargos.
Aun así, solo el año pasado el gobierno reportó que tenía identificado a medio
millón de migrantes "ilegales" con condenas penales. A este ritmo, la
meta de 1 millón es risible. Trump apenas podría llegar a deportar alrededor de
unos 100 mil por año, aunque algunos se atreven a pronosticar que pudieran ser
500 mil, lo cual sigue siendo un fracaso.
Lo cierto es que
las cifras actuales de Trump están muy por debajo de las deportaciones que
ocurrieron en los gobiernos demócratas anteriores. Según el Washington Post,
Obama deportó unas 400 mil personas al año, más de lo que Trump podría deportar
ahora. Las cifras de Biden son incluso superiores, llegando a deportar casi 700
mil en 2024.
Siguiendo la
tradición de su política intervencionista, Trump debe recurrir a la mentira
para justificar sus actuaciones. Una opinión pública como la estadounidense,
idiotizada por los medios de comunicación que exaltan la idea de “nación
elegida”, es fácilmente manejable y manipulable por el poder. El disfraz de su
política que sirve para ocultar la deshumanización de la misma, es parte del
ADN de su privilegiada clase política y de ese 1% que es quien verdaderamente
ostenta el poder. Pero para sostenerlo, siempre necesita justificaciones.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.


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