P. Eugenio Pizarro Poblete, 14 de
septiembre de 2016 a las 09:19
Chile tiene que recomenzar de nuevo,
pero con gente nueva, idónea, límpida y trasparente.
El presidente chileno Salvador Allende Gossens
a la puerta del palacio, durante el golpe de Pinochet (1973). (P.
Eugenio Pizarro Poblete).
“Olvidar no es cristiano”
El Presidente Salvador Allende se dirige al país la
mañana del 11 de septiembre de 1973 con estas históricas palabras que aún
resuenan en la conciencia de hombres y mujeres amantes de la democracia y la
libertad:
"Compatriotas: ésta será, seguramente, la última oportunidad en que
me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio
Portales y Radio Corporación.
"Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el
castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron...
soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, y el almirante Merino, quien
se ha auto designado comandante en jefe de la Armada, más el señor Mendoza,
general rastrero... que solo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al
Gobierno, también se ha denominado director General de Carabineros.
"Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no
voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la
lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que
entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser
segada definitivamente.
"Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los
procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y
la hacen los pueblos.
"Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que
siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue
intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que
respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo.
"En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a
ustedes, quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo,
unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su
tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante
Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando
con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y
sus privilegios.
"Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina
que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de
nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria,
a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra
la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para
defender también las ventajas que una sociedad capitalista le da a unos pocos.
"Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su
alegría y su espíritu de lucha.
"Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al
intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el
fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas,
volando los puentes, cortando las líneas férreas, destruyendo los oleoductos y
los gasoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
"Estaban comprometidos, La historia los juzgará.
"Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de
mi voz no llegará a ustedes. No importa. Lo seguirán oyendo. Siempre estaré
junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue
leal a la lealtad de los trabajadores y el pueblo.
"El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe
dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
"Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino.
Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende
imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán
las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad
mejor.
"¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
"Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi
sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una
lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".
Teología de la Liberación ante
la traición de los adinerados coludidos con clase política egoísta, que no
busca el bien común hasta hoy día, que administra una institucionalidad
ilegítima, herencia de la dictadura, después de una negociación con dictadura,
para saciar su hambre de poder, también, desde siempre unidos al imperialismo
yanqui. Todo fue una traición al único soberano de una
democracia, que es el único que puede sustentar una verdadera democracia.
Mientras políticos que pidieron el golpe de Estado, para recuperar el
poder conquistado por el pueblo soberano, encabezado por el doctor
Allende, quien buscaba instaurar el socialismo por una vía democrática,
esos mismos políticos que no se conformaron con perder el poder a causa del
triunfo de Allende. Instaron a los militares que hicieran el "trabajo
sucio" dando el golpe, para posteriormente exigir que le devolvieran el
poder perdido; no siendo así, el golpe cívico-militar duró 17 años,
entonces políticos, engañando al pueblo, lo llamó a movilizarse y a protestar
en las calles.
El pueblo que protestaba, creyendo en clase política, protestando tiene
mártires por la democracia. La dictadura reprimió salvajemente la
protesta legítima del pueblo que buscaba manifestar su disenso, fue
reprimida en agosto de 1983 por 18 mil soldados que Jarpa, hombre
de la dictadura cívico militar, envió para reprimir al pueblo. Y mientras el
pueblo sacrificaba vidas, a espaldas del pueblo, traicionándolo, la clase
política negociaba con la dictadura.
Se consumó la traición con un mal llamado "acuerdo nacional".
Fue un "acuerdo cupular" después de escondidas reuniones en Calera
de Tango. Chile de hoy es el resultado de esa negociación de la traición.
Por eso es mentira la acuñada frase del golpista Aylwin, que
llegó a la presidencia sólo con trampas en una elección de su propio Partido
que no ha sido ni demócrata ni cristiano, contrariando a sus fundadores.
Aylwin hablaba que gobernaba "en la medida de lo posible". Eso
es falso. Se gobernaba en la medida de la negociación de la traición. Y esto
durante más de 27 años ha sido la práctica politiquera de todos los gobiernos
desde Aylwin hasta el último de Bachelet. ¡Chile es una
gran mentira! ¡Está enfermo! ¡No es una democracia! Tiene una
Constitución y una institucionalidad ilegítima fruto de la negociación, con una
Constitución dictatorial, con sólo reformas cosméticas. Ésta protege a una
minoría de ricos y poderosos coludidos con políticos elegidos con el dinero de
los grandes empresarios, evadiendo impuestos y gobernando para proteger a los
privados empresarios. ¡Ha sido una gran corrupción!
Chile tiene que recomenzar de nuevo, aunque sea de cero, pero con gente nueva, idónea,
límpida y trasparente en honestidad y afanes democráticos. Tiene que haber una
Asamblea Constituyente elegida democráticamente, representativa del pueblo, que
haga una Nueva Constitución, eliminando todo vestigio de institucionalidad ilegítima
impuesta a sangre y fuego por la represión dictatorial con violaciones a los
derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
Hay que acabar con la impunidad. Hay que acabar con la globalización del
capital: "capitalismo salvaje" que privilegia a esa
minoría de privados y políticos egoístas, ansiosos de poder y dinero olvidando
al pueblo empobrecido. ¡Una minoría tiene secuestrada a una mayoría!
Chile debe liberase de estos dictadores que aplican una
institucionalidad dictatorial. ¡Chile es posible! ¡De ti depende!